Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


LA EFUSIVA CELEBRACIÓN DE RAFA NADAL

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LA EFUSIVA CELEBRACIÓN DE RAFA NADAL

Rafa Nadal, el tenista más laureado de nuestro país, es un madridista confeso. El manacorí no ha ocultado nunca su pasión por el Real Madrid, y su imagen en el palco del Santiago Bernabéu es relativamente habitual, siempre que su apretadísima agenda deportiva se lo permite. Pero antes de ser una estrella mundial y disfrutar de los partidos en la zona noble del estadio, Nadal ya se escapaba cuando podía al Bernabéu para ver jugar al Madrid. En una de esas ocasiones, cuando apenas tenía dieciséis años, fue invitado a un palco privado junto a otro de nuestros grandes tenistas, Feliciano López. El Madrid jugaba aquel día contra el Deportivo de La Coruña.

El partido discurría con enorme intensidad y Nadal lo saboreaba con pasión tras los ventanales de aquel palco. El gol del Madrid desató la locura en el estadio. Nadal, eufórico, quiso escuchar el rugido alborozado del Bernabéu y abrió una de las cristaleras para oír con nitidez cómo celebraba la afición aquel gol. Pero tuvo tan mala suerte que dio un mal paso, tropezó y cayó rodando escaleras abajo. Sus compañeros de palco se quedaron lívidos al verle caer y bajaron rápidamente a socorrerle. El bueno de Nadal se había dado un tremendo batacazo que le dejó dañado todo el brazo, especialmente el codo, lo que le tuvo un par de semanas sin poder entrenar.

EL SECRETO DE MIJATOVIC

Mijatovic guardó a buen recaudo un secreto durante las horas previas a la mítica final del 20 de mayo de 1998. Dos días antes del partido el futbolista montenegrino sufrió un tirón en la pierna al saltar en un entrenamiento. El dolor era intenso, pero sus ganas de saltar al césped del Ámsterdam Arena eran aún más fuertes. Así que se aplicó él mismo un fortísimo vendaje, se subió las medias hasta arriba para que nadie le viera y acudió como si nada al último entrenamiento antes de la finalísima. Jupp Heynckes, que no sabía nada de las molestias de Pedja, le pidió que se quedara al término de la sesión ensayando penaltis por si eran necesarios al día siguiente. A Mijatovic le dio un vuelco el corazón, porque sabía que no podía forzar mucho más la pierna: «Yo no me quedo, misten», replicó al alemán. Y para que éste no insistiera ni se enfadara, le dijo muy serio: «Además no vamos a llegar a los penaltis porque voy a marcar yo y vamos a ganar la Copa». Para Pedja fue un alivio que Heynckes le hiciera caso y le dispensara de tirar penaltis. «Si llego a tirar me hubiera roto y no habría podido jugar la final. Pero nadie se enteró de aquello», reconocía tiempo después.

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