La verdadera razón detrás del impulso de la UE es embargar el petróleo ruso

Se espera que esta semana la Unión Europea anuncie la prohibición total de importar petróleo ruso. Hungría, en su primer acto real de rebeldía, amenaza con vetarlo; Alemania, tras algunas vacilaciones, ha decidido finalmente que puede sobrevivir a esa prohibición.

Suponiendo que finalmente se superen las objeciones de Hungría, a primera vista esto parece otro "gol en propia meta" energético de la gente obsesionada con el fútbol. Estados Unidos ya ha emitido esta prohibición.

Como la industria europea depende en gran medida del petróleo y el gas rusos, la opinión generalizada es que la Comisión Europea es petulante e incompetente.

¿Son petulantes? Sí. ¿Incompetentes? ¿Es posible? Pero sólo si se piensa en términos convencionales de hacer lo correcto para su pueblo. Lo que está claro para cualquier observador serio de la política de la UE es que no les interesa lo que su pueblo tiene que decir o quiere.

La suya es una agenda que no admite oposición, aunque signifique destruir su propia economía para poner de rodillas a un rival.

Dicho esto, dudo sinceramente que haya un "embargo de los compradores" de gas natural porque no hay ningún sustituto viable para él.

Hungría está utilizando la necesidad de consentimiento unánime en el Consejo Europeo para bloquear cualquier "prohibición del gas" en cualquier nuevo paquete de sanciones económicas. Hay al menos otros tres países que se alegran de que Hungría esté dispuesta a sufrir la ira de Bruselas.

Pero prohibir el petróleo ruso, en cambio, es diferente.

Así que es interesante que Hungría lo haga, dado que no importa petróleo de Rusia. Este veto fue predicho por mí la mañana después de que los húngaros rechazaran abrumadoramente la coalición anti-Viktor Orban de George Soros y le propinaran una ignominiosa derrota.

Hungría, por su parte, tiene independencia energética de Bruselas al haber contratado directamente con Gazprom el gas natural a través del eje de Turkstream que llega a Serbia y Hungría. Esto debería dar un poco de contexto sobre por qué la UE está tratando de sancionar a Serbia y cortar los flujos de ese gasoducto donde cruza el territorio de la UE en Bulgaria.

Con una Hungría fiscal, monetaria (no están en el euro) y energéticamente independiente, hay pocos argumentos para que permanezcan en la UE si Bruselas va a tratarlos como miembros de segunda clase. Viktor Orban y su gobierno se han negado rotundamente a implicarse en el conflicto entre Rusia y Ucrania, a pesar de las fuertes presiones de la OTAN.

Es casi como si Orban y los húngaros desafiaran ahora a la UE a avanzar en los procedimientos del Artículo 7 para expulsarlos. El problema es que, si lo hacen, comenzaría la fractura de la UE.

Así, lo más probable es que Hungría utilice este veto para conseguir que la UE de marcha atrás en las violaciones del "Estado de derecho" que justifican el recorte de las distribuciones presupuestarias de la UE a Hungría. El tira y afloja aquí debería ser obvio.

Porque Bruselas y quienes la apoyan entre bastidores desean absolutamente esta prohibición del petróleo ruso tanto como Estados Unidos y el Reino Unido. Es parte de su estrategia a largo plazo para desangrar a Rusia, después de convertir a Ucrania en Afganistán 2.0.

Y es en las diferencias entre la industria del petróleo y la del gas natural donde creen que pueden lograr este objetivo.

Oleoductos y pueblos

Tanto en la industria del petróleo como en la del gas, la presurización de un pozo es, en su mayor parte, un proceso unidireccional. Se excava un pozo y se extrae el petróleo y/o el gas. Produce hasta que el pozo se agota. El declive natural de la producción del pozo se sustituye por la perforación de un nuevo pozo.

Pero incluso si se produce una gran crisis de la demanda, algo que no suele ocurrir en la industria petrolera en general, esos pozos siguen produciendo. El mercado se satura temporalmente de petróleo, el precio baja y los pozos antiguos no se sustituyen hasta que se restablece el equilibrio entre la oferta y la demanda.

Los operadores construyen las curvas futuras del precio del petróleo para anticipar estos efectos sobre los precios. Y para una volatilidad normal de la demanda de petróleo, estas curvas deberían ser razonablemente predecibles.

