Expertos de los concejos científicos de Macron, relacionados con la industria farmacéutica.
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El medio alternativo francés Mediapart y Marianne revelaron que varios médicos que forman parte de los dos consejos científicos que acompañan al Régimen tienen estrechos vínculos con la industria farmacéutica. Información que cuestiona posibles conflictos de intereses, muy común en este sector.
Desde el 10 de marzo, varios médicos y expertos han sido llamados al rescate para ayudar al Régimen de Emmanuel Macron a manejar la crisis de salud. Además del comité científico creado el 11 de marzo, en el que se basó el ejecutivo para justificar la continuación de las elecciones municipales, Macron creó el 24 de marzo un Comité de Investigación y Análisis de Expertos (CARE) que reunió a doce expertos.
Un séquito de expertos que no están exentos de la cuestión de posibles conflictos de intereses. Interrogado sobre este tema por el medio alternativo francés Mediapart el 31 de marzo, el presidente del consejo científico Jean-François Delfraissy anunció en este sentido su voluntad de elaborar una "regulación interna que permita saber cuál es la norma para las personas con vínculos de interés", al principio, llevó a los expertos a completar una declaración de intereses.
Sin embargo, del lado del consejo científico de CARE, presidido por la viróloga Françoise Barré-Sinoussi, el examen de las declaraciones o los datos obtenidos del entrecruzamiento de la base de datos de Transparency Health con la industria farmacéutica son múltiples. Por el lado de CARE, se encuentra Yazdan Yazdapanah.
"Este reconocido profesional, experto de la OMS, recibió beneficios de 96.178 euros en cinco años. ¿Las firmas más generosas hacia él? MSD, Johnson & Johnson y GSK, todos donaron más de 15,000 euros de beneficios en cinco años. 'Señala Marianne antes de hablar sobre' el oncólogo Jean-Philippe Spano, que ha acumulado 251.327 euros en beneficios corporativos en cinco años, a una tasa promedio de cinco enlaces de interés por mes. La microbióloga 'O' Marie-Paule Kieny, que no tiene ninguna ventaja en el sitio del gobierno, es miembro de la junta directiva de BioMérieux, el laboratorio francés, competidor de Roche, que también acaba de desarrollar un Prueba de detección rápida Covid-19.
Vínculos con compañías que están considerando el desarrollo de un tratamiento o una vacuna contra el Covid-19 que constituyen prácticas estándar para ciertos médicos, a quienes las compañías farmacéuticas les ofrecen ventajas, todos los costos pagados, participando en conferencias o realizando ensayos clínicos para validar la efectividad de sus tratamientos. Esto plantea la cuestión de la independencia de sus diagnósticos y de posibles conflictos de intereses en un momento en que se supone que deben estar posicionados para guiar la estrategia del gobierno a adoptar para combatir la pandemia a nivel nacional.
Enlaces que también explican por qué es poco probable que se materialice la solicitud de requisición de los medios de producción de las industrias farmacéuticas realizadas por profesionales de la salud para hacer frente a la escasez de equipos y medicamentos.
En cuestiones de conflictos de intereses, Emmanuel Macron tampoco es su primer intento. Ya durante su campaña presidencial en 2017, se vio obligado a separarse de su asesor de salud, Jean-Jacques Mourad, quien recibió una remuneración del laboratorio Servier, productor del Mediador. Más recientemente, fue durante la reforma de las pensiones que se revelaron las problemáticas conexiones de los ministros designados por Macron con el mundo de los seguros.
En un momento en que la crisis de Covid-19 muestra la urgencia de organizar la producción al servicio de la lucha contra la epidemia, la mejor solución a los conflictos de intereses podría ser: nacionalizar toda la salud, bajo el control de los trabajadores, científicos y usuarios, y finalmente proporcionarle un presupuesto para igualar.
por Ernest Everhard
Fuente: Revolution Permaneente/Grupo Todos Debaten/