Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


EL FICHAJE DE REYES

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EL FICHAJE DE REYES

José Antonio Reyes es un jugador de gran talento que, tras convertirse en el futbolista más joven en debutar en Liga con el Sevilla, comenzó una trayectoria profesional que le convirtió en una especie de trotamundos del balón. En la temporada 2006- 2007 recaló en el Real Madrid, y aunque no pudo demostrar del todo su valía, antes de buscar nuevos horizontes dejó para el recuerdo del madridismo los dos goles definitivos con los que el Real Madrid remontaba el último partido de Liga ante el Mallorca y se proclamaba campeón del torneo.

Antes de jugar en el conjunto blanco el futbolista utrerano protagonizó una simpática anécdota mientras aún era jugador del Arsenal. Unos imitadores de un programa de radio le llamaron por teléfono haciéndose pasar por Emilio Butragueño y le hicieron creer que su fichaje estaba ya decidido. Reyes no ocultó su alegría en antena ni sus deseos de jugar con el Real Madrid. Incluso su madre, a la que los bromistas pidieron que se pusiera al teléfono para cruzarla con el falso Butragueño, confirmó que el anhelo de su hijo era ser futbolista del conjunto blanco.

«MENOS MAL QUE EL MAQUINISTA ARMÓ UNA GRAN SINFONÍA CON EL PITO»

Pedro Llorente López, al que pusieron el sobrenombre de «Peris», desempeñó múltiples funciones en el Madrid, entre otras la de defensa del equipo entre 1919 y 1925, la de entrenador al sustituir a Juan Cárcer el 30 de octubre de 1926 y, sobre todo, la de haber sido un indiscutible utillero y jefe de almacén del Real Madrid.

En 1951, rememoró lo que pasó en un viaje a la ciudad de la Alhambra a principios de los años cuarenta del siglo xx:

«Salinos en tren de la estación del Mediodía (actualmente Atocha) y a mitad del camino más o menos descarriló el tren. Gracias a Dios sin consecuencias. Mientras esperábamos otro convoy que nos habían prometido los empleados de RENFE, Sauto, que jugaba de medio y era médico de profesión, se mar chó a través del campo a buscar comida en un cortijo que se veía en lontananza.

»El nuevo tren llegó antes de lo esperado y Santo no aparecía. Menos mal que el maquinista era un hombre simpático y comprensivo. Armó tal sinfonía con la bocina del tren que logró que Santo la oyera y, a todo correr, llegara a tiempo para reanudar el viaje».

A ZOCO Y FÉLIX RUIZ LES SACARON DEL CINE PARA FICHAR POR EL MADRID

Se escapaba el mes de mayo de 1961. Ignacio Zoco y Félix Ruiz ya habían comenzado a destacar en Osasuna. El primero era todo un valladar en el centro del campo o como cuarto defensa, además de su indiscutible carácter ganador. Virtudes, entre otras, que puso de manifiesto en las doce temporadas que militó en el Real Madrid. El segundo fue un interior de calidad, luchador infatigable y que siempre se ofrecía como apoyo de sus compañeros, cualidades que demostró con creces en las siete campañas que jugó en el equipo blanco. Al margen de la eficacia y profesionalidad de ambos jugadores, lo curioso fue la manera de fichar por el Real Madrid. Una originalidad que Zoco nos recordó como si la estuviera viviendo:

«Fue una tarde en la que Félix Ruiz y yo nos fuimos a ver una película. Él se marchó al cine Rex y yo al Príncipe de Viana. No recuerdo la película que estaba viendo, pero lo cierto es que cuando más interesante estaba se me acercó un acomodador y me dijo que me presentara en el club porque era muy urgente.

»Salí pitando y camino de la entidad osasunista, en la plaza del Castillo, junto a la Diputación, a unos 300 metros de las oficinas de Osasuna, me encontré con Félix Ruiz, al que también habían sacado del cine. "Dónde vas?", le pregunté. "Al club. ¿Y tú?". "También al club", le respondí. "¿Tú has hecho algo?". "Yo no. ¿Y tú?". "Yo tampoco". Con este diálogo y algo preocupados llegamos a la entidad osasunista.

»El presidente, jacinto Saldise, nos recibió en su despacho, en el que estaba Antonio Calderón, gerente del Madrid. Sin perder ni un minuto, Saldise nos dijo: ¿Dónde queréis marcharos, al Madrid o al Barcelona?". Nos miramos Félix y yo y al unísono exclamamos: "¡Al Madrid!". Nos inclinamos por el Madrid porque era campeón de Europa y pasaba por uno de los momentos culminantes de su historia.

