La Sexualidad En La Adolescencia
La Sexualidad En La Adolescencia
– Entrenarles, en situaciones simuladas, en las prácticas de sexo seguro. – Conocer los riesgos reales de embarazo, SIDA, E.T.S. y aumentar la conciencia de riesgo con testimonios reales. • Desde que inician las primeras conductas sexuales hasta que acceden al coito, pasa menos tiempo que en el pasado y, con frecuencia, se saltan las supuestas etapas intermedias.
Aunque los estudios ofrecen resultados muy diversos, entre el 25 y el 50%, según las investigaciones, tienen la primera relación en condiciones de riesgo, ya que no usan ningún método o recurren a “la marcha atrás”. • Si la orientación del deseo es gay, es bueno ayudar a los adolescentes para que se acaben aceptando como son. De hecho, es muy frecuente que quienes se dan cuenta que son homosexuales, pasen por un periodo de negación, confusión o sentimiento de rareza. Incluso no es infrecuente que intenten ponerse a prueba con personas de otro sexo, con la intención de autodemostrarse que son heterosexuales. De hecho, hasta hace unas décadas, numerosos homosexuales se casaban heterosexualmente, por la presión de las convenciones. • Aceptar nuestra orientación del deseo heterosexual, homosexual o bisexual, porque también nos viene dada, aunque no sabemos los factores de que depende.
En el desarrollo de nuestra personalidad, desde que nacemos, adquirimos una visión individual de cómo experimentamos y vivimos la sexualidad. Este significado que tiene para nosotros va variando, siendo distinto en cada etapa de nuestras vidas. Estos tres aspectos fundamentales de la sexualidad no es posible considerarlos de forma aislada puesto que, entonces, perdería su sentido. blog sexologia de la personalidad. Numerosos estudios señalan que estas se dan, especialmente, en las primeras relaciones y en las relaciones esporádicas.
Por eso, los profesionales pueden hacer un discurso positivo sobre los afectos y vínculos sexuales y amorosos (frente a los discursos destructivos tan frecuentes en los medios de comunicación), y pueden ofrecerles ayudas puntuales para elaborar los conflictos entre los padres y los conflictos amorosos que puedan vivir. Ocuparse de los sufrimientos por amor o desamor en la adolescencia es tan importante como ocuparse de los embarazos no deseados o las disfunciones sexuales. La atención a la dependencia ha sido y continúa siendo una de las áreas de intervención centrales en la práctica del Trabajo Social. No obstante, dicha práctica ha tendido a relegar a las personas con discapacidad a la posición de objeto de la intervención, en lugar de tener en cuenta su subjetividad y agencia. El lema del Movimiento de Vida Independiente “Nada sobre nosotras/as sin nosotros/as”, que comenzó en los años 70, busca reivindicar este protagonismo en las decisiones que conciernen a sus vidas. Concretamente, en el área de los derechos sexuales y reproductivos, así como en la prevención de la violencia, es más que nunca necesario que la intervención social se guíe por una mirada crítica que ponga las visiones y experiencias de las personas con discapacidad en el centro.
Si incluimos aquí la homosexualidad como posible problema en la adolescencia, no es porque en sí mismo lo sea, sino porque, con frecuencia, causa sufrimientos a los adolescentes cuando se dan cuenta que son distintos y que esta diversidad no es bien vista por la sociedad. Además, de hecho, muchas veces los profesionales son consultados, por los propios adolescentes o los padres en relación con la orientación del deseo. Debemos entender la salud sexual como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social, y no meramente como la ausencia de una enfermedad o disfunción, relacionado con la sexualidad.
De la implicación e integración del esquema corporal y la vivencia del propio cuerpo (biológico), y de la socialización, a cómo debemos de actuar; nace la dimensión psicológica. El issue psicológico implicado en la sexualidad se caracteriza por los pensamientos, fantasías, actitudes y tendencias. Esto es una visión muy reduccionista que no tiene en cuenta el esquema corporal como una unidad.