El misterio de los siete goles en propia puerta

El misterio de los siete goles en propia puerta


Capítulo 4

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Era como los chicos que salen en los anuncios de la tele. Rubio, sonriente, con los dientes muy blancos y los ojos azules, un bañador superguay, y más alto que yo.

Tenía doce años y todas las chicas le miraban como tontas mientras Helena hablaba con él.

En francés.

Un momento: ¡Helena hablaba francés! ¿Cuándo había aprendido?

En el colegio estudiamos inglés. ¿Por qué sabía ella francés?

Además, no paraba de reírse. Mucho. Parecía que todo lo que le decía el francés fuera muy divertido. No lo sé, pero a lo mejor cuando dices una tontería en francés suena mucho más graciosa.

Siguió hablando con él como si le conociera de toda la vida.

—¿Se puede saber quién es ese? —pregunté yo.

—No lo sé, pero es muy guapo —dijo Camuñas.

—¿Y tú qué sabes si es guapo? —dije.

—Salta a la vista —dijo—. Y encima es francés.

—Ya, ya —dije yo.

—Mira cómo le toca —dijo Torneo.

—Pero qué dices…

Tomeo tenía razón. Cada vez que decía algo, Helena y él se daban toquecitos en el brazo o en el hombro. Y se reían cada vez más fuerte.

—No le está tocando. Le está dando golpes en el brazo porque… —dije yo— porque en Francia es una costumbre que tienen.

—¿Tocar a los chicos guapos? —preguntó Camuñas.

—Esto va a terminar mal, lo veo venir —dijo Angustias.

El que faltaba.

—¿Por qué va a terminar mal? —pregunté—. Aquí lo único que pasa es que Helena es muy educada y ha visto a un extranjero que está solo y le está saludando.

—Ya —dijo Camuñas.

Entonces apareció Toni y se puso a nuestro lado.

—¿Pero habéis visto eso? —dijo.

—¿El qué? —pregunté yo haciéndome el distraído.

—Pues qué va a ser: Helena con el franchute ese.

—No me había fijado —dije.

—Yo sí —dijo Camuñas—. Es el chico más guapo que he visto en mi vida,

—Y dale —dije.

—¿Pero es que no sabéis quién es? —preguntó Toni.

—Pues un francés que está en la playa.

Toni meneó la cabeza.

—Es Luccien —dijo.

Todos le miramos intentando entender.

—Luccien, la estrella del Cronos. ¿¡Qué!?

Vamos por partes.

El Cronos es el mejor equipo infantil de fútbol del mundo, y Luccien era el niño futbolista más famoso de todos los tiempos.

Había salido en la portada de France Futbol con Messi. Había batido todos los récords de goles, y se decía que ya tenía firmado un contrato millonario con el Manchester United para cuando cumpliera quince años.

¡Aquel rubio era Luccien!

—Esto va a terminar fatal —dijo Angustias.

Sin decir nada más, nos quedamos mirando a Helena, que seguía hablando con él.

Entonces llegó un hombre también rubio, alto, con gafas de sol, que parecía muy enfadado.

Agarró a Luccien por el hombro y empezó a decirle cosas muy rápido y muy alto, y en francés, así que no entendimos nada.

El chico dejó de sonreír y bajó la cabeza.

Después, Luccien le dijo algo a Helena y se marchó con el hombre.

Ella se quedó mirando cómo se alejaba.

Luego se dio la vuelta y vino caminando hasta donde estábamos nosotros.

—¿Qué hacías hablando con Luccien? —preguntó Toni.

—Es muy majo —dijo Helena.

—Y muy guapo —añadió Marilyn.

—Ya te digo —dijo Camuñas.

Helena se rio.

—Se ha tenido que ir porque tenía que hacer una entrevista en el hotel —dijo—. Pero le veremos mañana en la inauguración.

—¿La inauguración de qué? —pregunté.

—Pues de qué va a ser —dijo ella—. En la inauguración del torneo. El Cronos es el primer equipo en jugar.

En ese momento nos quedamos todos sin habla. ¿El Cronos iba a jugar en nuestro torneo?

—Esto va a terminar muy mal.

Todos nos giramos.

Pero no había sido Angustias el que dijo eso. Había sido yo.

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