El deporte es humanidad

Hemos estado al tanto de la instrumentalización de los juegos Olímpicos con fines políticos y para la creación de un equipo de refugiados en el cual habría cubanos. Ese proyecto encierra como esencia darle espacio a aquel jugador que por razones humanitarias no puede representar a su país ya sea por catástrofes o guerras. 

Una reciente nota del Comité Olímpico Cubano (COC) publicada en AP exige la “inmediata expulsión” de un atleta isleño que fue incluido por los organizadores de los próximos Juegos Olímpicos de París 2024 como parte de un equipo de refugiados quienes participarán en justa deportiva.

Poco antes, durante el pasado mes de mayo, el Comité Olímpico Internacional (COI) con la colaboración de la oficina de Refugiados de las Naciones Unidas había dado a conocer la conformación de una delegación en la cual se podrían incorporar atletas de diversos países que no pudieran representar a sus banderas por ser desarraigados o perseguidos. Y A pesar de esto, se sumó a dos cubanos: Fernando Dayán Jorge, monarca olímpico en canotaje en Tokio 2020 y el pesista Ramiro Mora, ahora residentes en Estados Unidos y Gran Bretaña respectivamente.

Por supuesto, ninguno de los parámetros tomados en cuenta por dichos organismos aplican para Cuba. La única guerra que existe se nos ha hecho como país a lo largo de más de 60 años. Pero el comité olímpico permite que su trabajo se empañe y le da vía abierta a supuestos perseguidos que no tienen tal expediente en Cuba, sino que muy al contrario, aquí se formaron y existen hasta evidencias de lo mucho que agradecen a la revolución por ello, como el caso de Fernando, que aparece en las imágenes anexas posando con su diploma de universitario o en la entrevista concedida, donde destaca su conformidad como atleta de este país, gracias a los logros revolucionarios del sector. 

La doblez del discurso y el uso del deporte como espacio para la guerra cultural y simbólica contra Cuba nos recuerdan el fallido intento de un team de pelota nacional que quedó para el olvido por sus inconsistencias y poca practicidad. El deporte no es un espacio para la politización ni la guerra sino para la paz. El comité olímpico obvia los logros sin precedentes de Cuba no solo en materia de medallas alcanzadas, sino el internacionalismo practicado a través del mismo, y el espíritu de sus instituciones de que todos los países, asistan sin discriminación alguna. La revolución es un proceso cuya esencia ha promovido el deporte como derecho humano, cosa que en otras regiones del mundo permanece relegada para la mayoría. 

El comité olímpico en detrimento de su cometido como entidad global que promueve la coexistencia y la cultura deportiva de los pueblos, se presta para una agenda divisoria y falaz en la que termina siendo cuestionado como interlocutor serio en la arena internacional.

Como ya es nuestra costumbre, tenemos un grupo de interrogantes al respecto: 

Por qué se usa el tema cubano y no se visibiliza a verdaderos refugiados de zonas de desastres como por ejemplo los pueblos palestino, yemenita, libio, iraquí, somali y un largo etcétera adonde el imperio ha llevado el caos y la guerra?

Por qué el comité obvia los logros de Cuba en materia de deporte en medio de un clima de bloqueo y hostilidad imperial y da paso a narrativas falaces? 

Por qué se presta el comité para promover a supuestos perseguidos sin expediente como tal y no mira las evidencias de que eso es falso? 

Por qué quedarte con las narrativas cuando la realidad del deporte cubano es un hecho contundente y objetivo? Sin nada que agregar. 

Seguimos.

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