La Alianza de Monica

La Alianza de Monica

Alex Trubachev

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Todo lo que sucede en nuestra vida no es un accidente. La mecánica del azar incluye una gran variedad de factores, interconectados e influyentes, subordinados a una ley superior que puede actuar de manera pasiva, o, en ocasiones, puede interferir activamente en nuestras vidas, cosa que nos pone a pensar.

Monte Fitz Roy en la Patagonia

Los accidentes no existen en realidad, este es el punto de vista filisteo y perezoso, de que todo sucede así, por sí solo. Yo pienso que todo sucede, así como debería ser. Y no podemos entender los mecanismos que controlan estos accidentes. Como regla general, no prestamos atención a pequeños eventos, coincidencias, los atribuimos a la voluntad del azar. Pero a veces esto es tan obvio, lógico, que solo una persona completamente ciega no puede prestarle atención.

Cerro Fitz Roy visto desde el pueblo de El Chalten

La historia que voy a compartir tuvo lugar hace un año –aproximadamente, en una región remota e inaccesible de los Andes argentinos; quién iba a imaginar que lo que parecía un día de trabajo más terminaría en algo más complejo, involucrando la vida de personas completamente ajenas a la mía.

En el Parque Nacional del Cerro Torre - Patagonia Argentina

Todo comenzó cuando hicimos un ascenso planeado al Monte Fitz Roy, nada predijo que un ascenso bastante difícil se convertiría en la trama de una historia humana real, una historia que nos hizo testigos de la tragedia y conectó mi destino con el de personas extrañas, ajenas a mi vida.

Ya en el Fitz Roy, intentábamos filmar un video con un dron, pero no tuvimos éxito pues la conexión se perdió y el dron no regresó al punto de despegue. Sin embargo, existía la posibilidad de encontrar la cámara voladora ya que teníamos las coordenadas del lugar donde se perdió la conexión. Con la esperanza de encontrar al menos fragmentos del quadcopter, fuimos al punto indicado por las coordenadas, que nos arrojaban a un kilómetro –aproximadamente, de nuestro campamento en el glaciar, cerca de un pequeño paso rocoso entre el Monte Fitz Roy y la montaña Cerro Torre.

Anillo de piloto. Argentina, Patagonia, escalada Fitz Roy

A pesar de la belleza devastadora del paisaje, este lugar no es popular, es decir, no es visitado ya que, estrictamente hablando, no hay nada que hacer aquí, todas las rutas establecidas para subir a los picos vecinos pasan a un lado y el descenso al valle vecino –los 600 metros de una pared escarpada, no representa atractivo alguno para los turistas.

La escalada a dicho paso no fue empinada, ni particularmente complicado; es más, el buen clima, raro para la Patagonia, proporcionó condiciones ideales; la nieve derretida en la víspera se congeló y formó una corteza firme, cierto silencio nos arropaba y, sobre la cabeza, brillaba un cielo azul, sólo el crujir de la nieve bajo los puntos de los crampones rompía aquel silencio infinito.

Anillo de piloto. Argentina, Patagonia, escalada Fitz Roy

Casi escalamos el paso rocoso cuando algo extraño e inquietante apareció en la atmósfera de la montaña circundante: al principio, una sensación de leve molestia. Un minuto después, una nota distinta de ardor apareció en el aire. Olía a humo. Situación extraña pues no es común que un olor así se sienta en un lugar donde el pie de una persona rara vez pisa.

Subimos un poco más alto, y entre las piedras del paso aparecieron contornos inapropiados de una cabina quemada y las cuchillas retorcidas de un helicóptero roto. La búsqueda del dron extraviado se convirtió en un descubrimiento mucho más serio y alarmante.

Pilot's ring. Argentina, Patagonia, climbing Fitz Roy

Inspeccionar aquellos restos no trajo una comprensión de lo que había sucedido. A juzgar por la marca en la base del tornillo, un pequeño Robinson se estrelló. No había señales de personas vivas, ni muertas, a su alrededor; aunque, ante tal desastre, no era posible que alguien sobreviviera: el helicóptero se quemó por completo, casi convirtiéndose en cenizas.

“A simple vista”, no fue fácil determinar el momento de la catástrofe; sin embargo, la sensación de que la tragedia había sucedido ayer se asentó en mi mente y no se fue. Aún podía percibir un olor penetrante a humo que flotaba en el aire, las cenizas no se veían perturbadas por el viento o la lluvia. Yacían sueltas, como si aún humearan.

Continuamos inspeccionando. A pesar de aquel olor, no había nada inusual en nuestro hallazgo: era un helicóptero roto, sin rastros humanos. 

            Lo que había que hacer a continuación era descender e informar a la policía sobre lo que vimos. Simple, sin embargo, mi intuición me decía que había algo más, que toda esa situación no era así de sencilla, que algo nos había guiado a los restos de aquella maquina voladora; podríamos haber pasado justo a su lado –nuestro objetivo estaba a 200 metros a la izquierda, pudimos haber pasado sin ver aquellos restos, pero algo más allá de todo, necesitaba que pasáramos por ahí, que estuviéramos ahí, pero la primera inspección no dio resultados alentadores: no había nada, no había nadie ahí, al menos físicamente.