»El presidente de Osasuna se refirió al Barcelona porque tenía un derecho de opción sobre Félix y sobre mí. Por tanto, éramos nosotros los que teníamos que decidir por uno u otro equipo. Ese mismo año, 1961, Félix Ruiz se incorporó al Madrid y yo lo hice al año siguiente. Allí volví a jugar al lado de mi amigo Félix, excelente futbolista, una gran persona y que, desgraciadamente, murió muy joven».

INCLUIDOS LOS IMPUESTOS: CABALLEROS, 40 PESETAS; DAMAS, 20

A ritmo de chotis, pasodobles y boleros, socios y simpatizantes del Madrid despidieron el año 1951 en la sede del club, en la calle de Valenzuela, número 2. Allí se brindó y se bailó hasta el amanecer. Los caballeros tenían que ir vestidos con traje de etiqueta. Las damas con traje de noche o mantón de Manila. Los precios, incluidos los impuestos, eran de 40 pesetas para los varones (24 céntimos de euro) y de 20 (12 céntimos de euro) para las féminas. Según la leyenda, todo un lujo por aquellas fechas.

LA ETERNA RIVALIDAD SELLADA CON IMPUNTUALIDAD DE LOS ROJIBLANCOS

Los dos equipos más representativos del fútbol madrileño iban a sellar su eterna rivalidad en 1905. En dos partidos amistosos se enfrentaron en la misma jornada. La revista Gran Vida dedicó a ambos encuentros esta reseña:

El día 28 de febrero jugaron los terceros equipos del Athletic Club de Madrid (sucursal del Athletic Club de Bilbao) y el Madrid, que empataron a uno, siendo éstas las alineaciones:

Madrid: Buylla; Wandosell, Chapí; Bolado, Robles, Aparici; Calzado, Leirado, Alcalde, Repullés y Meléndez.

Athletic Club de Madrid: Gondra; Cuth, Terrida; Alaiza, Rodríguez, Celaya; Rodríguez, Zubiría, Ortiz,Villamil y Artiach.

Un choque reñido, con un goal por cada bando. También el mismo día hubo un partido de desafio entre estos dos importantes clubs de la Corte. A las tres de la tarde era la hora convenida para empezar, pero el Athletic llegó con una hora de retraso al campo del Madrid, que fue donde se jugó. Esa falta de puntualidad extrañó mucho, dada la formalidad que caracteriza a dicho club. Pasadas las cuatro, el señor Berraondo, referee, dio la señal de empezar y los dos bandos colocáronse en el siguiente orden:

Madrid:Valls; Bisbal, Berraondo; Normand, Lizárraga,Yarza; Parages, Bisbal II, Prats, Revuelto yYarza.

Athletic de Madrid: Prado; Guititon, N. N.; Cárdenas, Murga, Moreno; Elósegui, Cortázar, Valdetarrazo, Astigarraga y Niles.

Pasaron los noventa minutos y quedaron igualados a uno.

«JUEGUE BIEN O MAL, TU MISIÓN ES TRAERTE A MOLOWNY»

A finales de agosto de 1945 Santiago Bernabéu viajaba en tren hacia Barcelona. En una estación del trayecto compró La Vanguardia, diario barcelonés, y leyó que un directivo del Barcelona había embarcado rumbo a Las Palmas para cerrar el fichaje de Luis Molowny, que comenzaba a destacar en el Marino. Bernabéu llamó a jacinto Quincoces, secretario técnico del Madrid, y le dijo: «Tienes unas horas para hacer la maleta, coger el avión y plantarte en Las Palmas. Allí, juegue bien o mal, le veas nervioso o tranquilo, encuentres dificultades o no, te traes a Molowny. Ésa es tu misión».

El Marino preparó un partido con el Atlético Las Palmas para que Quincoces viera en acción al jugador canario.Al enterarse Molowny de que un emisario del Madrid había ido a verle los nervios le traicionaron tanto que, según él, tuvo una de las peores actuaciones de su vida deportiva. «Señor Quincoces, este no es el auténtico Molowny; no sabemos qué le ha podido pasar, pero le aseguramos que tiene condiciones de gran futbolista», comentaron al unísono los directivos del club insular que acompañaban a Quincoces en un pequeño palco.

Al día siguiente, Luis Molowny fue citado en la sede de la modesta entidad canaria. Eufemiano Fuentes, presidente del Marino, en presencia del enviado madridista, le comentó a Molowny que acababa de fichar por el Real Madrid. «Cuando me pusieron delante el contrato -recordó Molowny- estaba tan nervioso que firmé sin apenas ver lo que rubricaba. Luego, más tranquilo, miré las condiciones: 175.000 pesetas de ficha anual, 3.000 mensuales y 500 pesetas por partido ganado. Al ver esas cifras el presidente del Marino y Quincoces comprobaron que me quedé tan perplejo que no podía ni hablar. En la operación el Madrid pagó al Marino 250.000 pesetas por el traspaso».

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