El globalismo está ligado a la unicidad de la lengua hipercentral

El globalismo está ligado a la unicidad de la lengua hipercentral

Gilles Tolède

(Reflexiones extraídas del libro "Le Serlado")

¿Podemos pensar realmente que la restauración de la soberanía nacional en Francia, y en otros países europeos (mediante la salida de la UE, del euro y después de la OTAN) podría lograrse permaneciendo en el marco de la dominación lingüística anglófona que prevalece hoy en día entre las élites de los países europeos, en particular mediante la pertenencia a la UE, a la zona euro y a la OTAN? 

En primer lugar, hay que recordar un punto fundamental: la concentración del capital a escala mundial va de la mano de la imposición de una única lengua hipercentral (en este caso : el inglés) como vehículo de los intercambios comerciales internacionales y como elemento central del poder de influencia del globalismo, centrado en la angloesfera. 

Con la (eminentemente deseable) restauración de la soberanía nacional en Francia y en otros países europeos, asistiríamos a un evento histórico que contrarrestaría fuertemente la concentración de capital a escala global y frenaría, si no detendría, el avance del globalismo. Esto sería especialmente cierto desde el punto de vista lingüístico. Salir de la UE, del euro y después de la OTAN significaría que los países europeos ya no dependerían de las decisiones estratégicas tomadas en inglés por los órganos de la UE (no elegidos y globalistas), sino que estos países podrían, por fin, tomar decisiones en su propio idioma nacional. Se trataría de un cambio fundamental, que probablemente frenaría la concentración de capital (y, por tanto, el globalismo).
Yendo más lejos, podría argumentarse que, a medida que los países europeos recuperasen su soberanía, la conexión de estos países en red, a través de una lengua hipercentral distinta del inglés, pondría fin a la unicidad comunicacional inherente y necesaria al capital globalista. Además, esta red podría complementarse con vínculos con otros países no europeos, siempre en el marco del uso de una lengua de trabajo distinta del inglés para los intercambios estratégicos entre todos estos países.
Se crearía así una alternativa global al globalismo, que perpetuaría la soberanía nacional de las naciones europeas. El resultado sería tanto una reducción de la influencia del hipercentrismo de la lengua inglesa como una reducción del globalismo, siguiendo una vinculación lógica, ya que ambos fenómenos están entrelazados.

El español es la lengua con más posibilidades de convertirse en la segunda lengua hipercentral.

En conclusión, la imbricación del nivel lingüístico y del nivel capitalista (desde el punto de vista del globalismo) nos lleva a considerar que sería muy difícil salir de la UE, del euro y de la OTAN (es decir, salir del globalismo), sin tener en cuenta la cuestión esencial de la lengua hipercentral.

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