El único amigo del demonio

El único amigo del demonio


Capítulo 15

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Capítulo 15

—La clave está en la tercera carta —explicó Trujillo—. Con Nathan encontramos la pista anoche, pero no descubrí su significado hasta esta mañana. En el penúltimo párrafo, en el que habla de Potash, dice que lo sabe todo.

—Solo para estar seguro —pregunté—, ¿estamos hablando del caníbal o de Nathan?

—Cierra la boca —dijo Nathan.

—Obviamente estamos hablando del caníbal —respondió Trujillo—. Siempre se esforzó por demostrarnos qué tan listo es, pero este es el punto: dice saberlo todo sobre nosotros, pero nunca menciona a Brooke.

Por supuesto que sabe de Brooke, pensé. Sabe todo sobre mí y de dónde vine, así que tiene que saber sobre Brooke. ¿Por qué no la mencionaría en su lista?

—Obviamente, si lo sabe todo, sabe sobre Brooke, ¿no es así? —continuó él—. Y dado que su primera carta fue enviada por correo ordinario a esta oficina, obviamente sabe dónde encontrarnos. No hay forma de que tenga toda esa información y no sepa de Brooke. Lo que significa que de algún modo, Brooke es diferente en su mente: ella no es uno de nosotros. Observen la estructura de la carta: una introducción y luego un párrafo para cada miembro del equipo, solo que hay seis miembros del equipo mencionados por su nombre y hay siete párrafos.

—El último párrafo no tiene un nombre —dijo Nathan—. Tiene que ser sobre Brooke; es lo único que tendría sentido.

—Podría ser solo una conclusión —propuse.

—Es posible —asintió Trujillo—. Pero no funciona como conclusión: todos lo leímos como una extensión del párrafo de Potash, pero eso lo dejaría como el único miembro del equipo en tener dos. Es más probable, creo yo, que sea una referencia al séptimo miembro. Déjenme que se los lea —miró la pantalla de su computadora y comenzó a leer—: «Hay antílopes y hay leones. Y luego hay algo más. Piensen bien en quiénes tienen a su lado» —levantó la vista—. El Cazador ha mantenido un patrón consistente en su metáfora del león y el antílope a lo largo de sus tres cartas: un león es un asesino y un antílope es una víctima. Él y nosotros. Marchito y humanos. Pero ¿a qué se refiere ese último fragmento? ¿Algo más? ¿No puede ser una referencia a Brooke? ¿Una fusión entre un Marchito y un humano?

—Ella no es un Marchito —intervine.

—Pero ya no es realmente humana —dijo Nathan—. No queremos faltarle el respeto, obviamente, pero sé honesto contigo mismo. Ella está arruinada.

—Tal vez no estaba en la carta porque ella no hizo nada malo —arriesgué—. ¿No pensaron en eso? ¿Este desagradable grupo de asalto de abusadores y asesinos, y la única que sufre es la persona que nunca ha lastimado a nadie realmente? —agregué.

—¿Cómo nos ayudaría esto a encontrar a El Cazador? —preguntó Ostler.

—Estamos llegando a eso —dijo Nathan—. Y es una respuesta directa a John también.

—El párrafo de Brooke es diferente, porque ella es diferente —continuó Trujillo—, pero también porque El Cazador piensa distinto sobre ella. Él no la ve como un enemigo, lo que implica que es una amiga.

—Ella no es Nadie —insistí—. Ella es Brooke Watson.

—Hay más de Nadie en ella que de Brooke —dijo Trujillo—. Esa ha sido nuestra preocupación desde el momento en que reconoció a Elijah; incluso antes para ser franco, es por eso que estoy en este equipo en primer lugar. Si Brooke siente más afinidad con los Marchitos que con nosotros, puede comenzar a ayudarlos.

—Ella nunca… —quería partirle la cabeza.

—Registramos su habitación —dijo Nathan con frialdad—. De punta a punta. Había una abertura debajo del colchón: estaba escondiendo cartas.

La habitación quedó en silencio.

—Eso es imposible —dijo Diana.

—La que encontramos estaba escrita con crayolas —explicó Trujillo—. Es lo único que las enfermeras le dan para escribir, porque no tienen filo para lastimar a nadie. Ella me arrebató la carta de las manos y se la comió antes de que pudiéramos descubrir algo más, pero una de las enfermeras confirmó que ha estado intercambiando cartas entre Brooke y un hombre durante las últimas semanas.

—Creo que deberían haber comenzado por ahí —sentenció Ostler con repentino enojo—. ¿Cómo ocurrió esto? ¿Las enfermeras no estaban informadas de la situación de Brooke?

