Inmaculada concepcion de Maria 8 diciembre

Inmaculada concepcion de Maria 8 diciembre

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ALEGREMOS PORQUE ESTAMOS CON NUESTRA MADRE MARÍA NOSOTROS TAMBIÉN ESTAMOS LLENOS DE GRACIA Alineemos hoy todas las cosas en las que, como nuestros antepasados ​​después de haber aceptado la mentira de la serpiente, piensan que Dios no puede hacerlo. Tu esposa, tu marido, ese hijo perdido, la enfermedad, la vejez, la soledad, el trabajo, el coronavirus. Pues bien, en medio de todos estos motivos humanos de tristeza resuenan para ti estas palabras: “alégrate llena de Gracia”. Alegraos hoy porque estáis llamados a la Iglesia a aprender a regocijarnos, es decir, a vivir según la voluntad de Dios, que es el cumplimiento de vuestra vida en el amor. "El Señor está con nosotros" siempre, aunque lo hayamos rechazado. Él nos ama infinitamente y por eso nunca nos ha abandonado a nuestro destino. Él actúa en nuestra historia, incluso a través de los hechos que nos llevan a la tristeza, dejándonos libres para pecar y experimentar el fracaso que, poco a poco, nos vacía de los falsos ideales, criterios y proyectos nacidos del viejo hombre. Por tanto, hoy "alegraos" y "no temáis, porque habéis hallado gracia ante Dios". Los eventos y relaciones que están demoliendo el hogar del enemigo para hacerle espacio a Grace te lo demuestran. La Palabra que la Iglesia nos predica y los sacramentos a los que podemos acercarnos tienen el poder de descubrir al diablo y expulsarlo de los espacios que usurpa dentro de nosotros. Y así, día tras día, con María que es Madre de la Iglesia y Madre nuestra, podemos caminar abriéndonos cada vez más a la Gracia, hasta que ella se posesione completamente de nosotros. ¿Quieres ser tú mismo? ¿Quieres ser el motivo de tu alegría? Es decir, ¿quieres que el amor llene cada centímetro de tu vida para devolverte tu identidad perdida, infundiendo significado a cada momento y la dignidad de un hijo de Dios en cada uno de tus pensamientos y gestos? Déjate acoger en el seno bendito de María, sumergiéndote en las entrañas de misericordia de la Iglesia. En su Inmaculada concepción estaba también nuestra historia. Impuro y sin embargo ya purificado en la compasión de Dios, lleno de pecados ya preñado de misericordia. Su Gracia nos llega a través de María, que corre incansablemente en busca de tantas Isabeles, sus familiares a quienes la misericordia de Dios ya ha visitado. Hoy no es año cero hermanos, todos estamos “en el sexto mes” de una obra que Dios comenzó en nosotros mientras éramos estériles, incapaces de regocijarnos porque incapaces de amar; sólo necesitamos que María venga a visitarnos, para certificar con su saludo que también nosotros estamos "llenos de Gracia". Y lo hace hoy para que salte de alegría el hombre nuevo que Dios ha sembrado en nosotros. Por eso, María, imagen de la Iglesia, nos abre la puerta del sepulcro, para que podamos cruzarlo con Ella y comenzar a caminar en la vida nueva que nace de las entrañas de misericordia de la Iglesia, donde todo pecado es perdonado, para hacer pleno espacio a la Gracia. De hecho, a la misma luz de la Pascua por la que María fue preservada de todo pecado, brilla también nuestra vida en gracia, por cuya salvación Jesús dio su vida, gratuitamente y sin condiciones. Esto es lo que nos une a María, el misterio de un amor que previene el pecado en Ella precisamente para perdonarlo y borrarlo en nosotros. Entonces, ¿cómo no repetir al Señor junto con María las mismas palabras con las que ella se entregó a Él? Sí, "mírame" también: "Yo soy el siervo del Señor, hágase en mí según tu palabra".

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