Por desgracia, estamos viviendo una época en la que las personas más poderosas del mundo (al menos en sus mentes) están tratando abiertamente de destruir el mercado del petróleo para sus propios fines y agenda. Están trabajando activamente para que los precios del petróleo y del gas sean volátiles hasta el punto de destruir la inversión en la industria.

No tienen pelos en la lengua. El petróleo es la perdición del planeta.

Yo llamo a esta gente La Multitud de Davos (para una descripción de ellos ver mi podcast, Episodios 75, 76 y 77 para la información de fondo). Son los oligarcas no elegidos, los banqueros, el poder hereditario y los nuevos Made Men (en el sentido mafioso) que se reúnen en Davos, Suiza, cada año para decidir sobre el futuro de la humanidad.

Y es su agenda, utilizando el cambio climático y las amenazas internacionales como la guerra biológica y el terrorismo como justificaciones para una expansión masiva del estado de vigilancia y su control sobre todas las cosas, pero especialmente sobre el dinero.

La enorme pila de recursos naturales de Rusia y su gobierno de mentalidad soberanista se interponen totalmente en su camino. Si usted cree lo contrario, ha sido gaseado por la propaganda de Davos. Le ruego que deje a un lado las chiquilladas, algunas madrigueras de conejo son sólo agujeros, no madrigueras.

Volviendo a la industria petrolera. Tapar un pozo de gas o de petróleo es peligroso porque no hay garantías de que pueda volver a abrirse. Los pozos pueden dañarse y el petróleo/gas que contienen perderse sin necesidad de perforar uno nuevo.

En el caso del gas, en lugar de tapar el pozo y esperar a que reaparezca la demanda, se puede quemar el excedente. Con el petróleo, en cambio, no se puede hacer eso. Hay que almacenarlo en algún sitio. Por lo visto hasta ahora, la capacidad de almacenamiento de petróleo de Rusia ya está llena, si no desbordada.

La industria petrolera en general no está preparada para el almacenamiento masivo a largo plazo debido a crisis de oferta/demanda porque literalmente no hay necesidad de ello. Lo que se expande es la capacidad de mover el petróleo para consumirlo, no de almacenarlo en grandes tanques esperando que alguien lo compre.

La industria tiene toda la capacidad de reserva que necesita para coordinar la oferta y la demanda dentro de tolerancias bastante estrictas. No es "justo a tiempo", pero no es capaz de absorber una crisis de demanda del 20%.

Y aquí es donde Occidente piensa que tiene una gran palanca que utilizar contra Rusia en estos momentos. Según todos los indicios, Europa es uno de los mayores clientes de petróleo de Rusia, con el puerto de Rotterdam recibiendo y refinando hasta 1,4 millones de barriles diarios antes de la guerra.

Aunque parezca mentira, The Washington Post publicó un buen artículo en el que desglosa adónde van a parar las exportaciones rusas. De los aproximadamente 7,2 millones de barriles diarios que Rusia exporta al mundo, 4,8 millones van a parar a países, la mayoría europeos, que dicen no querer seguir comprándoselo.

La falta de capacidad de almacenamiento no debería ser un gran problema si Rusia exportara la mayor parte del petróleo a Europa por barco, como hace. Según un reciente informe de Transport & Environment, una ONG totalmente orientada a convencer a Europa de que abandone la energía rusa, el oleoducto de Druzhba sólo suministra alrededor del 10% del petróleo ruso al mercado europeo.

Se trata de unos míseros 250.000 barriles diarios. El embargo estadounidense es más peligroso para la economía rusa, ya que en 2021 Estados Unidos, al tener que sustituir los barriles sancionados de Venezuela por el expresidente Trump, importó una media de 600.000 barriles diarios.

Esas importaciones comenzaron a secarse en 2022, mucho antes de que Rusia invadiera Ucrania, así que anótelo como otro dato de que esta guerra entre Occidente y Rusia se planeó mucho antes de la fecha real de inicio a finales de febrero.

La cuestión es que el tema de conversación que circula hoy por la prensa es que Rusia no tiene capacidad de almacenamiento para hacer frente a un embargo europeo y, como tal, tendrá que reducir la producción. Las estimaciones de recortes de producción de Rusia rondan los 1,8 millones de barriles diarios, mientras que Occidente espera 3 millones.

De forma similar a lo que hizo Trump en 2018 contra Irán, la campaña de choque y sanciones congeló a muchas empresas de comercio de petróleo, que no sabían qué les depararía el futuro y se negaron a hacer negocios con Rusia por miedo a entrar en conflicto con las sanciones.

