Ikigai

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II CLAVES ANTIAGING: Los factores cotidianos que favorecen un largo y placentero camino

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La medicina ha demostrado que dormir bien es un elemento antiaging definitivo. Entre otras cosas porque al dormir producimos melatonina, una hormona que se encuentra de forma natural en el organismo. La produce la glándula pineal a partir de la serotonina, influida por los ciclos diurnos y nocturnos, y participa en la regulación de los ciclos de sueño y vigilia.

Esta hormona contribuye a alargar la vida gracias a su alto poder antioxidante, y presenta además los siguientes beneficios:

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Por todos estos motivos, la melatonina es un gran aliado de la juventud sostenida.

Sin embargo, hay que notar que la producción de melatonina disminuye a partir de los treinta años, lo cual puede compensarse con las siguientes medidas:

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Los expertos investigan si estimular de forma artificial su producción podría ayudar a retrasar el envejecimiento, lo cual confirmaría que el secreto para la longevidad se encuentra en nuestro propio cuerpo.

CONSEJOS PARA DORMIR BIEN DE LA ASOCIACIÓN JAPONESA DE LA SALUD NERVIOSA

■ No hacer actividades que nos alteren antes de dormir. No ver la tele, usar el ordenador, ni mirar ningún tipo de pantalla tres horas antes de dormir.

■ No tomar nada con cafeína al menos 10 horas antes de ir a dormir.

■ Cenar al menos tres horas antes de dormir y no comer nada entre la cena y la hora de acostarse.

■ Crear una rutina que nos lleve de forma natural a dormir. Por ejemplo, darnos un baño de agua caliente y después ir directamente a la cama. Darse un baño con agua caliente (ofuro) es una de las tradiciones japonesas que se mantiene desde la antigüedad y que no se ha perdido en la modernidad. El agua de un ofuro se suele poner entre 40 y 44 grados. Muchos japoneses usan sales de baño en la bañera.

■ Al salir del ofuro, dedicar un par de minutos a hacer estiramientos.

■ Reducir la intensidad de la iluminación de la sala en la que estés unas horas antes de dormir.

■ Dar las gracias por el día que acabamos de vivir antes de meternos en la cama a dormir.

■ Si aun así tienes dificultades para conciliar el sueño en la cama, respira profundamente contando cada inhalación y expiración hasta llegar a cien.

Actitudes personales contra  el envejecimiento

La mente tiene un poder decisivo sobre el cuerpo y también sobre su velocidad de envejecimiento. Tanto es así que la mayoría de médicos coinciden en que el secreto de la juventud del cuerpo reside en mantener una mente joven y activa, como los centenarios japoneses, y una actitud de desafío ante las dificultades que podemos encontrar durante el camino de la vida.

Un estudio realizado en la Universidad de Yeshiva determinó que las personas longevas comparten dos actitudes vitales comunes y determinantes: el positivismo y una expresividad emocional elevada. Por lo tanto, aquellos que aceptan los retos con buena actitud y son capaces de gestionar sus emociones tienen ganada buena parte del pasaje a la longevidad.

Una actitud estoica —la serenidad ante las dificultades— también potencia la prolongación de la juventud, ya que reduce los niveles de ansiedad y estrés, y estabiliza la conducta. Esto se refleja en la mayor esperanza de vida de algunas culturas con un estilo de vida ordenado y pausado.

Otra actitud marcadamente antienvejecimiento es la de huir del hedonismo y la satisfacción de los caprichos y las ansias instantáneas. Ceder ante las tentaciones, especialmente alimentarias, lleva a una mala nutrición que debilita el organismo.

Otro rasgo muy común entre las personas longevas es su dieta sana y comedida, como veremos al regresar a Okinawa, y su renuncia a las sustancias nocivas para el organismo.

Las personas que se han mantenido activas, física y mentalmente, durante su madurez, suelen llegar a una vejez más suave y placentera, con un organismo más preparado para luchar contra los achaques y las enfermedades.

Por ello, al hablar de personas centenarias o supercentenarias —las que tienen 110 años o más—, no es raro ver un perfil común: hombres y mujeres que han tenido una vida plena, dura en muchas ocasiones, pero que han sabido afrontar con actitud positiva y sin dejarse vencer por los obstáculos.

Alexander Imich, que llegó a ser el varón más anciano del mundo con 111 años de edad, tenía claro que poseía buenos genes, pero que había otras cosas importantes para vivir mucho tiempo: «El tipo de vida que uno vive es tanto o más importante para la longevidad», aseguró en una entrevista tras ser inscrito en el Récord Guiness del 2014.

Un poema para vivir mucho

El profesor Roberto Abadie Soriano dedicó sus años a enseñar a los niños y a redactar los libros de lectura oficiales de Uruguay. A los 92 años de edad, cuando vivía en el Sanatorio Impasa de Montevideo, elaboró un poema que resumía los secretos para una vida larga.

El doctor Jorge de Paula, que trató al profesor durante su estancia en la residencia, lo hizo público un tiempo después:

Vida sana y ordenada

La comida, moderada

No abusar de los remedios

Buscar por todos los medios

No alterarse por nada

Ejercicio y diversión

No tener nunca aprehensión

Poco encierro, mucho trato

Y continua ocupación.

Aprendiendo este poema y aplicándolo a nuestra forma de vivir, podemos convertirnos en una de esas personas longevas que disfrutan de una vida larga y plena.

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