Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


«¿A QUÉ HORA JUGAMOS?»

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«¿A QUÉ HORA JUGAMOS?»

En el colectivo de futbolistas, de todos los equipos del mundo, encontramos algunos muy comprometidos con su profesión… y otros no tanto. Hay quien entiende el fútbol como la herramienta que deben cuidar para disfrutar de un interesante estilo de vida, mientras otros olvidan lo que el fútbol les proporciona y se dedican más a disfrutar de la vida que a centrarse en su trabajo. Los hay que estudian al rival, ven partidos de otros equi pos, llegan los primeros al entrenamiento y se van los últimos… Y los hay que, como vulgarmente se dice, pasan de todo.

El protagonista de la presente anécdota, que mantendremos en un prudente anonimato, era un jugador del Madrid en los primeros años del siglo xxi. Un día, viernes para más señas, salió de la Ciudad Deportiva pasando por delante de los periodistas. Les dejó atrás, se despidió con una sonrisa cordial y, a los pocos metros, dio la vuelta y, ante la sorpresa de los «plumillas», les preguntó: «Oye, ¿a qué hora jugamos mañana?». Señal inequívoca de que para algunos el fútbol no es la prioridad principal. El futbolista en cuestión no duró mucho en el club.

BECKHAM LLEGÓ CON EL «SIETE»

Uno de los fichajes que más terremoto mediático ha provocado en toda la historia del Real Madrid fue el del inglés Beckham, procedente del Manchester United. Su condición de megaestrella más allá del firmamento futbolístico provocó que su aterrizaje en el conjunto blanco fuese seguido por casi todo el planeta. El jugador, capitán de su club y de la selección inglesa en aquel momento, llegó a la capital de España una mañana de julio de 2003. El morbo por verle congregó a numerosos fotógrafos, ávidos de captar su primera imagen en Madrid. Icono de la moda y de la elegancia mundial, David Robert Joseph Beckham -que así se llama- llamó la atención por su indumentaria: una moderna camisa y un no menos moderno pantalón que lucía un aparatoso roto. De inmediato se puso de moda ese descosido, el tradicionalmente conocido como «siete», número que, por casualidad, era también el dorsal que lucía en el Manchester y en su selección. No obstante, en el Madrid tuvo que renunciar al «7», puesto que era «propiedad» de Raúl. En su lugar Beckham vistió la camiseta blanca con un número exótico para la época: el 23. Un número más propio de la NBA que de un equipo de fútbol, pero que fue muy bien aceptado por los aficionados.

«DEVUELVA LA PELOTA CON UN TOQUE COMO SI FUERA CONTRA UNA PARED»

En la ciudad alemana de Stuttgart el Real Madrid renovó el 3 de junio de 1959 la gloria continental. En el Neckarstadion ganó al Stade de Reims por 2-0, goles de Mateos y Di Stéfano, y lograba la IV Copa de Europa consecutiva. Raymond Kopa jugó su último partido con la camiseta blanca y regresó al Stade de Reims, del que era la estrella cuando fichó por el Madrid.

A los treinta y siete minutos de juego Kopa cayó lesionado tras recibir una dura entrada de su compatriota Vicent. En la banda, mientras era atendido por el jefe de los Servicios Médicos del Madrid, el doctor López Quites, el delantero francés se negaba a regresar al terreno de juego.

Luis Carniglia, el entrenador madridista, dudoso y suspicaz, pensó que Kopa simulaba una lesión para no seguir jugando contra su ex equipo. Además de obligarle a volver al campo, Carniglia le dijo: «Cuando reciba la pelota usted se la devuelve a un compañero con un toque como si fuera contra una pared. ¿De acuerdo, Raymond?».

El jugador galo aguantó todo el encuentro, pero al finalizar el partido y entrar al vestuario el técnico comprobó, en presencia del doctor López Quites, que Kopa padecía una distensión de ligamentos en la rodilla izquierda.

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