Anillo de piloto. Argentina, Patagonia, escalada Fitz Roy

Parecía que el reconocimiento de la escena había terminado cuando mi mano giró el trozo derretido de la carcasa, actuando impulsivamente, casi como si alguien me hubiera tomado la mano para hacerlo, entonces preví el descubrimiento. De alguna manera, en mi interior, sabía que era debajo de esa pieza de aluminio donde debía revisar, algo quería ser encontrado. “Una ficha o una matrícula” pensé. Esta fue la primera rareza obvia de toda la historia. Lo importante es que sabía sobre el hallazgo de antemano. Y no hubo ninguna sorpresa cuando, debajo de una placa, un anillo dorado brilló en hollín negro. No había necesidad de buscar siquiera, ahí estaba. Era un pequeño anillo de oro, un anillo de bodas que tenía grabado en el interior un nombre: MÓNICA.

Anillo de piloto. Argentina, Patagonia, escalada Fitz Roy

La conexión de eventos adquirió una lógica pronunciada. Encontrar aquel anillo de bodas con un nombre grabado en su interior, en aquella escena trágica, me puso en la necesidad de comprender lo que ahí había sucedido, además, sentí el solemne deber de regresar el anillo a quien estaba destinado, a su dueña.

El ímpetu de actuar de esta manera radicaba en las circunstancias inusuales y dramáticas del hallazgo. Otras opciones simplemente no eran viables para mí. Todo fue demasiado claro, los incidentes se entrelazaron en una cadena que derivaron en esto. No había manera de no tocar la escena y dejar todo como estaba. Podía recoger el anillo y llevarlo a una casa de empeño, entregue un centavo bonito. O, llevarlo a la policía. Sin embargo, un sentimiento de responsabilidad personal permeo en mí: esto estaba ahí para mí, y tenía que hacer que todo funcionara de acuerdo a un escenario poco claro pero que tenía gran sentido para mí.

Las verticales rocosas de la Patagonia

Después de encontrar el anillo, hubo una sensación de alivio, parcialmente, la misión estaba cumplida. 

 El quadcopter caído fue encontrado sano y salvo a 200 metros del helicóptero estrellado. Al perder el contacto, no pudo volar alrededor de la gran roca y aterrizó en el sitio, no muy lejos. Pero su búsqueda y subsecuente encuentro se volvieron secundarios, encontrarlo en buen estado ya no era lo sorprendente en esta historia.

Nuestra visita a la policía en El Chaltén no nos proporcionó explicaciones claras y sólo agregó rarezas a la historia. Sin embargo, el comisario me dio todos los informes respecto al accidente en el paso: no había sucedido hace unos días, como me pareció; sucedió 5 años atrás, había dos personas en el helicóptero que se estrelló. El piloto murió por el fuego, el otro pasajero logró escapar de las llamas. Todo aquello pasó ante mis ojos, literalmente, como si hubiera estado ahí fumando ceniza y respirando el fuerte olor a humo. ¿Qué había sido eso? ¿Cómo podría un helicóptero echar fumarolas 5 años después del accidente?

Icebergs en el lago en la base del Cerro Torre

No hablé sobre el anillo con la policía, simplemente tomé los datos personales de los participantes en la tragedia y me fui. Decidí que eso lo resolvería yo mismo, era lo más correcto.

Seguí con la investigación del accidente y después de recoger archivos de varios periódicos locales, restauré la cronología de los eventos que ocurrieron hace 5 años.

En una alerta, el 14 de diciembre del 2014, un pequeño helicóptero Robinson 44 privado con número de cola LV-ZHW, manejado por el piloto Pablo Argiz, voló desde El Calafate en el glaciar de Cerro Torre, el segundo en la tripulación fue Martín Heredia, un salvador de montaña local.

Mal tiempo en la base del Cerro Torre

Volaron para rescatar a un escalador que, al caer en una grieta en un glaciar, se rompió la pierna. En el momento de la partida, el clima era adecuado para volar, pero la Patagonia es una zona completamente impredecible, caracterizada por vientos violentos. Al intentar pasar el paso desde el valle de Río Eléctrico hacia Cerro Torre, el helicóptero cayó en una fuerte ráfaga y perdió el control. El piloto no tenía suficiente altura para nivelar la máquina, el helicóptero se arrojó contra las piedras. Después de la caída, la máquina se incendió. El rescatador de montaña pudo salir a través de los cristales rotos, pero no había forma de salvar al piloto apretado en el fuselaje, en pocos minutos el helicóptero se quemó por completo.

El equipo de rescate llegó en la tarde del mismo día, el rescatador de montaña, herido, fue salvado y los restos del piloto fallecido también fueron recuperados y entregados a El Calafate. Un segundo equipo de rescate brindó asistencia al escalador, a quien, previamente, el desafortunado helicóptero intentó auxiliar.