—Las hemos mantenido desinformadas sobre casi todo —respondió Trujillo—. Sabían que Brooke era inestable, pero no sabían por qué, y ciertamente no sabían que podía estar comunicándose con un fugitivo. En una institución mental ordinaria esto podría haber encendido alguna alerta, pero en un centro de vida asistida, la situación es diferente. Las enfermeras se esfuerzan por ayudar a que los pacientes interactúen con otras personas porque la mayoría de ellos no tienen suficiente contacto con el mundo exterior. A la enfermera no se le ocurrió que las cartas pudieran ser algo malo.

—No es verdad —dije aunque no lo sentía. Él tenía razón: Brooke era más Marchita que humana mentalmente hablando. Estaba emocionalmente arruinada. Piensen bien en quiénes tienen a su lado.

—¿Tienes una descripción del hombre? —preguntó Ostler—. ¿Lo hemos encontrado?

—Su nombre es Aldo Blankenship —respondí Nathan—. Vive en The Corners, a una calle de Pizza Pancho.

—Dinos todo lo que sabes acerca de Rack —dije mirando fijo a Elijah.

Estábamos otra vez en la sala de interrogatorios a la que lo había llevado con la restricción de collar.

—Rack no es su caníbal —respondió frotándose el cuello—. Él no tiene una boca.

—Eso he oído —asentí—. Siéntate y háblame sobre él.

Elijah respiró largo y lento y se sentó pesadamente en la silla frente a mí. Éramos las únicas dos personas en la habitación —yo era el único que se atrevía a estar en una habitación con él—, pero los demás estaban escuchando detrás del vidrio. Él me miraba fijamente.

—Rack es el rey —comenzó—. A él se le ocurrió esta idea en primer lugar, es el que descubrió cómo convertirnos en Iluminados. Es mucho más poderoso y peligroso que cualquier otro Marchito al que se hayan enfrentado.

—¿Qué clase de poder tiene?

—¿Tú piensas que tienes un alma? —preguntó de pronto.

—¿A qué te refieres? —no supe cómo responder.

—Me refiero a un alma: un espíritu eterno o un alma interior, o como quieras llamarlo. Una cosa especial que te hace ser tú, lo que asciende al cielo cuando mueres, lo que te da un pensamiento consciente en lugar de instinto animal. Algunas personas dicen que pesa veintiún gramos, algunas personas dicen que no existe. Lo que creas que sea: ¿crees que tienes una?

Mi familia no era especialmente religiosa, pero teníamos una capilla para funerales en nuestra casa y había escuchado más sermones acerca de la vida después de la muerte que la mayoría de los niños. Decían que el alma deja el cuerpo cuando mueres y eso tenía sentido para mí, porque había visto a Marci cuando murió y ella ya no estaba allí. Su cuerpo estaba ahí, pero Marci no. ¿Era solo una superstición? No lo sé, probablemente. Pero quería creer que una parte de Marci seguía en algún sitio, porque si no era así, ¿de qué estaba enamorado? ¿De un cadáver? Supongo que hay muchas personas a las que eso no las sorprendería en absoluto.

—¿Preguntas por las almas en general o por la mía específicamente? Porque tendría dos respuestas diferentes —dije negando con la cabeza.

—Solo lo pregunto porque es una palabra que usamos —respondió Elijah—. No sé si es la palabra correcta, o lo que significa «correcto». Pero las almas de los Marchitos están quebradas y corrompidas; no solo metafórica, sino físicamente.

—No estás hablando solo de su sentido de la maravilla.

—Estoy hablando de la sustancia negra —dijo, y lo miré detenidamente. Él asintió—. Sé que lo sabes porque lo viste saliendo de mi pecho esa noche en la funeraria. Has asesinado Marchitos antes, así que has visto lo que pasa: el cuerpo se descompone en una especie de fango oscuro. Grasa color carbón y cartílago. Nosotros lo llamamos materia del alma.

—Brooke también usó esa expresión. ¿Qué es?

—Algunos dicen que es nuestra alma que está demasiado corrompida como para ir al cielo, así que se queda y destruye el cuerpo. Otros dicen que son nuestros propios cuerpos liberándose de la forma física que los confinan, es por eso que algunos de nosotros podemos usarlo para cambiar de forma o para movernos.

—Así era cómo funcionaba Nadie —dije—. O creo que la conoces como Hulla; ella no tenía un cuerpo propio, era solo una gran masa de grasa.

