Hoy
LXXXVII
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LXXXVII
El pulso cruza el estar como tyké sin luna. Una lluvia recita sus mil rostros sin nombre y enloquece la lengua que los busca. Caen del ser harapos, desilusiones sin rincón, ay dulce mayo que te vas. ¿Dónde vive la niebla que desordena la deriva? Han rompido la vuelta a los helechos donde nada sin sol podía suceder.
A André Velter