Las mejores anécdotas del Real Madrid

Las mejores anécdotas del Real Madrid


EL ENTRENADOR SUSTITUYÓ A SU GUARDAMETA

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EL ENTRENADOR SUSTITUYÓ A SU GUARDAMETA

Los amateurs del Progress luxemburgués, en la primera eliminatoria de la XXIV Copa de Europa, fueron una perita en dulce para el Real Madrid, que no tuvo piedad del modesto adversario: lo vapuleó en el Bernabéu (5-0) y en el Municipal de Luxemburgo (0-7).

En el segundo partido, a los catorce minutos, se lesionó Schaffer, guardameta del once luxemburgués. Ante la sorpresa general fue sustituido por su entrenador, Schroder, un cuarentón con prominente barriga y calva pronunciada. Cuando el portero se retiró del campo sólo había encajado un gol. Los otros seis los recibió el técnico luxemburgués.

«SOL SE PUSO DE RODILLAS ANTE EL LINIER Y EL PUÑETAZO DE JUANITO SE LO LLEVÓ ANTONIO RUIZ»

Sucedió en Suiza, en el estadio Hardturm, frente al Grasshopper. El Real Madrid viajó a la capital helvética con una ventaja de 3-1, conseguida en el partido de ida de la segunda eliminatoria de la XXIV Copa de Europa. En el encuentro de vuelta, celebrado el 1 de noviembre de 1978, el equipo blanco especuló con la renta obtenida en el Bernabéu y 2 goles de Sulser (minutos 8 y 83), el segundo tal vez en fuera de juego, dejaron al Madrid al margen de la competición europea.

En las protestas de los jugadores del Madrid por la posible posición ilegal de Sulser, el que más se significó fue Juan Gómez, Juanito, que intentó agredir al árbitro, Adolf Prokov, de la Alemania oriental. José Luis López Serrano, delegado del equipo y testigo de los hechos, nos contó lo que aconteció en el campo y en los vestuarios:

«Yo creo que Sulser marcó en claro fuera de juego, aunque eso no justifica la fuerte reacción de Juanito. Cierto es que en aquella ocasión, como en otras, perdió los papeles, pero también puedo decir que era una gran persona. En el campo sacaba a relucir su fuerte carácter y le podía más el corazón que la cabeza.

»Cuando Prokov dio por válido el gol de Sulser recuerdo que Sol se fue hacia la banda y se arrodilló ante el linier, rogándole que hablara con el árbitro. El juez de línea fue a consultarle y le dijo que había levantando el banderín señalando el orsay del jugador suizo. El colegiado no quiso saber nada de las explicaciones del linier y señaló el centro del campo.

»Al ver que todos los jugadores rodeaban al árbitro, salimos corriendo desde el banquillo Antonio Ruiz, el segundo entrenador, y yo. En aquel barullo Juanito intentó dar un puñetazo a Prokov, pero al interponerse Antonio Ruiz el que se llevó el golpe fue nuestro técnico.

»Después de terminar el partido hablé con el colegiado, pero no se avenía a razones y además no paraba de hacerme gestos. En el acta del encuentro había escrito que "el jugador Juan Gómez intentó agredirme; adjuntaré informe". El testimonio de Prokov lo conocimos cuando la UEFA sancionó a Juanito a no participar durante dos años en ninguna competición oficial. Luego, tras recurrir el club al Comité de Apelación, le rebajaron el castigo».

«EXCELENTE PARTIDO. STOP. FELICIDADES CLASIFICACIÓN. STOP»

El Derby County inglés fue la primera víctima en la leyenda de las grandes remontadas del Real Madrid en las competiciones europeas. En el primer acto de los cuartos de final de la XXI Copa de Europa (22-10-1975), el Madrid sufrió un severo correctivo en el estadio Baseball Ground, donde el Derby ganó por 4-1.

La abultada victoria presagiaba que el segundo acto sería de puro trámite para los británicos, pero el Madrid, con Chamartín a rebosar y en una noche mágica de fútbol, apagó los humos del Derby County. En el tiempo reglamentado el conjunto blanco les había devuelto la moneda a los ingleses (4-1), un resultado que igualaba la eliminatoria.

Cuando el reloj marcaba el minuto 99 de la prórroga, un Bolazo de Santillana, tras un certero disparo con el pie que sorprendió al guardameta inglés Boulton, puso en pie el estadio Bernabéu. El clamor de los aficionados se unía a lo que supuso la apoteósica remontada: la clasificación para la siguiente ronda europea.

