Historias en memoria del reformatorio El Buen Pastor de Zaragoza

Historias en memoria del reformatorio El Buen Pastor de Zaragoza

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Entre los muros del reformatorio El Buen Pastor del barrio de Valdefierro de Zaragoza, que inició su actividad en 1956 y permaneció activo hasta 2006, se vivieron momentos muy duros y problemáticos, pero también buenos ratos. "Había una chica que acudía a ver a su novio a través de las ventanas y hoy son una pareja como otra cualquiera", recuerda Dolores Bernal, que debutó como educadora en él entre 1984 y 1988, una etapa en la que la DGA lo gestionó directamente, y regresó como directora de 1997 a 2002.

Su testimonio, el de otros profesionales que pasaron por las instalaciones y vecinos los recoge el documental ‘El Refor’. Rodado por Adictos Producciones forma parte del proyecto Europeo Erasmus+Graffiti Art In Prison, de la Universidad de Zaragoza, que estudia los grafiti de espacios históricos de privación de libertad.

El derribo del edificio comenzó en julio de 2022 para la construcción de un complejo social con una residencia de mayores, proyecto que está en el aire. La película dedica un amplio apartado sus valores arquitectónicos, ya que es obra de los hermanos Regino y José Borobio, protagonistas de buena parte de la historia arquitectónica de Zaragoza.

Junto a Dolores Bernal, Manuel Murillo y Maribel Oliver son algunos de los trabajadores que relatan sus experiencias, centradas en esos años de los 80 en los que el reformatorio dependió directamente de la DGA tras rescindirse el contrato a los religiosos capuchinos entre críticas por irregularidades y su método de atención a los menores.

Murillo, maestro de taller, entró a trabajar ya con los religiosos y continuó cuando pasó a depender del Gobierno aragonés. "Siempre estuve con chavales de entre 14 y 16 años. Tenía que buscar cada día la forma de motivarles y como el tema de los coches les gustaba el taller de automoción funcionó muy bien", recuerda. Se queda con los rápeles que practicaban desde la torre del campanario y las salidas con "los chicos" al Moncayo, el valle de Pineta y Ordesa. "Profesionalmente fueron años muy felices, porque cada día era un reto y no sabías qué te ibas a encontrar en clase", apunta.

Bernal y Oliver fueron dos de las profesionales que entraron contratadas por la DGA dispuestas a "romper todas las líneas rojas y trabajar de otra manera con los menores", explica Bernal. Para Oliver, profesora de EGB, fue su primer empleo. "Vivimos momentos muy complicados. Los chicos se colocaban con pegamento, era lo más barato y fácil, y les costaba asumir las normas y tener a una mujer como educadora", apunta. Y con una sonrisa rememora los partidos al futbolín en la capilla y las mañanas de los sábados en los que la música del programa de televisión ‘La bola de cristal’ convivía con los Chichos, los Chunguitos y Camarón.

Entre 1989 (se creó la sección cerrada para menores de 16 años que cumplían penas por delitos) y 1996 volvió a contar con una gestión privada. Los periódicos se hacían eco de las fugas.

Lucha vecinal durante años

Eduardo Picazo es vecino del barrio de Valdefierro y uno de los precursores de la plataforma de asociaciones que durante años luchó por la recuperación del edificio del Buen Pastor. "En la década de los 80 se hizo hasta un baile, una semana cultural y partidos de fútbol, aunque todo cambió, lógicamente, cuando en las instalaciones los menores empezaron a cumplir condenas y se valló". Otra batalla comenzó después al abandonarse el centro en 2006 (se abrió el actual de Juslibol) y dejar de vigilarse en 2012. Llegaron el saqueo y los actos vandálicos. Los colectivos vecinales se movilizaron en varias ocasiones, protagonizaron protestas y llevaron su demanda hasta las Cortes de Aragón.

El proyecto del complejo social del Ejecutivo autonómico para el solar del Buen Pastor sigue su tramitación administrativa después de que la licitación haya sufrido varias demoras. Finalmente, tres empresas concurren a su construcción. La primera licitación quedó desierta a finales del año pasado como consecuencia del alza de precios. En una segunda se excluyeron la cafetería y la sala polivalente previstas para ajustar el coste. Ahora, está pendiente que se abran los sobres de las ofertas.

A estas alturas, tras las elecciones del pasado 28-M tendrá que ser el próximo Gobierno de Aragón el que lo lleve adelante. Se trata de uno de los proyectos estrella del Departamento de Ciudadanía con una inversión de fondos europeos de 24,3 millones de euros. Se contempla la edificación de una residencia de mayores con 100 plazas y un centro de día con 40, además de 47 viviendas para mayores y 13 para jóvenes en procesos de inserción social, fomentando así el intercambio generacional. Picazo reclama que no caiga en el olvido.

Juan Carlos Lozano, Jorge Jiménez, Marcos Larraz, Ascensión Hernández, Daniele Roccaro (Universidad de Palermo) y Pilar Biel, miembros del equipo del proyecto Graffiti Art In Prison de la Universidad de Zaragoza

Francisco Jiménez

"En Europa hay ejemplos de edificios rehabilitados"

La investigadora principal de este proyecto Graffiti Art In Prison de la Universidad de Zaragoza, Ascensión Hernández, se muestra crítica con la demolición del edificio del Buen Pastor y asegura que con "voluntad política" se podría haber recuperado. "En Europa hay muchos ejemplos de cárceles, psiquiátricos y reformatorios que se han rehabilitado como hoteles, residencias universitarias, residencias para personas mayores, que es justo lo que se quiere construir aquí. La técnica ofrece muchos sistemas, muchas maneras. Si en otros países se ha hecho, ¿por qué aquí no?", concluye.

Con el documental 'El Refor' y las fotografías que hicieron de los grafitis que había en las instalaciones se quiere mantener "el patrimonio inmaterial" de las historias de vida que se han tejido en este lugar. Al mismo tiempo, subraya Hernández, también pretenden poner de manifiesto que su desaparición ha sido una "oportunidad perdida" para la capital aragonesa.

Hernández destaca también el "contexto internacional" en el que se desarrolla esta iniciativa. El proyecto europeo Graffiti Art in Prison (GAP), que se ha desarrollado durante tres años (2020-2023), está formado por un equipo de estudiantes e investigadores de la Università degli Studi di Palermo, la Universidad de Zaragoza, la Universität zu Köln (Universidad de Colonia), el Kunsthistorische Institut de Florencia y la Academia de Arte y Diseño-Abadir de Catania. Está financiado en el marco del programa europeo Erasmus+ (Asociaciones Estratégicas para la Educación Superior).

El equipo de la Universidad de Zaragoza está formado por los profesores Ascensión Hernández, Pilar Biel, Jorge Jiménez y Juan Carlos Lozano; y por los estudiantes de doctorado: Belén Buil, Inés Colás, María Foradada y Marcos Larraz.

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