El único amigo del demonio

El único amigo del demonio


Capítulo 18

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Capítulo 18

—Cálmense todos —dijo Nathan.

—¿Qué crees que harás? —escupió Potash mirándome, inclinándose ligeramente hacia atrás, como si estuviera reconsiderándome.

—¿Por qué estás haciendo esto, Potash? —lo miré detenidamente, sujetando el cuchillo con fuerza.

—Creo que ya lo he explicado bastante bien.

—¿Por qué estás en este equipo? —exigí—. ¿Qué te trajo aquí? ¿Quién eres? Nadie sabe nada sobre ti: ni tu pasado, ni tus motivos, ni tu perspectiva de la vida. ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Qué estás haciendo que no deberías hacer?

—No soy un asesino al que puedas analizar simplemente.

—Pero podrías serlo —dije—. En otra situación, en otro lugar, si hubieras seguido un camino menos oficial y yo hubiera seguido uno mejor, podría estar rastreándote a ti ahora, como el peor asesino serial de la historia. Tú matas personas, ¿por qué? Vives al margen del mundo, incluso más que yo, ¿por qué?

—Porque alguien tiene que hacerlo.

—Entonces puedes ser tú el que lo haga.

—Mejor que sea yo y no alguien que no sabe cómo hacerlo —dijo Potash—. Luché contra Rack hasta detenerlo, casi lo tenía, mientras que cualquier otro hubiera muerto. Todos los demás murieron. Lo seguí hasta un sótano tan desastroso que ni siquiera puedo describirlo, y tendré que vivir con lo que vi allí abajo por el resto de mi vida; y cualquier otra persona habría enloquecido de tan solo intentarlo.

—¿Y tú no lo hiciste? —pregunté, mirando los restos de ceniza.

—Elijah tenía que morir —insistió Potash—. Todos tienen que hacerlo.

—¿Por qué?

—¿Piensas que es un traidor? —preguntó Nathan.

—No —negué con la cabeza.

—Entonces ¿por qué estás haciéndole todas estas preguntas? —preguntó Brooke.

—¡Porque quiero saber! —grité—. Quiero saber qué está haciendo aquí, ¡quiero saber qué estoy haciendo yo aquí! ¿Algo de esto está bien o mal? ¿He estado perdiendo el tiempo intentando ser el chico bueno cuando el bien y el mal ya no tienen ningún sentido? Elijah era uno de los hombres más buenos que he conocido y este tipo simplemente le cortó la cabeza, ¡y probablemente reciba una medalla por ello, y quiero saber por qué! ¿Qué importancia tienen nuestras decisiones si alguien puede simplemente decir qué significan el bien y el mal? ¿Por qué él tenía que morir si todo esto era arbitrario?

—¿Estás preguntando por qué un Marchito tenía que morir? —preguntó Potash—. ¿Acaso te estás escuchando?

—¿Y si no se llamara Marchito? —pregunté—. ¿Y si fuera un Condenado?

—La palabra no cambia lo que era —dijo Potash.

—Era un hombre —repliqué—. Era un conductor y un mecánico y un visitante regular de una casa de reposo; y sí, cometió un error y sí, era peligroso, pero pasó más tiempo intentando ser bueno que el que cualquiera de nosotros ha pasado jamás intentando ser algo.

Potash me miró, los segundos pasaban, hasta que finalmente negó con la cabeza.

—Tomar este tipo de decisiones es la parte más difícil de nuestro trabajo, pero aun así tenemos que tomarlas. Matar no es solo apretar un gatillo o blandir un cuchillo, es tomar la decisión de quién merece vivir y quién merece morir.

—Elijah merecía vivir.

—Esa decisión va a dolerme por el resto de mi vida —continuó Potash—, pero ahora es a la única persona a la que va a lastimar. No drenará otra mente, no hará otro Merrill Evans, y no pondrá en peligro a otra Rose Chapman. El FBI no tendrá que perder más tiempo y dinero buscándolo y confinándolo, lo que le dará más tiempo y dinero para las mayores amenazas, lo que le deja al resto del mundo menos amenazas de las que preocuparse. El mundo está mejor sin Elijah Sexton en él.

