El diario de Bridget Jones

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ABRIL, Elegancia interior » Domingo 2 de abril

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DOMINGO 2 DE ABRIL

57,15 kg, 0 copas (maravilloso), 0 cigarrillos, 2.250 calorías.

He leído en un artículo que Kathleen Tynan, difunta mujer del difunto Kenneth, tenía «elegancia interior» y que, cuando escribía, se la podía ver vestida de forma inmaculada, sentada frente a una pequeña mesa en el centro de la habitación, dando sorbitos a una copa de vino blanco frío. Kathleen Tynan, si tuviera que entregar con retraso una nota de prensa para Perpetua, no permanecería estirada completamente vestida y asustada bajo el edredón, fumando un cigarrillo tras otro, bebiendo sake frío de una taza y maquillándose como actividad histérica de sublimación. Kathleen Tynan no permitiría a Daniel Cleaver acostarse con ella cada vez que a él le viniese en gana, pero sin ser su novio. Tampoco perdería el conocimiento por la bebida y se pondría enferma. Me gustaría ser como Kathleen Tynan (aunque, obviamente, sin estar muerta).

Más tarde, por consiguiente, cada vez que me ha parecido que perdía el control sobre las cosas, he repetido la frase «elegancia interior» y me he imaginado vestida de lino blanco y sentada a una mesa con flores. «Elegancia interior». Ya llevo seis días sin pitillos. He asumido un aire de digna altivez hacia Daniel y ni le he enviado mensajes, ni he coqueteado, ni me he acostado con él desde hace tres semanas. Sólo he consumido tres copas de alcohol esta última semana, concesión hecha a regañadientes a Tom, que se quejó de que pasar la noche con mi nueva yo libre-de-vicios era como salir a cenar con una ostra, una vieira, o alguna otra fláccida criatura marina.

 

Mi cuerpo es un templo. ¿Es ya la hora de ir a la cama? Oh no, sólo son las 8.30. Elegancia interior. Oh. Teléfono.

9 p.m. Era mi padre con voz extraña y entrecortada.

—Bridget. Pon la BBC1 en tu televisor.

Cambié los canales y quedé petrificada por el horror. Había un remolque en el show de Anne y Nick y allí, congelada en un diamante creado por un efecto de vídeo entre Anne y Nick en el sofá, estaba mi madre, toda emperifollada y maquillada, como si fuese la jodida Katie Boyle o alguien así.

—Nick —dijo Anne en tono agradable.

—… y también presentaremos nuestro nuevo Espacio de la Primavera —dijo Nick—. De repente soltera…, un dilema que tienen que afrontar un número cada vez mayor de mujeres, Anne.

—Y también presentamos a la flamante nueva presentadora Pam Jones —dijo Anne—. También ella «de repente soltera» y haciendo su debut televisivo.

Mientras Anne seguía hablando, mi madre se descongeló en el interior del diamante, que empezó a acercarse hacia la pantalla, tapando a Anne y a Nick, y mostrando a mi madre blandiendo un micrófono debajo de la nariz de una mujer que parecía muy poquita cosa.

—¿Has tenido pensamientos suicidas? —bramó mi madre.

—Sí —contestó la mujer poquita cosa y se echó a llorar, momento en el cual la imagen se congeló, dio la vuelta y se colocó rápidamente en una esquina, para dejarnos ver otra vez a Anne y a Nick en el sofá, con aspecto sepulcral.

Papá estaba destrozado. Mamá ni siquiera le había dicho lo del trabajo como presentadora de televisión. Parece ser que él se ha resignado y está convencido de que mamá sólo pasa una crisis de envejecimiento y que ya es consciente de que ha cometido un error, pero está demasiado avergonzada para pedirle que vuelva a casa.

En realidad, estoy completamente a favor de la resignación. Puedes convencerte a ti mismo de cualquier guión que elijas y eso te tiene como unas pascuas; siempre y cuando tu ex compañero no aparezca en la pantalla de tu televisor forjando una carrera a base de no estar ya casada contigo. Intenté hacerle ver que eso no significaba que no hubiera esperanza, y que quizá mamá estaba planeando su reencuentro como un final realmente oportuno de la serie, pero no coló. Pobre papá. No creo que sepa nada de Julio ni del hombre de los impuestos. Le pregunté si le gustaría que fuese mañana, y que saliésemos a cenar a un buen restaurante el sábado por la noche y quizás ir a pasear el domingo, pero él dijo que estaba bien. Los Alconbury iban a dar una cena Old English para el Lifeboat el sábado por la noche.

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