Como lo cortés no quita lo valiente, según el dicho popular, el club inglés remitió al Madrid un telegrama al día siguiente del encuentro con estas 2 frases: «Excelente partido. Stop. Felicidades clasificación. Stop».

«MAIER IBA COMIENDO PAN COMO SI NOS DIJERA QUE ÉRAMOS PAN COMIDO»

Al conocerse el enfrentamiento entre el Real Madrid y el Bayern Múnich en las semifinales de la XXI Copa de Europa los aficionados españoles y alemanes se frotaron las manos. El doble duelo y el cartel eran de lujo. El primer choque terminó en tablas (1-1) en Chamartín. En el segundo, acontecido en el Estadio Olímpico de la capital bávara, el Bayern se impuso por 2-0. En aquella confrontación con el Bayern en Alemania aVicente del Bosque se le quedó grabada una circunstancia que así nos refirió:

«Además de la derrota y de quedar eliminados, cuestión que siempre duele a los jugadores, técnicos y aficionados, de aquel partido me quedó otro mal recuerdo por la incomprensible conducta de Maier, el guardameta alemán. En los prolegómenos del encuentro, cuando los dos equipos salíamos juntos hacia el centro del campo, Maier iba comiendo un trozo de pan. Nos miraba y no paraba de sonreírse. Enseguida comprendimos que el portero germano nos daba a entender que éramos pan comido. La actitud de Maier, más que descarada y provocativa, me pareció una chulería».

«NOS RECIBIERON COMO A UN JEFE DE ESTADO Y JUGAMOS EN UN CAMPO DE RUGBY»

Dublin sería el punto de partida del Real Madrid en la XXVI Copa de Europa. En la capital irlandesa el equipo blanco venció al Limerick por 1-2; en la de España al equipo irlandés le cayó un chaparrón de goles (5-1) que evidenció la diferencia que había entre uno y otro conjunto. José Antonio Camacho, en una de las numerosas charlas que mantuve con él, rememoró lo que ocurrió antes de jugarse el partido en la capital irlandesa:

«Cuando llegamos a Dublín el recibimiento fue como si hubiera llegado a la ciudad un jefe de Estado. Desde el aeropuerto hasta el lugar en que se encontraba el hotel donde nos hospedamos, una nutrida caravana de motoristas, con las sirenas destellando y sonando con fuerza, abría paso al autocar en el que íbamos los técnicos y jugadores del Madrid. Mirábamos por las ventanillas del autocar y la gente parecía alucinada.

»Si nos sorprendió aquel espectacular recibimiento, la sorpresa fue mayor cuando supimos que el partido contra el Limerick se iba a jugar en el Landsdown Road, un campo de rugby, deporte con tanta tradición en Irlanda. La verdad es que no hubo melés ni ensayos… Nosotros íbamos a jugar al fútbol, hicimos nuestro trabajo y regresamos a España con una victoria».

MADRID-DÍNAMO DE KIEV, PRIMER DUELO HISPANO-SOVIÉTICO A NIVEL DE CLUBES

En la XVIII edición de la Copa de Europa, tras eliminar al Keflavik islandés y al Arges Pitesti rumano, el Dínamo de Kiev y el Real Madrid fueron los dos equipos protagonistas de la primera confrontación hispano-soviética a nivel de clubes. El 3 de marzo de 1973 fue la fecha fijada para jugar en Kiev el primer partido, pero el clima de la ciudad ucraniana, cubierta con una espesa capa de nieve, hizo que el encuentro tuviera lugar en la localidad sureña de Odesa. Los soviéticos de entonces eran los «rojos» para los españoles, pero el que vistió con calzón y camiseta de ese color fue el Real Madrid.

En el estadio Central del Mar Negro, con cerca de tres grados bajo cero, el equipo blanco se defendió como gato panza arriba, aunque el gato que realmente pasó a la historia fue el guardameta madridista, Mariano García Remón, al que después de su formidable actuación se le puso el sobrenombre de «Gato de Odesa».

El equipo blanco sudó tinta para frenar la máquina del Dínamo de Kiev y lograr un esperanzador empate a 0, resultado del que García Remón fue el principal artífice. Dos semanas después, el 21 de marzo, el engranaje del equipo soviético chirrió en el Bernabéu. El Madrid fue superior en todo momento a los ucranianos y selló una justa clasificación con goles de los tres delanteros que Miguel Muñoz alineó: Amancio, Santillana y Aguilar.

