Estrella

Hoy me desperté con muchas ganas de varias cosas; una de ellas, abrazarte.

Somos tan ajenos, tan extraños, tan distantes, tan desconocidos, tan misteriosos pero la inquietud salió y se plantó aquí. Germinó como semilla en el compostero.

Mientras viene el día que se pueda correr o volar un momentito a tu lado, por lo breve que sea, me quedaré esperando que pases por el cielo. El aire traerá recuerdos de ti y de tus lejanas arenas, el viento sonará a tu risa en bicicleta y quizá las nubes me pinten una de todas tus sonrisas.

También pensaré en ti cuando el cielo se ponga gris, cuando se cargue de lluvia porque algunas de esas gotas podrían ser tus lágrimas de amargura y de tristeza. Aún así las recolectaré porque no dejarán de ser bendita agua.

Cuando llegue el momento de volver a mirarte, seré feliz y tú ya serás feliz porque habrás descubierto el secreto de tu inquebrantable voluntad. Tomaremos té, platicaremos sin descanso e inventaremos un nuevo tiempo para que nunca se haga tarde, para que nunca tengas que irte otra vez. Y si tienes que irte, procuraré abrazarte tan fuerte para que no tengamos frío el tiempo que nos dure la ausencia.

Xalapa, Ver. a 8 de agosto de 2021

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