LA NECESARIA MASIFICACIÓN DE LAS IDEAS
Mario Silva - 4/7/2025“Marchamos en un grupo compacto por un camino escarpado y difícil, firmemente agarrados de la mano. Estamos rodeados por todos lados por enemigos, y debemos avanzar casi constantemente bajo su fuego. Nos hemos unido, por decisión propia, con el propósito de combatir al enemigo, y no de retirarnos al pantano vecino, cuyos habitantes, desde el principio, nos han reprochado habernos separado en un grupo exclusivo y haber elegido el camino de la lucha en lugar del de la conciliación. Y ahora algunos de nosotros empiezan a gritar: "¡Vamos al pantano!". Y cuando empezamos a avergonzarlos, replican: "¡Qué gente tan retrógrada son! ¡No les da vergüenza negarnos la libertad de invitarlos a tomar un camino mejor! ¡Ah, sí, caballeros! Son libres no solo de invitarnos, sino de ir ustedes mismos a donde quieran, incluso al pantano. De hecho, creemos que el pantano es su lugar adecuado, y estamos dispuestos a brindarles toda la ayuda posible para que lleguen. Simplemente suéltanos las manos, no nos agarres y no mancilles la gran palabra libertad, porque también nosotros somos "libres" de ir a donde queramos, libres de luchar no solo contra el pantano, sino también contra quienes se dirigen hacia él.”
Lenin, ¿Qué hacer? "Dogmatismo y Libertad de Crítica'" (1901)
La expansión de las ideas, no sólo es un deber, sino una necesidad de quienes asumimos la responsabilidad de divulgarlas. De qué vale colocarse frente a un espejo a admirarse de uno mismo en esos pequeños escenarios teatrales que sabemos terminaremos siendo aplaudidos sin la interpelación necesaria de las masas. La elitización de la teoría frente a un espejo, termina siendo la expresión banal del ego que es incapaz de actuar en el terreno que exige conocimiento de causa. Es en realidad, un estado de confort voluntario que impide el debate necesario y termina barriendo bajo la alfombra nuestros errores.
Igual pasa cuando nos absorbe el trabajo focal, puntual, que, sin negar su importancia, le resta la necesaria multiplicación de las ideas que deben ser refractadas hacia la masa. Se estanca, se sumerge en pequeños espacios, cuando lo importante es la difusión masiva de esas ideas. En eso el imperialismo nos ha aplastado, porque ha entendido muy bien cuáles son los beneficios de la repetición constante de las mentiras (Goebbels); más aún si tienen el control y la hegemonía de los medios de comunicación tradicionales, el internet y las redes sociales a su disposición.
La mercantilización de las vocerías, por más absurdas e incoherentes que sean, tienen en su haber la vertiginosa apropiación de contenidos en cascada y la cada vez más acentuada propensión de la masa a no investigar y dar por cierto los titulares con breves contenidos, sin darse cuenta que son víctimas de un plan bien estructurado destinado a controlarlos política, económica y socialmente. Pero, peor aún son los que se dicen asumir el rol de comunicadores y lo hacen en busca del reconocimiento de la masa, diminutos neuronales pequeño burgueses que no saben el daño que ocasionan con esas pequeñas tribunas de aduladores y aplaudidores, incapaces de entender donde está el enemigo común, pues ponen por delante el espejo en que se reflejan.
La revolución es un hecho esencialmente colectivo y tiene rostro de obreras, obreros, campesinas, campesinos, asalariados, trabajadores y pueblo oprimido. Y ese rostro, a pesar de todo, tiene características insurgentes y subversivas con el derecho legítimo a abordarnos e increparnos si nos equivocamos en nuestra tarea de informar y expandir las ideas que conduzcan a su liberación. La personalización de nuestro rol como voceros del pueblo, sólo conduce a ser cómplices del estado burgués, quien a fin de cuentas será beneficiario de nuestras mezquindades. Al asumir que tenemos privilegios porque nos hemos convertido en “celebridades” de la comunicación, pone en peligro lo más sagrado del combatiente: desconocer que el pueblo se antepone a cualquier deseo personal.
Limitar a espacios puntuales la lucha revolucionaria y la divulgación de ideas -aún de buena fe-, también mutila la lucha revolucionaria; le resta el derecho que tiene la masa al conocimiento. De igual manera pasa con la manipulación de la verdad a favor de facciones que reflejan una deshonestidad intelectual en la propagación del conocimiento. Pues de eso se trata, de facciones que anteponen sus necesidades crematísticas y le huyen a las privaciones de la masa que dicen defender. Estar bien con Dios y con el diablo no es precisamente redituable, pues a corto o mediano plazo, quedas expuesto a escrutinio popular.
Cuando se habla de expandir el conocimiento para alertar a la masa, es indispensable actuar con la humildad de los que le ponen el pecho a las balas. Un combatiente tiene -en primer lugar-, al egocentrismo como enemigo mortal y poco importa ser un académico de renombre o un experto reconocido del marxismo leninismo, sino entiende que su comportamiento debe probar el barro que enloda a los oprimidos que dice defender. De lo contrario, la masa sabrá reconocer sus debilidades y la muerte moral será peor que la excusa que esgrima ante ellas.
Fuente: https://t.me/LaHojillaEnTVNUEVOCANAL/4809 y https://t.me/LaHojillaEnTVNUEVOCANAL/4810