En defensa del animé y del manga (comic japonés)

En defensa del animé y del manga (comic japonés)


Fragmentos tomados de este artículo de junio 2020:

https://elartefacto.net/materia-oscura-en-defensa-del-anime/

En más de una ocasión, hablando de películas o series con alguien, le he terminado recomendando anime. Las animaciones japonesas me parecen una subcultura muy rica y bastante interesante, pero le sucede algo similar a lo que le sucedió al cómic (y antes, a la ciencia ficción): es infravalorado y no se le considera tan relevante culturalmente como al cine o a formas de narrativas más «serias». Casi nunca he entendido estas formas de chauvinismo en los círculos artísticos e intelectuales.
Mi opinión es, claro, la de un neófito que carece de los términos adecuados para describir o explicar una subcultura en los términos en los que un académico o estudioso del arte lo haría, pero quisiera decir unas palabras de porqué me parece que la gente, sobre todo la que tiene cierto hartazgo del cine y la televisión occidental, o simplemente quisiera explorar algo diferente, debería echarle un ojo al anime, en tanto entretenimiento o narrativa visual, como un producto cultural profundo y reflexivo. Es probable que la mayoría ya hayamos sido expuestos al anime, por ejemplo, al ver alguna de las maravillosas películas de Hayao Miyazaki que, si mi memoria no me falla, se encuentran todas en Netflix. 
Al contrario de lo que podríamos pensar, el anime no es algo nuevo. Aunque la animación japonesa data de principios del siglo XX, fue Osamu Tezuka el que definió el estilo característico del anime y su contraparte impresa, el manga (cómic japonés). Tezuka fue el creador de clásicos como Astro Boy y Kimba the White Lion (muchos animadores japoneses afirman que Simba es un desvergonzado plagio de Kimba). A pesar de esto, el consumo de manga y anime, de forma similar a lo que sucede con el cómic, siguió restringido a un pequeño puñado de frikis que se regodean en su excentricidad.
Es cierto que existe toda una subcultura de extravagantes alrededor del manga y del anime, pero ello no implica que estas formas de arte no puedan ser serias ni tocar temas profundos. Al contrario: una de las características que más me llamaron la atención del anime, cuando comencé a verlo, fue precisamente que tocaban temas serios y poco frecuentes desde distintas perspectivas. Muchas veces de forma exagerada, y no solo hablo de los rasgos físicos imposibles, sino de su predilección por los temas fantásticos y los personajes sobrehumanos, cuyas características casi nunca se molestan en explicar, de la misma forma en que de repente Gregorio Samsa se transforma en insecto y todo mundo sigue como si nada.

En otro artículo, en este caso académico (https://www.academia.edu/42115437/El_manga_de_la_tradici%C3%B3n_a_la_cultura_de_masas) podemos encontrar otra línea de argumentos a favor del tema:

Manga es la palabra japonesa con la que conocemos en occidente a los cómics, historietas o tiras cómicas procedentes del país nipón, convirtiéndose en un término universal que engloba a una poderosa industria cultural con gran éxito comercial. La palabra manga hace referencia al proceso de combinación de diferentes pictografías para crear pensamientos complejos que dotan al cómic japonés de un estilo peculiar en la distribución de los elementos en el papel impreso.
La cultura japonesa es una de las culturas que más interés despierta a nivel mundial desde los últimos años. En apenas dos décadas se ha consagrado como todo un fenómeno global, en parte, gracias a la exportación de manga que ha dado visibilidad al modo de vida y valores de la sociedad nipona, siendo un fiel reflejo de ésta y convirtiendo el cómic japonés en un producto fácilmente reconocible en cualquier parte del mundo. A su vez, el manga forma parte de uno de los ámbitos de la cultura pop más reconocidos internacionalmente.
El cómic japonés ha conseguido a lo largo de la historia, gracias a la diversificación de géneros y temáticas, hacer su discurso universal. Su éxito no radica en que el concepto del cómic japonés sea diferente a otras formas de historietas, sino en su versatilidad y ambivalencia, a su capacidad innata para crear un imaginario único y fácilmente reconocible a nivel mundial. Su amalgama de estilos, temáticas y técnicas conviven en armonía dentro de la industria tanto nacional como internacional.
Actualmente, el manga forma parte de la cultura popular global, dejando atrás las fronteras japonesas para convertirse en un pasatiempo universal, lejos de la exclusividad nipona de antaño. Como hemos analizado, su éxito es indiscutible y son varios los factores que han intervenido en él: ante todo, su naturaleza transmedia y las industrias con las que se relaciona, entre ellas la de animación y la de videojuegos, también las políticas internacionales y las estrategias de globalización que ha llevado a cabo el gobierno japonés en estas últimas décadas, sin olvidar la indiscutible labor de los aficionados al poner a disposición del consumidor internacional una amplia oferta de manga y anime que solo podía encontrarse en su país de origen. Todo ello ensalza al manga como unos de los movimientos sociales y culturales más universales de nuestra era, poniendo en valor la tradición a través de las nuevas formas de expresión y difusión.



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