Faith

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Capítulo 20 | Un Año Después

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Minnie despertó antes de que yo lo hiciera. Cuando entré en la cocina, la vi observando su pastel de cumpleaños, sus dedos a punto de tomar una probada de betún.

“¡Minnie!”

Volvió a verme con los ojos muy abiertos y corrió a esconderse a su rincón. Me acerqué a donde estaba ella y jalé la cortina. Por primera vez vi que estaba usando un vestido rosa, con un lazo atado al cabello.

“¿Qué te había dicho sobre usar el vestido nuevo antes de tu cumpleaños?”

“Pero, Mamá, ¡este es mi cumpleaños!” gimoteó. “Sólo me levanté antes que los demás. Pero no me lo puse hasta mi cumpleaños, ¡lo prometo!”

Me arrodillé junto a ella y abrí mis brazos. Minnie corrió a refugiarse en ellos, doblando su cuerpo sobre mi enorme vientre para poder abrazarme.

“Está bien,” dije. “Feliz cumpleaños, Minnie.”

Unos brazos fuertes me rodearon por la espalda y me estrecharon con firmeza.

“¡Papá!” gritó Minnie.

“Vaya, ¿quién despertó temprano?” dijo. “Feliz cumpleaños.”

Minnie saltó a los brazos de Roy. Él la atrapó y la hizo girar en círculos.

“¡Papá, papa, comamos pastel!” dijo Minnie. Ella gritaba mientras él le hacía cosquillas en el estómago.

“No, todavía no. Sabes que tenemos que hacer algo antes.”

Todos salimos y nos dirigimos a la parte sombreada de la casa. Para ahora, el árbol ya tenía la altura de Minnie. Había pasado la sequía, así que las flores estaban por todas partes en el jardín alrededor del árbol. Minnie tomó una y la colocó a la raíz del arbolito.

Inclinamos nuestras cabezas.

“Señor,” dijo Roy, “te damos gracias por este día, y por todos los días que nos has dado. Ha pasado otro año en que nos has colmado de bendiciones. Gracias por permitir que Minnie crezca fuerte, y por traer nueva vida a nuestra familia. Amén.”

Antes de que pudiéramos levantar nuestras cabezas, Minnie agregó, “Por favor cuida a mi nuevo hermanito o hermanita, ¡y que sea muy divertido jugar con él o ella! ¡Amén!”

“Amén,” dijimos Roy y yo juntos, casi riendo.

Minnie corrió dentro de la casa, y Roy la siguió de cerca. Yo me quedé en el jardín, mirando el arbolito.

Mi corazón se sentía pleno. Cuando llegué a la casa, no podía haber imaginado la felicidad que sentía.

El sol salía por el horizonte, pintando el paisaje con tonos rosados y dorados. Observé mientras se levantaba en lo alto del cielo y llenaba mi piel con su luz.

Hace un año llegué a Guthrie buscando aventuras y un romance de novelas. ¿Lo obtuve? Sí y no. Viví más aventuras de las que esperaba. ¿Y romance? No era del tipo de las novelas, pero era mío. Y eso era importante.

“¡Mamá!” gritó Minnie. Me sacó de mis pensamientos.

“¡Mamá, Papá dice que no podemos comer pastel sin ti!”

Se me dibujó una sonrisa en los labios y caminé hacia la casa. Me detuve y volví a ver el árbol de Mabel.

Quizás la historia empezó de otra manera, pero era mía ahora. Y dependía de mí que resultara lo mejor posible.

“Ya voy,” grité.

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