El celo de un Drick. Capítulo 3

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— Como ayer

— Usa mi cuerpo.

— ¡Oh! ¿De repente te haces el inocente? Sabes. Si holgazaneas cada vez que tienes un deseo, éste disminuirá luego de un tiempo.
— Te ayudaré. No necesito otra recompensa, solo tu espada, caballero.
— Eres realmente....

— Basta. No provoques más.
— Ayer también lo pensé, pero creo que esta posición es demasiado extrema. (maníaca)

— Es una decisión absurda.

— ¿Va a mantener a ese ladrón a su lado?

— ¡Seguro que intentará robar la espada de nuevo..!
— Entiendo. Sería mejor tenerlo cerca para vigilarlo.

— Solo necesitamos mostrarle quién manda para que no vuelva a pasar. O lo atamos bien en alguna parte.
— ...Sus faltas desaparecieron a cambio de lo de anoche.

— Ese fue el acuerdo, ¿verdad?

— ...Entiendo. No volveré a interferir más.

— ¡Pero no pronunciaré ni una palabra con él!
— El motivo por el que no le corté las orejas fue simplemente por consideración a Sirrick.

— Lord Sirrick Lawrence.

— Lord Sirrick Lawrence. Mi señor, estoy tan aburrido que estoy al borde de la locura.

— Lady me ignora abiertamente, el mentor solo regaña y sermonea, y el novato, ¿es que solo sabe hablar pero no sabe nada más?

— ¿Es realmente necesario que estén aquí haciendo nada más que admirar el paisaje? Hablando sobre ruinas antiguas...
— Uno de nuestros compañeros es un experto en magia de exploración. Encontrar ruinas es su responsabilidad.
— Oh, magia.

— ¿Entonces está bien si voy a hacer una misión de reconocimiento? Si deseas que caliente las mantas como un sirviente, puedo hacerlo.
— Permiso concedido.

— ¡Prepararé algo delicioso para ti!
— Fuu...

— Oh Dios.

— Por favor, no me arrebates mi cordura. Anoche, perdí la razón y me comporté como una bestia, tratando el cuerpo humano como un objeto.

— No más...

— No quiero abandonar los deberes y el honor de un caballero.

— ¿Todavía no ha regresado Jahid?
— Hmm, sí, lo entiendo...

— No tengo un buen presentimiento al respecto. Es cierto que alguien como él es sospechoso, pero..

— El mago y ese Hans aún no han regresado.

— Ahora que lo pienso, justo después de que el mago se fuera al bosque... Jahid se fue a una "misión de reconocimiento".

— No puede ser...

— Muy bien, despreciable caballero. Ahora, hagamos un trato.

— Tú te quedarás aquí para vigilar los caballos y el equipaje. Si sientes alguna presencia sospechosa, dispara una bengala para avisarme.
— ¡Ah, sí, sí!
— ¡Yo voy a buscar al grupo inmediatamente!

— ¡Jaja! ¡Bien, hemos llegado, mago!

— ¿Qué sucedió exactamente?
— ...Lord Sirrick.

— Eso fue... Jahid nos rescató.

— Mientras buscábamos las ruinas, fuimos atacados por una manada de lobos, Hans y yo.

— ¿Qué tan graves fueron las heridas?
— Estoy bien. Fui curado con magia.
— El novato se desmayó mientras huía y rodó. Se despertará si lo dejamos solo.
— Oh, dios mío...

— Uf (suspiro)

— Gracias a ti, me siento un poco mejor.

— Jahid...

— ¿No irás a cortar leña conmigo?
— ¿Eh?

— Sí, leña. Estábamos en apuros porque nos quedamos sin leña. Vamos juntos a recoger algunos troncos.
— ¿Qué dices? ¡En todas partes hay árboles! ¿Para qué necesitamos ir por más leña?