El planeta de los simios

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Tercera parte » Capítulo XII

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Capítulo XII

Phyllis y Jinn levantaron la cabeza, que habían tenido inclinada sobre el manuscrito, y se miraron un buen rato sin decir palabra.

—Una bonita mixtificación —dijo finalmente Jinn esforzándose en sonreír.

Phyllis estaba ensimismada. Algunos fragmentos la habían conmovido y le parecía que tenían la elocuencia de la verdad. Se lo hizo notar a su compañero.

—Esto prueba que hay poetas por todas partes, en todos los rincones del Cosmos…, y también bromistas.

Ella seguía reflexionando. Le costaba dejarse convencer. No obstante, se resignó a ello exhalando un suspiro:

—Tienes razón, Jinn. Soy de tu opinión… ¿Hombres racionales? ¿Hombres detentores de la sabiduría? ¿Hombres inspirados por el espíritu…? No, esto no es posible. En esto, el cuentista se ha pasado de raya. Pero es una lástima.

—Completamente de acuerdo —dijo Jinn—. Ahora debemos volver ya.

Soltó toda la vela ofreciéndola por entero a las radiaciones combinadas de los tres soles. Después empezó a accionar las palancas de los mandos utilizando sus cuatro manos hábiles, mientras Phyllis, después de desvanecer su última duda, sacudiendo enérgicamente las orejas peludas, sacó la polvera y en vista de que volvían al puerto reavivó con un pequeño matiz rosado su adorable hociquito de chimpancé hembra.

F I N

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