El diario de Bridget Jones
FEBRERO, Masacre del día de San Valentín » Jueves 23 de febrero
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JUEVES 23 DE FEBRERO
56,65 kg (si pudiese permanecer por debajo de los 57,15 kg y dejar de subir y bajar como un cadáver ahogado: ahogado en grasa), 2 copas, 17 cigarrillos (nervios prepolvo: comprensible), 775 calorías (último intento de bajar hasta los 53,95 kg antes de mañana).
8 p.m. ¡Jo! Los mensajes por ordenador adquirieron un ritmo febril. A las 6 en punto acabé por ponerme el abrigo y salir para encontrarme a Daniel entrando en el ascensor en el piso inferior. Ahí estábamos, solos él y yo, atrapados en un enorme campo de alto voltaje, atraídos el uno hacia el otro inevitablemente, como un par de imanes. Entonces, de repente, el ascensor se detuvo y nos separamos, justo en el momento que entró Simon de marketing, con un espantoso impermeable beige sobre su gordo cuerpo.
—Bridget —dijo con una sonrisita de suficiencia, mientras yo me estiraba involuntariamente la falda—, parece que te hubiesen pillado perdiendo partidos deliberadamente.
Al salir del edificio, Daniel corrió hacia mí y me pidió que cenara con él mañana. ¡Sííííí!
Medianoche. Uf. Absolutamente exhausta. ¿Verdad que no es normal estar preparando una cita como si se tratase de una entrevista de trabajo? Sospecho que lo bien que Daniel lee el pensamiento puede acabar siendo una lata si las cosas van a más. Quizá debería haberme enamorado de alguien más joven y tonto, que cocinase para mí, me lavase toda la ropa y estuviese de acuerdo en todo lo que yo dijese. Desde la salida del trabajo casi me ha salido una hernia discal, resollando en una clase de steps, rascando mi cuerpo desnudo durante siete minutos con un cepillo duro; he limpiado el piso; he llenado la nevera, me he depilado las cejas, he leído por encima los periódicos y La última guía sexual, he puesto una lavadora y me he depilado las piernas, porque ya era demasiado tarde para pedir hora. He acabado arrodillada sobre una toalla, intentando arrancar un trozo de cera firmemente pegado a la parte de atrás de mi pantorrilla, mientras veía el Newsnight, en un intento por obtener algunas opiniones interesantes. Me duele la espalda, me duele la cabeza, y mis piernas están rojas y cubiertas de restos de cera.
La gente sensata diría que tengo que gustarle a Daniel tal y como soy, pero yo soy hija de la cultura del Cosmopolitan, estoy traumatizada por las supermodelos y por demasiados enigmas, y sé que ni mi personalidad ni mi cuerpo están a la altura si los dejo a su merced. No puedo soportar la presión. Voy a cancelarlo y a pasar la noche comiendo donuts con un cárdigan manchado de huevo.