Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


EL AHORRATIVO MOLOWNY

Página 103 de 107

EL AHORRATIVO MOLOWNY

Luis Molowny Arbelo, de ascendencia británica reflejada con claridad en su primer apellido, estuvo cuatro décadas en el Real Madrid. En primer lugar como jugador, luego como entrenador y después como manager general. El 8 de abril de 2001, con motivo del partido de Liga que enfrentaba a Las Palmas y al Madrid en el estadio Insular, Florentino Pérez, en su primer mandato presidencial, le impuso a Molowny la Insignia de Oro y Brillantes del club por su extraordinaria dedicación a la entidad madridista.

Luis Molowny era un hombre ponderado y bastante tímido. Le gustaba ir por la vida de puntillas, sin hacer ruido. El Real Madrid era para él como un miembro más de su familia. En su etapa de manager era tan ahorrativo, siempre mirando por la economía del club, que llegó a sorprender más de una vez a los empleados que tenían que abonarle los gastos. Alberto García guarda en su memoria lo que sucedía con Molowny al regresar de los viajes:

«En primer lugar tengo que decir que don Luis era una persona extraordinaria y un auténtico caballero. Cuando se desplazaba al extranjero para ver algún partido de la Copa de Europa o con la misión de observar a un jugador que nos podría interesar, al regreso iba al Departamento de Fútbol a pasar la nota de gastos. Casi siempre era yo quien le atendía y, por ejemplo, si se había desplazado a Alemania, me decía: "Taxi de mi casa al aero puerto y viceversa, tanto; comida, entre dos y tres marcos". "Pero vamos a ver, don Luis, ¿es que usted no come cuando viaja?". "Sí, Alberto, me he comido un bocadillo de salchichas".

»Hubo ocasiones en las que al volver de un viaje venía a verme y me comentaba: "No hagas nota de gastos porque donde he estado me ha invitado a comer y a cenar uno de los clubes de la ciudad que he visitado". Era incapaz de cobrar un céntimo de más. Una de las personas más ahorrativas a la hora de pensar en la institución».

LA DINASTÍA MARQUITOS: ABUELO, PADRE Y NIETO JUGARON EN EL MADRID

Marcos Alonso Imaz, conocido futbolísticamente como Marquitos, jugó en el Real Madrid de la época dorada ocho años (1954-1962), durante los cuales ganó cinco Ligas, una Copa de España, cinco Copas de Europa, una Intercontinental y una Copa Latina.

Uno de sus retoños, Marcos Alonso Peña, siguió los pasos de su progenitor y se alineó en los juveniles del Madrid y en el Castilla. Su padre, al comprobar que no era titular habitual, se lo llevó al Racing de Santander, equipo del que Marquitos llegó procedente del equipo blanco. «Yo creo que el padre de Marcos no tuvo paciencia. Pretendía que su hijo pasara al primer equipo lo antes posible. El chico tenía dieciséis o diecisiete años cuando se marchó del Madrid, sin tener en cuenta que en el juvenil A contábamos con una fabulosa línea media: Blanco, Ramírez y Gallego. Con un poco más de serenidad es probable que Marcos hubiera jugado en el primer equipo antes que en el Atlético de Madrid, del que luego se fue al Barcelona», nos comentó García Collado.

Por su parte, Marcos Alonso Mendoza, hijo de Marcos y nieto de Marquitos, también se fogueó en la cantera madridis ta. Jugó en el Real Madrid-Castilla, tras pasar por los juveniles, y el 4 de abril de 2010 debutó con el Madrid frente al Racing de Santander en El Sardinero. Sustituyó a Higuaín en el minuto 89 del partido y para Marcos junior fue una de las grandes ilusiones de su vida: jugar en el campo cántabro, donde anteriormente lo habían hecho su abuelo y su padre. En la temporada 2010-2011, el Madrid le cedió al Bolton inglés.

ALONSO, HIJO DE JOSÉ MARÍA AZNAR, NO PASÓ LA PRUEBA

Acompañado de su madre, Ana Botella, y ante fuertes medidas de seguridad, una tarde se presentó en la antigua Ciudad Deportiva un niño llamado Alonso Aznar, hijo de José María Aznar, que durante ocho años (1996-2004) presidió el Gobierno de España.

«En mi opinión -aseguró José Alberto García-, hubo un fallo. El día que el pequeño Alonso vino a realizar la prueba fue entre semana. Tenía nueve o diez años y sólo había jugado en el equipo del colegio. Aquel día jugó frente a un equipo de su misma edad, pero ya curtido en competiciones de su categoría. Ya se sabe que, a veces, los niños son muy astutos, listos, pillos… Si ven que el chaval no está algo baqueteado y además es hijo de un famoso no le pasan bola.

»Si la memoria no me falla, el pequeño Alonso fue recomendado por el directivo Juan Manuel Herrero. El chaval sólo estuvo dos días en la Ciudad Deportiva. Vicente del Bosque informó al club de que aún no estaba para entrar en la cantera y que intentara jugar en otros conjuntos. Por las categorías inferiores de la entidad han pasado hijos de famosos, políticos, ex jugadores del Madrid… En los informes nunca decíamos que no valía, sino que no estaba apto para nuestras categorías inferiores».

