El génesis

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7 – El Diluvio: los preparativos (Génesis 6, 5-22, 7, 1-16)

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7 – El Diluvio: los preparativos
(Génesis 6, 5-22, 7, 1-16)

Dios estaba cansado de que no se respetasen los valores familiares en la Tierra y todo el mundo se pusiera a fornicar indiscriminadamente, en una explosión de mestizaje y tolerancia que Ustedes saben perfectamente que al Hacedor nunca le ha gustado lo más mínimo. Las funestas consecuencias de haber comido manzanas un malhadado día comenzaban a expandirse por la Creación, y la gente incluso se casaba con personas de otros países y todo (salvo en el País Vasco). Tanta ignominia, como era de esperar, tuvo una respuesta inmediata por parte del Todopoderoso, quien, haciendo honor a su nombre, tuvo una sabia decisión: destruir todo rastro de vida en la Tierra.

Pero, cuando Dios tenía asumido que todos los hombres eran unos corruptos dignos de las más mezquinas maniobras de ingeniería financiera con tal de fornicar, Sus ojos fueron a pararse en Noé. Este era una excepción a la regla, puesto que, a sus 600 años (según la Biblia), jamás había pecado; es decir, podía atestiguar su linaje de pura raza canaena, una sangre pura y nunca manchada por las perniciosas relaciones no incestuosas con ninguna mujer; Noé creía en Dios, y por eso había dedicado su vida a la Familia, en el más amplio sentido del término.

Así que Dios, que aprieta pero no ahoga, decidió que Noé y su familia merecían salvarse, y con ellos al menos una pareja de cada especie animal. Como Dios había decidido, en una línea muy hollywoodiense, destruir a la Humanidad mediante un Diluvio que ríete tú del monzón asiático, Noé se encargó, además de la búsqueda de animales, de construir un Arca para meterlos en algún sitio. La verdad, no sabemos si Noé era muy inteligente, pero desde luego era totalmente fiel a Dios, porque eso de buscar contrarreloj un montón de bichos y construir al mismo tiempo un arca para meterlos a todos tiene mucho mérito. A sus 600 años, y contrarreloj, Noé se puso a buscar siete parejas de cada especie de animales «puros» y una de cada una de las especies «impuras». La Biblia no aclara cuáles eran puras y cuáles impuras, pero, a juzgar por lo corruptos que eran los hombres, creemos que la mayoría de las bestias eran impuras por haber fornicado fuera de la Familia. No sabemos si Noé sería suficientemente ladino como para tomar la decisión de que todas las Bestias eran impuras por el hecho de no pertenecer a su familia, argumento lógico donde los haya, pero sin duda se habría ahorrado mucho trabajo si así fuera.

En cualquier caso, Noé construyó una nave de tres pisos para acomodar a todas las bestias. Es preciso aclarar que la mencionada Arca se construyó en mitad de la meseta, con lo que podemos imaginarnos las risas que se echarían los corruptos humanos al ver a un señor de 600 años metiendo toda clase de bichos en un barco (aún no existían los zoológicos, y mucho menos los zoológicos estilo Walt Disney). Pero Noé, ya lo hemos dicho, profesaba una acrisolada fidelidad al Señor, así que no creemos que le importase demasiado.

La verdad, los problemas se le debieron acumular a Noé: imaginen tener que buscar al menos a 100.000 especies de animales; imaginen lo divertido que sería construir un arca para que todas las Bestias cupiesen; piensen en las dificultades que tendría Noé para evitar que unas Especies se zampasen a Otras. ¿Construiría Noé unas corralizas dignas de un rancho de Texas? ¿Reforzaría Noé el Arca para evitar que los elefantes se la desfondasen? ¿Dónde colocaría los alimentos necesarios para tal cantidad de bichos? A pesar de todos estos problemas, estamos seguros de que cuando Noé, dos meses después de celebrar la fiesta de su 600 cumpleaños (el incesto —y la fe en el Señor, claro— como forma de vida debe tener unas virtudes terapéuticas asombrosas) subiera al Arca con toda su Familia tenía una amplia sonrisa en la boca.

A fin de cuentas, el trato era bueno: a cambio de hacer todo el trabajo por Él, Yaveh le permitía estar durante meses con TODA su familia y TODOS los animales dentro de un barco sin NADA QUE HACER. ¿Se imaginan lo que sería capaz de hacer un hombre tan justo y fiel al señor con una reunión familiar de tal magnitud? Se lo contamos en nuestro siguiente capítulo.

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