El universo en una taza de café

El universo en una taza de café


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Tienes la tarde libre, nada que hacer. Acabas de comer y te está entrando la modorra, pero no quieres desperdiciar estas horas babeando los cojines del sofá. Tienes que mantenerte despierto para disfrutar el día, así que pones la cafetera al fuego para prepararte tranquilamente un cortado. Cuando el café empieza a salir no puedes evitar pensar, haciendo gala de tu imaginación, que ha salido a la temperatura del núcleo del Sol. Así que, nada, te sientas a la mesa de tu salón, le echas un poco de leche y empiezas a removerlo con la esperanza de que eso ayude a enfriarlo y de que la cuchara no se funda en su interior. Ahí quieto, frente a la ventana, te quedas ensimismado mientras el líquido de tu taza gira.

La verdad es que el movimiento circular de la espuma que flota sobre la superficie del café te resulta absolutamente hipnótico. Hoy te has levantado en plan astronómico y, en cierta manera, esa masa blanquecina te recuerda un poco a la estructura de una galaxia, ¿no? Miles de millones de estrellas en medio del oscuro espacio, dando vueltas alrededor de un centro que… Espera un momento, ¿qué hay en el centro de una galaxia? La espuma permanece unida en el café porque está toda amontonada sobre su superficie, pero ¿qué diantres mantiene a las estrellas en su lugar en una galaxia? ¡Al diablo la estructura de las galaxias! ¡La Tierra está flotando en medio del espacio! ¿Qué evita que se estrelle de morros contra el Sol? ¿Cómo sabemos que no lo terminará haciendo algún día? ¿Cómo podemos estar seguros siquiera de que el cielo no da vueltas a nuestro alrededor y de que no somos el centro del universo? ¡Maldita sea, sólo querías tomarte un cortado tranquilamente y has acabado cuestionando los cimientos de la astronomía mientras agarras la taza de café con fuerza!

Terminas saliendo de tu trance cuando te das cuenta de que la taza quema bastante. Y eso te hace plantearte muchas cosas porque todo está plagado de incoherencias. Tal vez el cortado no se tome en tazas… Tal vez ni siquiera haga espuma…

La verdad es que no tengo ni idea, porque este prólogo la ha escrito una persona que ni siquiera bebe café. Pero, eso sí, a la que le interesa, y mucho, la astronomía.

Así que en este libro intentaré aclarar todas tus dudas sobre astronomía.

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