—¿Y tú? —pregunté—. ¿Sería mejor sin ti en él?

—Todo el mundo mantenga la calma —dijo Nathan acercándose a Potash—. Nadie cometerá una locura, ni hará nada estúpido, ni… —su mano apareció tras la espalda de Potash y le disparó en la cabeza.

Mis oídos zumbaron otra vez.

—¡No! —gritó Brooke.

Retrocedí de un salto, con los ojos bien abiertos y mi mente dando vueltas. Nathan me miró y puso los ojos en blanco.

—¿Qué? Como si no estuvieras pensando hacer lo mismo.

—Él era… —ni siquiera me salían las palabras. Estaba acostumbrado a la violencia, a la muerte, al dolor y el horror, pero esto era demasiado, y demasiado fortuito. Ostler y Diana, y ahora Elijah y Potash, nada tenía sentido—. ¿Por qué? —exigí. Intenté continuar con otra pregunta, algo penetrante y profundo, pero todo lo que pude decir fue otro—: ¿Por qué?

—Porque era peligroso —dijo Nathan—. Era un factor al que no podíamos predecir ni controlar y podría vencernos a todos nosotros juntos.

—Pero no necesitábamos enfrentarnos a él en absoluto.

—Entonces ¿qué estabas pensando hacer con ese cuchillo? —dijo señalándome con su arma.

Bajé la vista para mirarlo, sujeto con tanta fuerza en mi mano que mis dedos estaban tan blancos como huesos.

—No lo sé —respondí cerrando los ojos—. No sé qué es lo que iba a hacer, ni lo que quería hacer, ni nada. Pero no quería matarlo.

—Sí, querías.

—Pero ¡sabía que estaba mal! —grité.

—No, no es así —dijo negando con la cabeza—. Debes decidirte: ¿acabas de pasar cinco minutos diciéndole al tipo que era un psicópata peligroso y que el mundo estaría mejor sin él y ahora enloqueces porque tú no fuiste el que lo hizo? ¿Como si fueras el único administrador de justicia del mundo?

—Eso no es lo que quiero decir.

—Tú no sabes lo que quieres decir —dijo Nathan y me quedé sin respuesta, porque tenía razón. Había deseado que Potash muriera; cuando mató a Elijah le deseé la muerte más que nada en el mundo, pero una vez que lo había visto ocurrir no pude soportarlo. Sabía que algunas personas tenían que morir; había tenido esa revelación antes. Pero entonces supe que no tenía idea de cómo tomar todas las demás decisiones que eso implicaba: quién tenía que morir, cuándo y cómo. Humanos y demonios eran categorías que tenían sentido para mí, o al menos solían tenerlo. Pero ya no lo tenían.

»Tuve suerte de que estuvieras distrayéndolo —Nathan asintió, moviendo el cuerpo con su pie—, no había forma de que lo derribara si me hubiera estado prestando atención a mí. Un tiro veloz detrás de su cabeza era mi única oportunidad, y tenía que aprovecharla.

—No, no tenías que hacerlo. Él estaba… de nuestro lado.

—No seas inocente —replicó Nathan—. Él estaba en nuestro equipo, pero nunca estuvo de nuestro lado. Tal vez en el de Ostler o Diana, pero no en el tuyo y, definitivamente, no en el mío. Nosotros hemos seguido nuestro propio camino y ya sea que ellos nos abandonaran a nosotros o nosotros los abandonáramos a ellos, el final es el mismo.

—Ellos no nos abandonaron —dije—, ellos murieron.

—Tú los dejaste mucho antes de eso. ¿O quieres fingir que no le estabas enviando esos correos a Rack?

Levanté la vista de pronto, enfocándome en su rostro. ¿Cómo sabía eso? Nadie lo sabía, excepto Rack y yo. Y, ya que yo no se lo conté…

—Tú estabas hablando con él también —dije.

—Por supuesto.

—Tú eres el que le contó a Rack todos esos secretos, ¿no es así? ¿Quién mejor para hurgar en nuestros pasados ocultos más que el doctor en biblioteconomía? Todo era información pública, a excepción de la tuya, y no pudimos descubrir quién se la brindó porque nadie la conocía. Nadie más que tú.

