La autoestima en la infancia.

La autoestima en la infancia.

Crianza Respetuosa.

La autoestima es un concepto que cada día gana más aceptación. Y es que el bienestar psicológico tiene mucha relación con esto. 

La autoestima, como su nombre lo indica, tiene que ver con la capacidad que tenemos de aceptarnos como somos, de apreciarnos y querernos a nosotros mismos. 

Para tener una adecuada autoestima, es preciso un buen nivel de autoconocimiento. Es decir, precisamos saber cómo somos, qué valores tenemos, qué cualidades positivas tenemos, cuáles son nuestras debilidades. Y entender que todo eso forma parte de nuestra individualidad, que somos únicos y por tanto, valiosos.

Los niños necesitan de la valoración de sus adultos referentes (padres, otros familiares, maestros), para conocerse a sí mismos. 

Esto se debe a que la capacidad de autopercibirse está en proceso de desarrollo en la niñez. En el ámbito familiar comienza a formarse y los padres son el espejo fundamental en el que los niños se miran.

Desde que los niños son pequeños, reciben con mucho agrado que los padres los elogien y reconozcan. 

A partir de los tres años de vida, surgen dos sentimientos muy importantes: orgullo cuando son elogiados y vergüenza ante los regaños.

Los niños necesitan que los adultos que los cuidan y quieren, les muestren sus cualidades positivas, sus fortalezas, que les hagan ver cuando han actuado bien y les muestren orgullo. 

Tampoco se trata de exagerar, dado que luego puedo ocurrir que cuando el niño se incorpora a medios sociales como la escuela, lleva una autoimagen que no se corresponde con él o ella. Y termina descubriendo que le hicieron creer que era muy bueno en ciertas cosas, sin que así fuera realmente.

Con frecuencia, los padres con la intención de educar, cargan más la mano en los regaños que en los elogios. 

Los niños reciben muchas más evidencias de que no cumplen con las expectativas de sus adultos significativos, que señales de que se sienten contentos y orgullosos de ellos.

Adicionalmente el modo en que se regaña a los niños, a veces va impregnado de calificativos peyorativos. Aunque no sea esa la intención, los niños son maltratados verbalmente y ese maltrato los hace sentir inferiores, dado que son los padres quiénes les dicen de ese modo, cómo los ven y cuánto los aprecian los demás. 

Nunca deben emplearse adjetivos ofensivos para regañar a los niños. 

Es aconsejable además, al llamarles la atención, juzgar las situaciones y no al niño en sí. Por ejemplo: "Hoy no has recogido bien tus juguetes" es mejor que "¡ mira qué desorden!, ¡ Eres un regado!

Todo lo que hemos explicado hasta aquí, hace que los niños no se formen una buena impresión de sí mismos. Y que su capacidad de autoestimarse se dañe. 

El autoritarismo como método educativo, el maltrato físico y/o psicológico o el exceso de regaños, dañan la autoestima de los niños.

Una señal de baja autoestima, es la baja tolerancia a la frustración. 

Los niños, al sentirse con poco valor, tratan de no hacer cosas que creen que nos le van a salir bien, o si las hacen, no aceptan que no les queden bien del todo. Tampoco aceptan perder en juegos o reaccionan mal a cualquier llamado de atención que se les haga. Al tener disminuída su autoimagen, cualquiera de estas cosas, puede dañarlos más.

Permitir que los niños puedan hacer cosas por sí solos, es un buen estímulo para la autoestima. 

La sobreprotección también los daña.

Al llegar a la adolescencia, la autoestima va a recibir un importante influjo de las relaciones con amigos y primeros noviazgos. 

La imagen que ellos le devuelven, va a ser esencial en la formación del autoconcepto:¿Quién soy?, ¿Cómo soy?.

Por eso les va a ir mejor en este aspecto, a aquellos adolecentes que son bien aceptados por su grupo y disfrutan de "buenos amigos". 

Los que se aíslan, los que son excluídos intencionalmente, o son víctimas de acoso escolar, van a tender a la baja autoestima.

Es una etapa en la que se le da mucha importancia al aspecto externo. Y al mismo tiempo están viviendo muchos cambios corporales. 

A veces no se sienten cómodos con el cambio de la imagen física, en lo que también influye situaciones específicas como la obesidad o el acné juvenil. 

Todo esto repercute sobre la autoestima, por lo que la familia debe entenderlos y apoyarlos.

La baja autoestima en la adolescencia, puede generar un grupo de consecuencias negativas:

- Que el muchacho o muchacha se integre a grupos de adolescentes con rasgos disociales, en busca de aprobación y reconocimiento. 

- Que adopten conductas transgresoras o de riesgo en el ámbito familiar, escolar y/o en la comunidad.

- Aislamiento social, afectaciones emocionales, depresión, y en algunos casos ideación y/o conducta suicida.

Velar por la autoestima de los niños, es imprescindible si queremos que ellos experimenten bienestar psicológico. 

Si logran sentirse bien con ellos mismos, desde la niñez, tendrán muchas más posibilidades de ser adultos felices.


PARTICIPE EN NUESTRA PRÓXIMA SESIÓN: Dibujos animados, videojuegos, redes sociales y bienestar psicológico de niños y adolescentes.




Report Page