Hola, Cesar. ¡Los que vamos a ser ciber linchados por vos, os saludamos!

Hola, Cesar. ¡Los que vamos a ser ciber linchados por vos, os saludamos!

Karlito Marx

Diversos mensajes y comentarios recibidos, desde hace algún tiempo para acá, denotan —por su naturaleza y manera de exposición— que se intenta boicotear nuestro trabajo en las redes por un mecanismo de coerción, muy astutamente estructurado por un grupo de perfiles alternos, manejados dentro y fuera del país a la vez; nucleados en torno a una plataforma en Youtube, cuyo nombre hace alusión a otro canal, y así sucesivamente. El pretexto sugerido para intentar legitimar y amparar este ejercicio ha sido precisamente la afirmación de la esencia humana.

Amén de la chancletería y la vulgaridad solariega, el linchamiento es un proceder que daña la esencia de las personas y de instituciones a partir de la exposición de datos personales en la web. Procede del asesinato de carácter, que es una herramienta de poder y coerción usada por servicios de inteligencia y por operadores políticos para el logro de determinados objetivos, en una guerra.

En el caso de Cuba, desde 2018, cuando se produce el acceso masivo a los datos móviles, existe un ascenso exponencial del uso de linchamientos contra ciudadanos de la Isla. Casi todas esas acciones responden al guion de los intereses imperiales y de sus operadores, en el plano de la guerra mediática y cultural contra el socialismo. La metodología es la misma, se parte de una información con una pizca de realidad y se construyen narrativas que transforman negativamente la esencia de las personas y que conducen al asesinato de carácter. Generalmente, sus dardos envenenados van dirigidos a dirigentes, funcionarios públicos, intelectuales, artistas, en fin, contra toda persona (incluyendo sus instituciones) que denote reales y profundos compromisos con la Revolución y la radicalidad del pensamiento histórico y del Comandante en Jefe. También hemos visto el linchamiento atroz contra plataformas que identifican certeramente el cinismo y la sutileza del discurso de tales operadores.

Hay individuos especializados en ello, que han cobrado sumas de dinero importantes. También se aspira a ganar áreas de influencia, reconocimiento social y hasta político, para lo cual se encubren, muchas veces, oscuras posiciones ideológicas desterradas desde el 1959 e intentan reeditarlas como armas para evitar el debate, la polémica inteligente y convertir los espacios de discusión en coliseos romanos, con lo que hacen un favor a la contra. Una de las más destacadas "figuras" de esta modalidad, hasta hace poco, fue el periodista residente en Miami Roberto Ariel Lamelo Piñon, llamado Siro Cuartel, denunciado muchas veces en esta plataforma.

En el caso de las instituciones, también son víctimas del posible robo de sus documentos privados para usarlos de forma mal intencionada. Puede ser que se ataque a una institución a partir de una persona vinculada a ese centro. Por lo general, se trata de sitios generadores de ideología. Los linchamientos no respetan absolutamente nada: han sido agredidos niños, mujeres, ancianos, entornos familiares, personas inocentes y ajenas incluso al activismo de las redes sociales con fines políticos.

Recientemente se linchaba a una persona que acababa de fallecer. ¿Saben esto los que dirigen la guerra contra Cuba? Sí, y lo hacen ex profeso. Los linchamientos generan la muerte social, política y mediática de cualquier persona. Ese ser humano puede atentar contra su vida producto de la avalancha de mentiras; incluso, se puede decir que, aunque viva, ya no será el mismo.

Se trata de una forma mafiosa de proceder y de cancelar el debate a partir del miedo, la violencia, la intimidación abierta y la intromisión. Hemos visto cómo en el linchamiento se pierden las fronteras entre lo privado y lo público, entre lo real y lo ficticio. Todo lo que pueda servir es usado y tergiversado: "el fin justifica los medios".

Desde esa dinámica se ha procedido en otros sectores de las redes sociales, surgidos al calor de la confusión ideológica imperante en la zona gris. Individuos que se dicen revolucionarios piden información sobre personas y proyectos revolucionarios y exponen esos datos.

El objetivo es acallar a las voces incómodas y apropiarse de los espacios para su beneficio personal.

Por lo anterior, ya podemos decir que los linchamientos se están transformando en una herramienta de poder que desborda los bandos tradicionales y se utilizan, en zonas más difusas de las redes, contra personas que llevan adelante una agenda comunista. Contratan mercenarios (sobre los cuales no saben ni siquiera la identidad) y, a pesar de esto, se les encarga misiones de vigilancia sobre terceros, poniendo énfasis en las relaciones sociales, amigos, esposas, familia en general: verdaderamente, todo un acto fascista.

Seguimos.


En FACEBOOK: https://tinyurl.com/km-hola-cesar

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