Desde Shell a Glencore, pasando por Trafigura, las licitaciones petroleras rusas se han convertido en personas non gratas, lo que ha creado un completo desorden en sus libros de operaciones y en el sector del comercio de materias primas en su conjunto, tal y como describía Zoltan Pozsar, de Credit Suisse, en su nota del mes pasado.

A causa de este trastorno financiero en lo que debería ser una industria aburrida, estable y descerebrada -la comercialización de la materia prima más importante del mundo con la mayor infraestructura para servirla- se produjo un caos.

El Occidente colectivo, siguiendo el plan de juego de Davos, espera aún más.

La conclusión de Pozsar fue que todas estas empresas necesitarán un rescate en algún momento (con la posible nacionalización como precio a pagar) o se les permitirá quebrar para servir al plan de revisión radical de la economía energética mundial lejos del petróleo de Davos.

Al mismo tiempo, harían estragos en las perspectivas económicas de Rusia. Desde este punto de vista, se trata de una especie de "Doble Mente Maestra del Mal".

Pero si el bloqueo de los oleoductos no afecta tanto a la producción rusa, ¿qué pretende la UE?

Al interrumpir las rutas que normalmente sigue el petróleo en todo el mundo, ahora hay una escasez estructural de petroleros para transportar el petróleo demandado. Ya que muchos de esos barriles, más de 2 millones al día, deben hacer ahora viajes mucho más largos.

En lugar del trayecto de San Petersburgo a Rotterdam, esos mismos buques deben ahora, como mínimo, ir a instalaciones de almacenamiento en las Bahamas y el Caribe, si no hasta China o la India, su destino final.

Lea el post de Pozsar o el artículo de ZeroHedge enlazado más arriba para hacerse una idea de la magnitud de la perturbación.

Se espera que esta crisis de la oferta en el mercado de petroleros y los efectos derivados de los costes añadidos a los viajes provoquen un retroceso en cascada en la industria petrolera rusa, forzando los golpes de producción previstos. También brindará a los competidores de Rusia la oportunidad de entrar y robarles cuota de mercado.

A través de este mecanismo y de los esfuerzos de Occidente para cambiar el uso de la energía en Europa, el efecto a largo plazo es destruir la capacidad de Rusia para continuar la guerra, privándola del capital necesario.

Davos rima con Thanos

Estados Unidos está feliz de empujar a Europa a este punto y muchos comentaristas están felices de terminar la conversación allí: Escoge tu epíteto, pero la línea es que el "Imperio de las Mentiras" o la "Zona A" o quien sea, siente que su hegemonía está amenazada y están intimidando a todo el mundo, especialmente a Europa, hacia su estrategia preferida.

Pero creo que esa historia es más la versión "Made for TV" que una representación exacta de la realidad.

Deje de lado la estructura de objetivos más amplia de las personas que están detrás de este lío en primer lugar. En lugar de ser cautivos de un EE.UU. hiperbeligerante, las naciones de la UE son socios absolutamente dispuestos en esto.

La estrategia del Gran Reajuste de Davos se basa en los mismos errores sobre la escasez de recursos que cometió Thomas Malthus a principios del siglo XIX. El suyo es un modelo económico que no cree que las personas respondan en tiempo real a los incentivos, a favor y en contra, que moderan su comportamiento. Más bien, ven a los seres humanos como un virus desatado en el mundo que hay que controlar.

Todo el Gran Reinicio puede reducirse al mismo argumento que el villano de las películas de Marvel, Thanos, hizo sobre tener que matar a la mitad de la vida en el Universo para hacer las cosas "sostenibles".

Y el centro de poder de este tipo de pensamiento no está en EE. Nosotros somos los hipercapitalistas que cultivamos el virus en nuestra placa de Petri de individualismo.

No, este pensamiento proviene directamente de las críticas europeas al capitalismo. Para ser reduccionistas, no es más que un nuevo brillo de pintura retórica: sostenibilidad, capitalismo de las partes interesadas, gobernanza medioambiental, social, propósito compartido, etc.

La prueba de que la UE está tan contenta con la guerra en Ucrania como las fuerzas neoconservadoras de Estados Unidos y el Reino Unido es evidente en su falta de voluntad para poner fin a la guerra a través de la diplomacia.

Pero los europeos son los que más sufrirán con esta estrategia.