«LES DIMOS LOS BOCADILLOS PORQUE NOS MIRABAN CON GRAN ANSIEDAD»

Con rumbo a Rumanía salió el Madrid a finales de octubre de 1972. El Arges Pitesti, que tenía en sus filas a un conductor de lujo, Dobrin, era el adversario a superar en los octavos de final de la XVIII Copa de Europa. En el primer choque,jugado en el estadio Primero de Mayo, el equipo blanco perdió por 2-1. La derrota quizás fue lo de menos, porque en Chamartín el Madrid se impuso por 3-1 sin problemas. Sin embargo, en aquel desplazamiento a tierras rumanas aconteció una serie de hechos que Carlos Alonso, «Santillana», nos recordó con esta cascada de frases:

«Nunca olvidaré el duro, largo y monótono viaje hasta llegar a Pitesti. Después de cuatro horas de avión, más o menos, el último tramo lo hicimos en autocar por unas carreteras lle nas de baches. Todo el pueblo estaba pendiente de la llegada del Madrid. Cuando nos bajamos del autocar comprobamos que había una gran pobreza y, por tanto, el nivel de vida era muy bajo.

»Al terminar el entrenamiento que realizamos la víspera del partido, recuerdo que nos regalaron una especie de bocadillos. Cuando salimos del vestuario se los dimos a la gente que se acercaba al autocar. Se me quedó grabado con qué ansiedad nos miraban. Eran tiempos muy dificiles en los países del este europeo».

POR PRIMERA VEZ EN SU HISTORIA EL MADRID NO PARTICIPÓ EN EUROPA

La temporada 1976-1977 representó un nuevo hito en la historia del Real Madrid. El 6 de marzo de 1977 se cumplía el septuagésimo quinto aniversario de la fundación del club. Aunque Santiago Bernabéu ya no gozaba de buena salud, se quería hacer una celebración que tuviera eco en los cinco continentes.

El Madrid inició la Liga en el Helmántico, donde venció al Salamanca con un paupérrimo triunfo (0-1). Este resultado era el presagio de las graves irregularidades que se sucedieron a lo largo del campeonato. La afición perdió la conexión con el equipo por su descafeinado fútbol; el ambiente se tornó muy incómodo para el entrenador, Miljan Miljanic, y para la junta Directiva. Santiago Bernabéu, debido a su salud, se recluyó en Santa Pola y dejó los asuntos del club en manos de Raimundo Saporta, Antonio Calderón y Agustín Domínguez, que le tenían informado de las cuestiones que no le pudieran afectar.

Al terminar la primera vuelta de la Liga el Madrid ocupaba la quinta plaza, a 6 puntos del Barcelona. Corrió el rumor de que Miljanic, que tenía en contra a la plantilla por el exceso en la preparación fisica, iba a dejar el cargo, pero Bernabéu salió en defensa del técnico montenegrino.

El 20 de febrero de 1977, tras la derrota en Burgos (2-3), con 2 goles de Juanito (que desde noviembre era jugador del Madrid, aunque siguió en el equipo burgalés hasta finalizar la campaña), se daba por hecho el cese de Miljanic, pero él mismo salió en su propia defensa: «No voy a dimitir. Tengo contrato en vigor, soy un profesional, mi conciencia está tranquila y, además, la directiva me respalda. Aquí los que un día te ponen en los altares, al siguiente, si pueden, te crucifican».

El equipo descendió hasta la décima posición y Chamartín se convirtió en un foco permanente de cánticos y gritos contra el entrenador y la directiva. El crispado ambiente aumentó cuando en la penúltima jornada el Atlético de Madrid empataba a uno en el Bernabéu y se proclamaba campeón de Liga.

Era la despedida a una triste y aciaga temporada que el Real Madrid terminó en octava posición. Un lugar que suponía, por primera vez en su historia, no participar en ninguna de las tres competiciones continentales que estaban vigentes: Copa de Europa, Recopa y Copa de la UEFA.

EL PARTIDO MÁS LARGO EN EL BERNABÉU: ¡CIENTO CINCUENTA MINUTOS DE JUEGO!