—Tampoco quería que ninguno de ustedes lo supiera en realidad —dijo Nathan—, pero supuse que pronto estarían muertos de todas formas.

—Así que simplemente te volviste contra nosotros, solo así.

—Solo así —repitió Nathan.

—¿Por qué?

—¿No eres lo suficientemente inteligente para descubrirlo por ti mismo? —preguntó Nathan—. ¿John Wayne Cleaver, la gran mente maestra de la psicología?

Asentí, intentando pensar; no solo en sus razones, sino también en nuestra situación. ¿Qué estaba planeando Nathan? ¿Cómo podíamos escapar de él? ¿Estaba manteniéndonos con vida solo para regodearse de la situación, o tenía algo más en mente? No quería matarnos, podría haberlo hecho hacía una hora. Eso significaba que estaba esperando algo, ¿a Rack? ¿Nos estaba entregando a Rack?

—Todas las cartas de Rack estaban dirigidas a mí —dije—. Él quiere hablar conmigo.

—Él llegará pronto —anunció Nathan—. Le envié un mensaje desde el autobús —entonces no nos quedaba mucho tiempo.

—Él quiere hablar conmigo, pero a ti te ofreció algo diferente.

—No queremos estar aquí si Rack está en camino —dijo Brooke. Se refugió detrás de mí y tomó mi brazo con fuerza. No puede evitar recordar a Potash y lo que ocurrió cuando Nathan estuvo detrás de él, pero aparté esa idea de mi mente. Brooke no estaba ahí para asesinarme.

Miré alrededor de la habitación para ver con qué podríamos defendernos. Al ver la inscripción más de cerca noté que el tanque de plástico blanco en la parte trasera del camión solo tenía agua. Eso no nos serviría. La puerta del garaje continuaba abierta, ¿debíamos correr? ¿Eso solucionaría algo, o solo lo pospondría? Nuestra única arma verdadera contra Rack era Elijah, y ahora él estaba muerto; Nathan se había esforzado tanto por mantenernos lejos de ese lugar porque sabía que Elijah era la única debilidad de Rack.

Pero no. Él también tenía otra debilidad. Necesitaba corazones, por empezar. Su cuerpo era fuerte y veloz y se regeneraba a una velocidad inaudita, pero seguía siendo un cuerpo humano y seguía funcionando como lo hace un cuerpo humano normal. No podía funcionar sin un corazón. Tenía otra debilidad, también: no tenía boca ni nariz, así que no podía percibir sabores u olores. Podía usar eso. Pero, mejor que eso, tal vez mejor que nada, era la mayor debilidad de Rack: su evidente punto ciego.

Él nunca ha perdido. Así que no pensaba que eso fuera posible.

Estudié el garaje cuidadosamente: la bomba de gasolina, el tablero de herramientas, la bomba de agua en el tanque blanco. El cuchillo en mi mano. Podía hacerlo, pero no tenía mucho tiempo. Y necesitaba un dato más.

—Te uniste a Rack porque te ofreció algo grande —dije sin mirar a Nathan, lo esquivé, mirando la bomba de agua. ¿Qué tan larga sería la manguera? ¿Qué tan grande sería la boca?—. Nos habías investigado, así que ya sabías que éramos un grupo de degenerados: asesinos, pandilleros, psicópatas. Un antiguo abusador. Asumo que Trujillo está muerto, ¿no es así?

—Lo maté justo antes de que llamaras. Lo coordinamos para que coincidiera con el ataque de su grupo de asalto.

—Y el ataque te pareció bien, porque nosotros no teníamos autoridad moral. Comparados con Cody French y Mary Gardner, nuestro equipo era equivalente a ellos al menos, y comparados con Elijah Sexton éramos monstruos —leí la inscripción de la bomba de agua: cuatro bares en el nivel más bajo. Era alto, pero podía funcionar. Pasé junto a Nathan y me detuve a estudiar el suelo.