Los malos guiones generan malas políticas

Si los dirigentes de la UE, propiedad de Davos, actuaran en nombre de los europeos medios, utilizarían los costes obvios de separar a Europa de la energía rusa para decir a Estados Unidos y al Reino Unido que se vayan rascando.

En lugar de eso, todo lo que oímos de ellos es cómo Alemania puede destetarse completamente de la energía rusa en un año.

No importa que esto no sea bueno para la industria alemana ni para el pueblo alemán a largo plazo. La energía rusa es, con mucho, la solución más barata para ellos, haciendo que su mano de obra sea lo más competitiva posible.

En cambio, después de ayudar a fabricar la crisis en Ucrania, ahora defienden la noción de que es un imperativo moral que los alemanes sufran sin comida, calefacción y otras necesidades básicas de una supuesta sociedad avanzada del primer mundo para derrotar a los malvados rusos.

En los años previos a este conflicto habrían trabajado para aplicar los Acuerdos de Minsk. Habrían levantado las sanciones económicas a Rusia y habrían llegado a un acuerdo sobre Crimea y el Donbás desde el punto de vista político, y habrían dejado que Estados Unidos y el Reino Unido se retorcieran en el viento.

La ex canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron hicieron lo contrario. Echaron humo a Putin mientras hacían correr el reloj hasta que Macron fuera reelegido y Merkel pudiera salir de escena, dejando una débil coalición aprobada en Davos a la que culpar del colapso.

La profundización del comercio entre Rusia y la UE habría acabado por limar asperezas y la insistencia de Estados Unidos en armar a Ucrania se habría convertido en un albatros desde el punto de vista político, mientras que Europa estaría contemplando un posible renacimiento, en lugar de un agujero negro económico.

Francia y Alemania no habrían traicionado sus propios intentos de diplomacia.

Creo que esto se acerca mucho más a la verdadera historia del conflicto, que sirve a un propósito mucho mayor, claramente expuesto por los arquitectos de nuestra miseria, que el marco simplista de culpar simplemente a Estados Unidos de todo.

La idea de que Europa teme una invasión rusa de Polonia o incluso de Alemania, que haga necesaria la expansión de la OTAN hasta su frontera en el Donbás, es ridícula. El ejército ruso no está construido de acuerdo con estas líneas y su actuación en Ucrania es prueba de que sea capaz de tal operación.

Lo que se está desarrollando ahora es un guión que se escribió hace mucho tiempo. La guerra de Occidente contra Rusia lleva mucho tiempo planeándose.

Los rusos lo entienden mejor de lo que muchos están dispuestos a aceptar. Sus dirigentes, Putin y el ministro de Asuntos Exteriores Sergei Lavrov, lo han expresado muy claramente en cada fase de la guerra hasta la fecha.

No se hacen ilusiones sobre adónde quieren llevar este conflicto Occidente y Davos, y por eso han hecho serias amenazas de golpear a los verdaderos "centros de decisión" que dan las órdenes de marcha a las Fuerzas Armadas ucranianas.

No se trata de advertencias a nuestros políticos, sino a nosotros. Aquí es adonde nos llevan las cosas.

Han pedido una separación pacífica entre el Este y el Oeste, pero eso no forma parte de la agenda. Como los clásicos narcisistas con la ardiente necesidad de controlarlo todo, a Rusia y al resto de Asia no se les permitirá alejarse de Davos y de sus eurócratas, porque son los justos "salvadores" de la humanidad.

Y nosotros sólo somos, en el mejor de los casos, "la ayuda" y, en el peor, un inconveniente.

El gran plan de Davos de destruir el viejo orden global para volver a construirlo mejor, donde ellos son dueños de todo y usted no será dueño de nada y le guste o no, es el guión.

Ahora están comprometidos con este plan. Ya no importa si funcionará o no. Esto es lo que debemos tener en cuenta en todos nuestros análisis. ¿Tienen los rusos y sus amigos de Asia y de todo el Sur Global los medios y las herramientas para salir victoriosos? Es posible.

Pero la cuestión más importante es si este conflicto se intensificará hasta el punto en que ganar sea un concepto irrelevante. Cuando ves que un bloque tan poderoso como la Unión Europea está dispuesto a cometer actos de vandalismo interno de esta magnitud -y a culpar a la víctima de su agresión desenfrenada, te indica que hemos superado con creces el punto de solución racional.