Copa de España de 1966. El Real Madrid, tras eliminar al Sporting, tiene que jugar un partido de desempate para quitarse de encima la pesadilla del Málaga. En cuartos de final, frente al Betis, se juega el encuentro más largo de la historia en el estadio Bernabéu: el tiempo reglamentado y dos prórrogas. Total: ¡ciento cincuenta minutos de juego!

El 8 de mayo de 1966, tres días antes de acudir a Bruselas para jugar la final de la XI Copa de Europa, el Madrid visitaba el campo de Heliópolis (el actual estadio Villamarín) con un equipo formado por los suplentes habituales. Miguel Muñoz, que no viajó a Sevilla, reservaba a los titulares con vistas al decisivo partido de la competición europea.

Hacía un mes, día arriba, día abajo, que el Betis había descendido a Segunda División. Por ello centraban todos sus esfuerzos en la Copa. En terreno sevillano los verdiblancos se apuntaron el triunfo (3-2), con 2 goles de Rogelio y uno de Quino, mientras Jaime Blanco y Manolin Bueno marcaban por los madridistas.

Siete días después, el 15 de mayo de 1966, se presentaba el Betis en Chamartín. Los jugadores béticos hicieron pasillo a los del Madrid, que dieron la vuelta de honor tras haber logrado hacía pocos días la sexta Copa de Europa. Eusebio Ríos, capitán verdiblanco, entregó un ramo de flores a su homólogo Paco Gento. Los cordiales y festivos prolegómenos terminaron, no obstante, con un amargo epílogo para los hombres de Muñoz.

A los veintiún minutos de juego Gento lanza una falta y logra el primer y único gol del tiempo reglamentado, resultado que lleva a la prórroga por la normativa de la época, sin goles dobles. Pirri, a los noventa y seis minutos, consigue el segundo tanto del once anfitrión. La eliminatoria se daba por resuelta, pero el gol de Landa en el minuto 118 implicaba jugar otra media hora.

Las caras de los protagonistas no escondían el cansancio. Entre calambres y masajes continuó el encuentro. El árbitro, Gómez Arribas, expulsó a Frasco en el minuto 142 por protestar. Siete después, en el ¡149!, Landa dio carpetazo al épico y agotador partido al establecer el definitivo empate a 2. El Betis eliminaba al flamante campeón de Europa.

Las alineaciones, con arbitraje de Gómez Arribas, fueron éstas:

Real Madrid: Araquistáin; Micra, De Felipe, Pachín; Pirri, Zoco; Serena, Félix Ruiz, Jaime Blanco,Velázquez y Gento.

Real Betis: Vega; Aparicio, Antón, Ríos; Frasco, Azcárate; Girón, Quino, Landa, Dioni y Rogelio.

TRAS CUATRO PARTIDOS DE COPA, EL PRIMER ESCÁNDALO MADRID-BARCELONA

El Madrid y el Barcelona iban a echar el pulso más largo y enconado de su historia en las semifinales de la Copa de España de 1916. ¡Cuatro partidos! tuvieron que jugar para decidir el finalista. En el último estalló el primer escándalo entre ambos clubes.

El 16 de abril, en el campo catalán de La Industria, perteneciente al Español, tuvo lugar el primer duelo. El público se ensañó con los visitantes, lanzándoles piedras, invadiendo el campo e increpándoles sin parar. Santiago Bernabéu puso en ventaja al Madrid, empató Alcántara, y Martínez, en un descarado fuera de juego que el árbitro del encuentro, Aguirreche, pasó por alto, logró el gol del triunfo barcelonista.

Siete días después, el 23 de abril, festividad de san Jorge, el segundo acto tuvo como escenario el campo de O'Donnell, del Athletic Club madrileño, considerado como uno de los mejores de España y ubicado en la misma calle del que tenía el Madrid por aquella época. El Barcelona se presentó con las bajas deViñols y Massana, debido a un accidente ferroviario. En la defensa se alineó Paco Bru, del Español, que se desplazó a Madrid como enviado especial de Mundo Deportivo. Bajo arbitraje de Montero, el equipo blanco doblegó a su rival (4-1) con 3 goles de Bernabéu y otro de Juan Petit, mientras Martínez conseguía el del honor azulgrana. Como no existía el golaverage, tuvieron que volver a enfrentarse. El Barcelona aceptó que el tercer partido se jugara en el mismo campo, pero puso como condición que fuera arbitrado por José Ángel Berrando, ex jugador del Madrid.