—¿Crees que hieres mis delicados sentimientos? —preguntó Nathan—. Vendí drogas por cinco años, niño. He visto a personas haciendo las cosas más oscuras que puedas imaginar.

—Exacto —dije observando la ligera pendiente del suelo—. Ya has probado que estás dispuesto a ensuciarte las manos si puedes obtener algo de ello. Has pasado tus días en una oficina rentada y tus noches en los bares de cowboys del pintoresco Fort Bruce —el suelo estaba relativamente limpio y tenía dos rejillas de drenaje. Asentí y me puse de pie, regresando hacia Nathan—. Creíste que merecías algo mejor y, ya que estabas trabajando para un grupo de asesinos de todas formas, ¿por qué no cambiarse al equipo de un asesino que realmente pudiera ofrecerte algo? ¿Qué te prometió, dinero? ¿Una enorme casa en algún lado, tal vez un puesto importante en una universidad?

—Dinero fue todo lo que necesitaba —respondió—. Eso me comprará todo lo demás. Y debes creer que un hombre que lleva diez mil años con vida debe tener mucho dinero que ofrecer.

—Apuesto a que sí —dije deteniéndome a su lado. Me miró con incertidumbre, sus ojos pasaron por mi rostro, mi cuerpo y mis brazos, como si no estuviera seguro de qué esperar de mí; si debía darme una palmada en el hombro o dispararme en el estómago. Asumía que Rack le había pedido que no me disparara, pero si hacía algún movimiento repentino, él reaccionaría sin pensarlo. A menos que lo hiciera pensar en algo más. Aún necesitaba saber una cosa más—. ¿Le dijiste a Rack lo mucho que te odio?

—¿Qué… —hizo un gesto, en medio de una sonrisa y el ceño fruncido— importancia tiene eso?

—¿Lo hiciste?

—¿Por qué te importa?

—Porque necesito saber qué esperar cuando llegue aquí —dije—, quiero estar preparado.

—¿Crees que él te lastimaría más solo porque yo le dije el pequeño bastardo que eres?

—¿Así que le dijiste?

—¿Que eres insubordinado, hablador y obstinado como el demonio? Sí, se lo dije. Le dije que sin importar lo que quiera de ti, tú nunca lo harías y que serías totalmente inútil, y que cualquier cosa que necesite yo podría hacerla mejor.

—Gracias —respondí. Teníamos la mirada fija en el otro, midiéndonos, esperando a que el otro parpadeara. ¿Él haría algún movimiento? ¿Cuánto tiempo tendríamos hasta que llegara Rack? Momento de ponerse en movimiento. Intenté sonreír, para molestarlo con mi confianza de último minuto, pero no pude hacerlo. Nada de lo que estaba a punto de hacer me hacía feliz—. Si crees que Rack compartirá su poder contigo, tal vez deberías recordar lo que aprendimos sobre Gidri.

—¿Gidri? ¿Él qué tiene que ver con esto? —preguntó Nathan frunciendo el ceño.

—Él es asombroso —dijo Brooke. Golpeó su mano contra el capó del auto de Elijah—. ¡Lo odio!

—Ah, vamos —contestó Nathan poniendo los ojos en blanco—. Lo hiciste, ahora ella va a ponerse como loca otra vez… —volteó hacia ella y lo apuñalé. Debajo de sus costillas, lo más profundo que mi cuchillo pudo llegar. Puse mi otra mano en su espalda para mantenerlo en su lugar, hundiendo el cuchillo más profundo, apretando los dientes y girando la hoja. Él intentó voltear, pero lo tenía inmovilizado, lo rodeaba con mi brazo, prácticamente lo abrazaba, y giraba cuando él giraba para que no pudiera dispararme. Su cuerpo se retorció contra el mío, estremeciéndose por el dolor, doblándose hacia el frente y luego hacia atrás; saqué el cuchillo y lo apuñalé otra vez; lo escuché gruñir y gruñí al mismo tiempo. Él dejó caer su arma, su cuerpo se volvió flácido y lo dejé caer con delicadeza en el suelo. Se retorció otra vez, sus ojos se dieron vuelta en sus órbitas y perdió la vida.

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