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XI Esoterismo nazi » ¿Nazis en la Antártida?

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¿Nazis en la Antártida?

La detención en marzo de 2005 del nazi Paul Schäffer en Chile ha puesto de manifiesto algo que parecía olvidado, pero que se trata de una realidad incuestionable: muchos nazis emigraron al Cono Sur tras la Segunda Guerra Mundial, con objeto de esquivar las persecuciones que contra ellos iban a llevarse a cabo. Y es que, ciertamente, los nazis estaban muy interesados en las tierras situadas más al sur de América. De hecho, una investigación del estudioso argentino Carlos di Napoli, que ha sido dada a conocer en el año 2005, pone de manifiesto, sobre la base de infinidad de documentos oficiales de origen norteamericano, que los hombres de Hitler se mostraron muy interesados en esta región del globo. Una de las razones fue que, al parecer, consideraban que la zona podría convertirse para ellos en una importante fuente de petróleo.

Pero al margen de estos datos históricos, existe toda una tradición esotérica que tiene su origen en esta zona, en la cual los nazis pusieron toda su atención. Quienes la defienden están seguros de que Hitler logró que sus científicos desarrollaran una tecnología muy avanzada. Como consecuencia de ello, habrían fabricado aviones con aspecto de «platillo volante», capaces de maniobras asombrosas. Y, efectivamente, hoy sabemos que la empresa aeronáutica Luftwaffe desarrolló ese tipo de cazas. Ahora bien, se ha demostrado que aquellos prototipos no alcanzaron un mínimo de operatividad y fueron un auténtico fracaso. Pero hay personajes que no opinan así…

El más conocido de ellos es Miguel Serrano, un hombre de carrera diplomática que fue embajador de Chile en Pekín, pero que en la actualidad ha logrado reunir a una serie de fieles a su alrededor. Serrano, que trabajó para el dictador Augusto Pinochet, dice tener las pruebas de que aquellos «platillos volantes» sí lograron volar en condiciones óptimas. Para él —y para quienes defienden sus tesis— el hecho de que los ovnis comenzaran a aparecer en los cielos a partir de 1947 no es una cuestión difícil de solucionar: aquellos artefactos serían los desarrollados en la Alemania nazi pero que habrían encontrado la forma de seguir siendo operativos tras el final de la guerra.

Lógicamente, esos ovnis operan desde la clandestinidad y esperan a que llegue el momento de manifestarse abiertamente. Sería, en este caso, la parte visible del actual IV Reich. Para Miguel Serrano, esos hombres y esas máquinas se esconderían en el mejor escondrijo natural que existe en la Tierra: la Antártida.

Afortunadamente, no hay pruebas para defender esta tesis, aunque sí motivo de preocupación. Y es que la propia existencia de tipos como Miguel Serrano significa, en cierto modo, que sigue vivo cierto tipo de nazismo que, además, ha encontrado en lo esotérico un manto bajo el cual pasar desapercibido.

A este respecto, una cuestión importante a señalar sería que, de haber desarrollado esa tecnología, los nazis deberían haber ganado la guerra, ya que a buen seguro la habrían usado contra sus enemigos. Como respuesta a esta duda, los fieles a la teoría que aquí citamos sugieren que esos artefactos demostraron grandes capacidades aeronáuticas pero pocas aptitudes para el combate. Los hay que incluso creen que la derrota en la guerra fue premeditada y que Hitler provocó un repliegue para poder retornar en cuanto fuera factible una victoria rotunda gracias a sus «platillos volantes» escondidos en la Antártida. Ahora bien, afortunadamente, no hay una sola prueba de esas afirmaciones. Lo único cierto es que una suerte de nuevo nazismo ha encontrado en algunas cuestiones esotéricas una forma de seguir haciendo proselitismo. Y es que bicho malo nunca muere.

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