La tercera cita consecutiva, el 25 de abril, por su suspense y emoción habría servido a Alfred Hitchcock para hacer una película. El Madrid se reforzó con Belaúnde, jugador y directivo del Athletic Club matritense y socio madridista, y Casanova, que cursaba estudios en la Academia de Infantería de Toledo. La hora y media reglamentada terminó con empate a 4. Belaúnde marcó 3 tantos, 1 Bernabéu, mientras Alcántara con 2, Bau y Mallorquí se repartieron los goles de los azulgrana.

En la prórroga Bernabéu marcó de nuevo, pero los tantos de Alcántara y Martínez parecían abrir las puertas de la clasificación al Barcelona. Sin embargo, ante el asombro general, cuando la sentencia del partido parecía estar dictada con el 1-2, Massana dio un manotazo al balón dentro del área. Bernabéu, después de transformar el indiscutible penalti, cerró el apoteósico encuentro con un inamovible ¡6-6! Los alborozados espectadores lanzaron al campo sombreros femeninos y sombrillas rameadas.

Al día siguiente, el miércoles 26 de abril, en el mismo rectángulo de juego, se ponía en escena el cuarto partido. Las cerca de 10.000 localidades se habían agotado. Las ausencias madridistas de Castell, Belaúnde y el portero Lemmel fueron cubiertas, respectivamente, por Espinosa, Zabalo y el guardameta Teus. Al terminar el primer tiempo el Barcelona ganaba por 1-2 con goles de Martínez y Alcántara, mientras Bernabéu marcaba por el Madrid. En la reanudación empató Zabalo, Bru paró un penalti a Bernabéu y el choque también terminaba en tablas (2-2).

La segunda y obligada prórroga era una coctelera en la que se mezclaron tensión, incertidumbre, pasión y expectación. Sotero Aranguren no sólo deshizo el empate, sino que también fue el autor del cuarto gol tras salvar cuantas tarascadas le lanzaban sus contrarios, que habían recurrido a una dureza inexplicable.

Aún sin apagarse la euforia de los madridistas, degustando el sabroso 4-2, Santiago Massana, capitán del Barcelona, ordenó la retirada del equipo azulgrana. Massana adoptaba esa actitud al considerar que Aranguren había marcado el segundo tanto en fuera de juego. Los espectadores comenzaron a protestar airada mente, mientras los directivos de la Federación Catalana que asistieron al partido aconsejaban a Massana y a sus compañeros que siguieran jugando hasta que finalizara el encuentro. Sin embargo, al comprobar el árbitro, Berraondo, que no había forma de convencer a los barcelonistas, dio por finalizado el encuentro.

LA PRENSA BARCELONESA, UN TERRIBLE VENDAVAL

La revista Gran Vida ofreció a sus lectores una amplia información de esas cuatro confrontaciones. En uno de sus párrafos decía:

¡Qué terrible vendaval se desató entonces en la prensa barcelonesa! La campaña fue tremenda, implacable y torpe. Se llegó a afirmar que el Barcelona era tan superior al Madrid que le vencería cuantas veces quisiera… en plena Puerta del Sol. De Berraondo, el árbitro, se dijeron cosas tremendas, y del público las que puede figurarse cualquier espíritu selecto.Y era que se confiaba allí ciegamente en el Barcelona, y que la eliminatoria con el Madrid no se estimaba como plato fuerte. Debe decirse que, serenados los espíritus, pero cuando el mal ya estaba hecho, el Barcelona abrió una información que dio por resultado la separación de algunos jugadores y el reconocimiento explícito de que no debió abandonarse el terreno de juego… por respeto al público. ¡A buenas horas!

Si los catalanes creían que por haber pertenecido el señor Berraondo al Madrid habría de ir a favor de este equipo, se equivocaron, y creo que en su actuación en este partido no verían al socio del Madrid, sino al árbitro imparcial, al conocedor del football, que viene exclusivamente a arbitrar este partido, y que su nombre como referee, queda a la altura en que se encuentra. ¡Lástima que no podamos decir lo mismo del Sr. Aguirreche! Por su proceder en el partido jugado en Barcelona deducimos que se deja llevar por el público y esto es lo peor. Pero, en fin, dejémonos de divagaciones que no han de servir nada más que para que algún periódico nos dé algún palo, sin tener en cuenta que lo que decimos es verdad.

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