—La recuerdo —admitió Elijah—, aunque no mucho. Ella trabajaba con Foreman. Eso creo.

—La mejor idea que tuvimos sobre el lodo es que es lo que sucede con el cuerpo cuando el poder que sea que los mantiene vivos ya no… los mantiene más con vida. Que han estado en el mundo por tanto tiempo que sus cuerpos no son más que un montón de grasa con apariencia humana y que, en cuanto la energía, o lo que sea, desaparece (lo que está detrás de esa fachada humana), el verdadero cuerpo se desintegra.

—Tal vez. No sé lo suficiente como para decir que eso no es así, pero puedo decirte con certeza que esa no es la única verdad. Tiene un poder por sí misma, como has visto en Nadie. Algunos Marchitos pueden usarla para otras cosas. Rack es uno de ellos.

—¿Qué puede hacer él? —pregunté otra vez—. Necesitamos saberlo para poder matarlo.

—Rack tiene un cuerpo humano normal, todo a excepción de una parte —trazó una línea alrededor de su pecho y la parte inferior de su rostro, y recordé a Brooke diciendo algo similar—. Tiene un hueco aquí, donde debería estar su corazón, hasta su cuello y la cabeza; no tiene mandíbula, ni boca, ni nariz, solo un hueco. Está lleno de materia del alma y así es cómo mata a las personas: la oscuridad se extiende, como un tentáculo, se mete por tu garganta y te arranca el corazón.

—¿Come corazones? —pregunté.

—No los come —respondió Elijah—, los usa. Su cuerpo necesita un corazón tanto como el tuyo, pero cuando hizo el pacto con la oscuridad, él renunció al suyo. Vive robando corazones nuevos.

—¿Y dices que los extrae por la garganta? ¿Que no lo hace simplemente a través del pecho?

—Supongo que puede hacerlo de cualquier manera, pero solo lo he visto usar la boca y la garganta de sus víctimas. Es… en verdad mucho más perturbador de esa manera.

—Y mucho más fácil de ocultar —dije mirando hacia el espejo detrás de mí, consciente de que el equipo estaba mirando y escuchando—. Si necesita comer corazones para vivir debe haber cuerpos en la ciudad que no fueron identificados como sus víctimas. Posiblemente no serían identificados como víctimas en absoluto; a la mayoría de los cuerpos no se les realizan autopsias, así que una muerte misteriosa sin señales físicas de violencia probablemente sea etiquetada como un derrame cerebral o un ataque al corazón. Alguien encuentra el cuerpo, el forense le echa un vistazo y luego organizan el funeral —miré por sobre mi hombro—. Alguien hable con Ronda Hess para ver si ha tenido alguna muerte inexplicable en las últimas semanas.

—¿Crees que Rack está aquí? —preguntó Elijah—. ¿En Fort Bruce?

—Pensamos que está ocultando sus propios asesinatos y que está utilizando un cráneo como marioneta para crear a un falso Marchito caníbal, y así mantenernos ocupados buscando al tipo equivocado.

—Si Rack estuviera asesinando personas en la ciudad, yo lo sabría. Obtengo todos mis recuerdos de cuerpos sin vida, y no recuerdo haber sido asesinado por él.

—Hay cinco funerarias en Fort Bruce —dije—. ¿Cada una cubre un área específica?

—No geográficamente, pero sí. En casos fortuitos como los que dices, hay reglas respecto a qué funeraria se ocupa de cada caso.

—Pregúntenle a Hess cuáles son esas reglas —dije mirando sobre mi hombro otra vez—, y enfóquense en cuerpos que hayan sido asignados a otras funerarias —volví a mirar a Elijah—. Si está escondiéndose de nosotros, es lógico que también esté escondiéndose de ti.

—Pero ¿por qué? —preguntó—. No puede haber sabido que yo acabaría trabajando con ustedes.

—Pero nunca se puso en contacto contigo. Gidri intentaba reclutarte, pero Rack no se molestó en hacerlo y, por lo que nos has dicho, tampoco se molestó en contactar a Gidri. Simplemente los dejó pelear su guerra y atraer toda nuestra atención mientras él trabajaba en las sombras planeando su ataque.

—Entonces ¿qué está planeando? No se tomaría tantas molestias solo para engañarlos sin ningún motivo.

—Asumo que planea matarnos —respondí—. Eso es lo que yo haría en su lugar. Pero creemos haberlo encontrado a través de otra conexión, y seremos nosotros quienes lo ataquemos. Es por eso que necesitamos saber todo lo posible sobre cómo trabaja.

—Él los matará —dijo Elijah.

