La ley de Dios o la gracia, una decisión que marca la diferencia para la eternidad

La ley de Dios o la gracia, una decisión que marca la diferencia para la eternidad

Fernando Alexis Jiménez | www.FamiliasSolidas.com | En Redes Sociales >> @VidaFamiliarCo


Fernando Alexis Jiménez | Editor de la Revista Vida Familiar | @VidaFamiliar

Una de las series más populares en los Estados Unidos es La ley y el orden –unidad de víctimas especiales — . Actualmente es la producción más antigua en la televisión, con 24 temporadas. Los capítulos son fruto de la creatividad del productor Richard Anthony Wolf, más conocido como Dick Wolf,.

La esencia de cada capítulo es que, quien comete un crimen, debe pagar. No hay lugar a atenuantes porque sus delitos son graves.

— Aquí lo importante es la ley. Quien la transgrede, debe pagar ante las autoridades — explicó la actriz y productora, Mariska Hargitay, en cierta ocasión cuando al entrevistaron, al ser nominada a un premio internacional de la industria cinematográfica.

La principal característica de los episodios es que atrapan a los televidentes y, generalmente, se quedan hasta el final. No quieren perderse el momento en el que atrapan a los culpables.

¿SABÍA QUE USTED ES CULPABLE?

Vamos ahora al plano espiritual. Todos somos culpables. No hay nadie inocente, como escribió el apóstol Pablo:

“…por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios…”(Romanos 3: 23 | RV 60)

Si nos atenemos a las obras de la ley trazadas en el Antiguo Testamento, usted y yo estaríamos condenados por siempre. Lo peor que podría ocurrirnos sería cruzar el umbral que separa la vida de la muerte.

Diariamente recibo muchos mensajes. Con frecuencia el buzón del correo electrónico se satura. Diversas consultas. Una de las más recurrentes, la sensación de culpa que asalta a las personas.

He cometido tantos pecados, que Dios no me perdonaría”, me escribió desde Guatemala un joven que, a sus 32 años, ha transitado por todo lo imaginable, incluyendo promiscuidad sexual, farmacodependencia y delitos para suplir económicamente su adicción.

¿HAY UNA OPORTUNIDAD?

Aun cuando usted piense que todo está perdido, hay esperanza. Está en Dios. Por su infinita gracia no solamente perdona nuestros pecados, en respuesta al arrepentimiento sincero, sino que además nos ofrece una nueva vida y la eternidad en Su Presencia.

El apóstol Pablo comparte esta buena nueva:

“Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia…” (Romanos 3: 21, 22 | RV 60)

Gracias a la sangre vertida en la cruz por nuestro amado Dios y Salvador Jesucristo, Dios el Padre lo ve a usted santo y justo. No es por sus méritos, porque no los tenemos. Es por la gracia de Dios, de la que muy poco se predica en los púlpitos.

De lo que más escuchamos es de condenación, sin que nos ofrezcan el panorama completo, relacionado con el perdón divino.

NO HAY NADA QUE PUEDA GANAR EL PERDÓN

El café colombiano es delicioso y no porque se cultive en mi país. Pero si cae en alguna prenda, la mancha. La tintura oscura se torna muy visible.

Es la mejor ilustración para el pecado en nuestras vidas. A diferencia del café que puede limpiarse de un vestido con un líquido quitamanchas, la pecaminosidad contamina nuestra vida en todas las áreas.

¿Cómo podemos ganar el perdón? No hay opción. Es literalmente imposible. Por nuestras buenas obras, no se consigue. La mancha seguirá ahí, como el café vertido en una camiseta, visible a todos.

Lo que hace posible lo que para nosotros es humanamente imposible, es la gracia de Dios.

En la carta a los creyentes de Roma, el apóstol Pablo escribe:

“…siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.” (Romanos 3:24–26| RV 6)

Pese a que nuestra carga de pecados es muy alta, el sacrificio de Jesucristo en el Gólgota, nos justificó delante del Padre. Él limpió nuestros pecados con su sacrificio.

Por favor, lea cuidadosamente este pasaje. Hágalo una y otra vez hasta que atesore la verdad en su corazón. Aprópiese de la gracia por fe en la sangre derramada por Cristo. Él abre las puertas para una vida renovada. Hoy es el día para reemprender el camino.

Y LOS PECADOS DEL AYER Y DE HOY, ¿DÓNDE QUEDAN?

Ricardo se sometió a un tratamiento para superar el consumo de drogas. Una terapia fundamentada en principios cristianos. Allí conoció sobre la maravillosa gracia de Dios. Entendió que, tras arrepentirse, su pecado del ayer quedó en el ayer.

Un día recayó en el consumo de cocaína. Desde entonces, vive en una zona céntrica de la ciudad junto con adictos y pordioseros. Se alimenta de las sobras que encuentra en las canecas de basura.

Al recordarle que Dios había perdonado sus pecados y que, si reconocía y se arrepentía de su equívoco, el amoroso Padre le perdonaría por la gracia y la daría una nueva oportunidad, desistió.

Le fallé a Dios y Él debe estar muy enojado.”, dijo mientras se alejaba.

Se dejó arrastrar por las mentiras de Satanás, el precursor de la mentira. En esos engaños usted no puede sucumbir. Si el adversario espiritual viene a poner culpas, recuérdele la grandeza de la gracia de Dios.

Le animo a leer lo que dice el profeta Miqueas respecto al perdón de nuestros pecados:

“¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.” (Miqueas 7: 18, 19 | RV 60)

Por gracia Dios nos escogió soberanamente para que fuéramos salvos. No deje pasar de largo esa maravillosa oportunidad. La gracia de Dios es sinónimo de perdón, pero, además, garantía de vida eterna. Hoy es el día para apropiarnos de la gracia.

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