Tal vez, es una historia común, una historia más. Hay muchas historias similares y generalmente no se recuerdan, pasan y ya. Pero todas deberían ser dignas de memoria y respeto. Esta, particularmente, trastocó mi corazón: tratando de ayudar, un hombre murió. Es una muerte digna y honesta. Bendito recuerdo, Pablo Argiz.

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Después de recapitular la tragedia, no tuve tiempo de encontrar a los familiares del piloto fallecido en El Calafate; nos quedamos allí menos de un día y yo tenía que partir de la Patagonia.

Fue hasta que volví a casa, Moscú, que abordé este tema. Encontré la página web del difunto, la foto: en la cabina del helicóptero sonríe un hombre bueno y alegre de piel oscura. Entre sus amigos estaba Mónica, de la misma edad que él, con el estatus social de viuda.

Escribí a Mónica una carta detallada sobre mi experiencia con las particularidades de esta historia, su historia también. Cinco años después de la muerte de su esposo, su anillo de bodas regresó a su vida desde el otro extremo de la tierra. Pero, ¿qué es la distancia para las fuerzas que controlan lo que nos parece un juego de azar?

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Si los sentimientos que son verdaderamente fuertes entre las personas se rompen de repente, ¿qué queda?, ¿qué pasa cuando una persona se va, pero está tan apegada a la vida de otra persona que su atención no se detiene incluso después de su muerte? Quién sabe, puedo aventurar respuestas, pero no lo sé, tal vez, ¿algo personal permanece detrás del umbral de la muerte?, ¿conexiones?, ¿la capacidad de influir en eventos?, ¿apegos y relaciones personales póstumas? En esta historia, tuve la fortuna de convertirme en un canal para que la cadena de “supuestos” accidentes se materializara en una historia completa, y que cada quien puede interpretar a su gusto.

Me gusta la forma en que escribí. No hay accidentes. El accidente es un patrón cuyos principios no entendemos, pero a veces sentimos.

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Anexo la carta que le escribí a Mónica:

«Hola Mónica.

Ahora he encontrado un poco de tiempo para contarte una historia extraña que me sucedió en la Patagonia poco tiempo atrás. Soy un alpinista profesional de Rusia y en esta temporada, con un cliente, subimos Fitz Roy desde el lado noroeste. Después de escalar, nos quedaba un poco de tiempo, mi cliente y yo decidimos subir al paso para tomar algunas fotos de la garganta vecina y el grupo del Cerro Torre.

En el paso, hemos encontrado restos del helicóptero. Sin saber nada sobre la tragedia, examinamos el lugar del accidente, tratando de determinar el momento de la tragedia y las causas. Los restos del helicóptero parecían muy frescos, había un olor de humo, se sentía como si el helicóptero se hubiera caído hacía sólo unos días. Esta fue la primera cosa extraña. La segunda cosa fue que sabía con certeza que había algo que tenía que descubrir: es difícil explicarlo, el español no es mi idioma natal, pero espero que entiendan lo que quiero decir.

Cuando encontramos los restos del helicóptero, estaba seguro de que no se trataba sólo de un hallazgo, sino de una misión que debía cumplir. Levantando un trozo de metal quemado, vi un anillo. Yacía como si estuviera especialmente dispuesto para que lo viera. Lo más extraño de esta historia es que, de algún modo, sabía de antemano que había algo que tendría que recoger y devolver al propietario. No creo en el misticismo, pero esta historia con el anillo era muy muy extraña. Además, por alguna razón, estaba completamente seguro de que el anillo pertenecía al piloto fallecido. En el lado interior del anillo estaba grabado "Mónica". Cuando bajamos a El Chaltén, fui a la policía para averiguar los detalles del accidente y encontrar los nombres de las personas.

Allí me contaron la tragedia que ocurrió en 2014 y dieron los nombres de su esposo y la segunda persona que estaba en el helicóptero. Luego encontré en Facebook una página de su Pablo y contactos de sus relaciones. Estaré encantado de devolver el anillo a aquellos para quienes es importante. Por alguna razón, estoy seguro de que esta historia no sucedió por casualidad: el hallazgo y la cadena de eventos que la llevaron fueron demasiado obvios. Estoy seguro de que el recuerdo de una buena persona que murió salvando a otras personas vive en los corazones de sus seres queridos. Estoy seguro de que el anillo te ha regresado como una señal de que Pablo te ama y quiere que su memoria viva. Estoy feliz de haber tenido la oportunidad de darte un pedazo de este precioso recuerdo.

Anillo de piloto. Argentina, Patagonia, escalada Fitz Roy

A principios de marzo, regreso a Rusia después de mi viaje de trabajo a Noruega. Luego puedo enviarle el anillo por correo o a través de sus amigos en la embajada. ¡Me encantaría conocerte personalmente!»

23.12.2020 Barcelona - Madrid

El autor del texto y las fotos - Alex Trubachev
Tu guía de montañismo y escalada en Argentina, Perú y Bolivia.

EDICIÓN MCS 2023



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