—Dinos cómo —no me inmuté.

—Siendo más listo que ustedes. Sus poderes son una cosa; no se le acerquen, no dejen que los ataque en persona y definitivamente utilicen algún tipo de máscara que lo mantenga fuera de sus bocas. Arrancar corazones no es lo único que su alma puede hacer, pero es algo importante.

—¿Qué más puede hacer?

—Puede hablar con ella. Deja parte de su materia del alma detrás cuando va a tomar un corazón, no puede absorber carne nueva sin expulsar algo más. O quizás pueda, pero sería enorme. Deja algo de materia en el cuerpo y luego puede darle vida; no a todo el cuerpo sino a la boca y los pulmones. La parte que su alma tocó. Es la única forma en la que puede hablar.

—Recuerdo que Brooke dijo algo así también. Nos dio más información de lo que pensé —¿había estado ignorándola al igual que el resto del equipo me ignoraba a mí?

—¿Quién es Brooke? —preguntó Elijah—. Ya la has mencionado en tres ocasiones, pero nunca antes había escuchado de ella. Es la amiga de un amigo, supongo.

—Ella tiene todos los recuerdos de Nadie —respondí.

—Suena como una historia que tendría que escuchar alguna vez.

—Más adelante. No sabemos cuánto tiempo hay hasta que él vuelva a asesinar o hasta que vuelva a intentar ponerse en contacto con ella y se dé cuenta de que lo descubrimos. Si puedes decirnos cómo matarlo, podemos salir y hacerlo ahora, en masa, antes de que tenga la oportunidad de llevar a cabo cualquiera que sea el final del juego que esté planeando.

—Eso es lo que intentaron hacer con Gidri en la funeraria. Perdieron a dos hombres y al menos dos más están heridos.

—¿Y no vale la pena para matar a alguien como Rack?

Hizo una pausa, sin decir nada mientras me miraba. Intenté descifrar lo que estaba pensando y vi más humanidad en su expresión de la que esperaba; ciertamente más humanidad que en Potash. Su ceño estaba fruncido, sus ojos ligeramente entornados, su boca seria e inmóvil. Estaba preocupado. Probablemente pensaba que todos íbamos a morir. Pero cómo reaccionaría ante esa preocupación no podía saberlo.

—Déjenme ir con ustedes —dijo.

—Aún no confiamos en ti.

—No he hecho más que ayudar —respondió—. No he atacado a nadie, no he hecho nada alarmante. Respondí a todas sus preguntas —se inclinó hacia el frente—. Soy más humano que miles de personas a las que podrían preguntarles, juntas. Quiero que esta guerra en las sombras se termine, y quiero que su lado gane. ¿Qué tengo que hacer para probárselos?

—Dinos cómo matar a Rack.

—No pueden —respondió—. Se regenera demasiado rápido. Es más rápido, más fuerte y más listo que cualquier otro Marchito. Lo conozco desde hace diez mil años y él nunca perdió. Incluso si lo sobrepasan, él se retirará, seguirá asesinando e ideará un nuevo plan. Están demasiado cerca como para dejar que eso pase, por eso llévenme en su ataque. Permítanme acercarme lo suficiente y podré drenar su memoria; incluso si él me ataca primero, si me derriba, quiebra mis huesos y me arranca el corazón, podré tocarlo y eso es todo lo que necesito. Puedo vaciar su mente y detenerlo.

Lo observé. ¿Sería acertada su descripción de las habilidades de Rack? ¿Funcionaría su plan para sobrepasarlo? Todo parecía cerrar, pero era muy difícil confiar en él. Deseaba hacerlo; sentía una… afinidad hacia Elijah que apenas había sentido hacia unas pocas personas en toda mi vida. Me había asustado antes, porque él era un Marchito y aún me asustaba, pero…

Pero el resto de mi equipo era humano y habían hecho cosas peores de las que Elijah siquiera había intentado jamás. Ya no podía definir mi moralidad de la misma manera. Había muchas zonas grises. Pero ¿cómo podía juzgarlo sin conocerlo? Necesitaba tiempo para meterme en su cabeza, tiempo del que no disponía.

O tal vez necesitaba una pregunta más.

—¿Qué hay de sus pensamientos? —pregunté—. Si absorbes su memoria, con tu mente serás él a todos los fines. ¿Qué le impedirá seguir con sus planes en otro cuerpo?

—Soy más fácil de asesinar que él —dijo simplemente—. Si su mente toma el control, mátenme.

—Confío en él —miré al espejo otra vez—. Pongámonos en movimiento.

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