Joy
1975 » Capítulo 61. Julio 2, miércoles
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Julio 2, miércoles
En el momento en que Víctor se dispone a disparar se enciende el bombillo rojo y él se contiene. Siente que Manuel ha disminuido la marcha. «Mayo, junio, julio… Ya va para tres meses». Víctor recuerda que es miércoles y el jueves deberán llamar a Mena a La Habana, para informar de su trabajo en la Isla, y que la gente de allí le trasmita el informe a Muricio, cuando lo llamen. ¡Cómo se cuida Mauricio! Por suerte, todo marchaba muy bien. Ningún tropiezo. En realidad, aquella misión iba mucho mejor de lo que Víctor imaginara al zarpar de Puerto Rico. Desde el mismo momento del desembarco en Oriente, hasta ese día, todo ha salido perfecto. El trabajo en Jagüey se hizo en dos meses. Dos veces por semana, dos escuelas por día. En realidad, en aquello no había casi ningún riesgo. Comparado con lo de Chile y con lo del 70 en Uruguay, era un bacilón. Había estado a un tris de que lo cogieran los Tupamaros. Y en la Isla, quince días más, y matao el gallo. Ni siquiera quince días, menos…; y después, a otra cosa.
Cuando Mauricio los llamó a casa de Irma, el día antes de salir para Isla de Pinos, les anunció que antes de terminar el mes estarían en los Estados Unidos. (En «casa de Lola», como decía Manuel). El único problema era el carro, que comenzaba a chivar y ellos no entendían nada de mecánica. Lo mejor será pedirle a Mena, cuando hablen con él, que se llegue a Nueva Gerona durante el fin de semana.
¡Ya! De nuevo la luz verde. Víctor aprieta el gatillo y sobre los campos de Cuba cae otra cápsula. Los calores de julio la disolverán en menos de dos minutos. De las miles de cápsulas lanzadas no ha quedado un solo rastro; y sobre los campos de Cuba se ha dispersado su contenido, incesantemente multiplicado.