EL ENTRENADOR PILLÓ FUMANDO A JULIO IGLESIAS

El archifamoso cantante julio Iglesias fue integrante de los equipos infantiles y juveniles del Real Madrid. Jugaba de portero y, según los técnicos, tenía condiciones de llegar a ser un destacado guardameta. Iglesias compartió vestuario con jugadores de la talla de Velázquez, Grosso o De Felipe, que triunfaron en el primer equipo madridista. Un grave accidente de tráfico le dejo semiparalítico y sin apenas poder caminar durante dos años, lo que cortó de raíz su carrera futbolística.

La anécdota surgió un día de entrenamiento, cuando julio Iglesias, con toda tranquilidad, se estaba fumando un cigarro en una de las puertas de acceso a la antigua Ciudad Deportiva. Al ver llegar a Martín Landa, el entrenador que dirigía al juvenil A, en el que julio jugaba, se puso las manos atrás, escondiendo entre ellas el cigarrillo encendido. No se sabe si julio Iglesias se quemó algún dedo o la palma de la mano, pero sí quedó constancia de la fuerte bronca que le echó Martín Landa. Desde aquel día, al famosísimo cantante jamás se le vio fumando por los alrededores de la Ciudad Deportiva.

«A GROSSO NO LE DEIS LEÑA QUE ES DEL MADRID»

En diciembre de 1963 la situación económica del Atlético era angustiosa, pero peor la deportiva. El club rojiblanco se dirigió al Madrid con el fin de que le cedieran a Ramón Moreno Grosso, que jugaba en el Plus Ultra, equipo filial de la entidad madridista. El 10 de enero de 1964 se firmó la cesión del jugador hasta el 27 de abril del mismo año, tras el acuerdo al que llegaron los presidentes de los eternos rivales, Santiago Bernabéu y Javier Barroso, y que rubricaron Antonio Calderón y Manuel Morales, gerentes de ambos clubes.

Dos días después de lo pactado, Grosso debutaba con la camiseta rojiblanca frente al Murcia en el estadio Metropolitano. El debut fue como llegar y besar el santo. A ocho minutos del final del encuentro el Atlético perdía por 0-1, con gol de Lax. En un alarde de coraje, Griffa empató y finalmente Grosso marcó el gol de la victoria con una prodigiosa y espectacular chilena.

En las filas del Murcia jugaba Marquitos, tras dejar de pertenecer al Real Madrid la temporada anterior. El ex jugador madridista, antes de salir al campo, les dijo a sus compañeros: «A Grosso no le deis leña que es del Madrid».

RAÚL ENVIÓ UNA CARTA AL ATLÉTICO DICIENDO QUE QUERÍA IRSE AL MADRID

En el infantil del San Cristóbal de los Ángeles, barrio en el que se crio y creció, Raúl González puso de manifiesto su liderazgo entre los chavales de la barriada. El Atlético se llevó a la jovencísima promesa y en los dos años que estuvo en el club rojiblanco (1990-1992), primero en el infantil y después en el cadete C, Raúl demostró que era pillo y hábil con el balón en los pies y un goleador nato.

El Real Madrid seguía los pasos del joven artillero. Sobre todo Paco de Gracia, uno de los ojeadores del club, que no paraba de insistir a Ramón Martínez, director de la Sección de Fútbol, acerca de que había que ficharle sin perder un segundo. Acogiéndose a la normativa vigente, en la que un jugador en categoría cadete se podía negar a renovar por el club de origen, Raúl González envió una carta a la Federación Castellana, con copia al Atlético de Madrid, en la que comunicaba a ambas entidades que se quería ir al Real Madrid. La misiva iba firma da por su padre, don Pedro González. Antes de pasar al primer equipo madridista, Raúl jugó en el cadete y en dos equipos juveniles, el B y el C, de 1992 a 1994.

«OS VOY A LLEVAR A UN CHAVAL QUE LLEGARÁ A JUGAR EN EL PRIMER EQUIPO»

Miguel González, padre de Míchel, era uno de los ojeadores del Real Madrid, pero sus colores deportivos eran los rojiblancos. Un día llegó a oídos de Miguel Malbo, máximo responsable del Departamento de Fútbol del Madrid, que Miguel González había estado celebrando los éxitos del Atlético en una peña rojiblanca. Malbo montó en cólera y le dijo a José Alberto García que se pusiera en contacto con «Manzana», como cariñosamente llaman al padre de Míchel, y le dijera que una persona que era del Atlético no podía trabajar en el Madrid. Pasado cierto tiempo Miguel González tuvo un detalle que García Collado nos desveló:

«El padre de Míchel es un hombre extraordinario. Recuerdo que llamó por teléfono al Departamento de Fútbol y me dijo: "Os voy a llevar a un chaval que llegará a jugar en el primer equipo". Se trataba de su hijo, José Miguel González Martín del Campo, el famoso Míchel.

»Si mal no recuerdo, José Luis Rodríguez Laborda, un entrenador del que salieron muchos jugadores infantiles y cadetes, le hizo la prueba. A los pocos días Rodríguez Laborda me comentó: "Oye, Alberto, que este chico es muy bueno. A pesar de su corta edad, no veas cómo la toca".

»Le fichamos, pero yo no le dije nada a Miguel Malbo. A los seis meses más o menos, Malbo se enteró de que Míchel estaba en nuestra cantera. ¡En que hora no se lo dije! Me quería echar del Madrid. Tras conocer la noticia, cuando llegaba a la oficina, sobre todo los lunes, en un tono despectivo, me decía: "¿Estás contento con tu niño? ¿Va bien tu niño? ¿Crees que llegará lejos tu niño?". Al final se tuvo que rendir ante la evidencia».

Ir a la siguiente página

Report Page