El camino del arquero

El camino del arquero


Cómo mirar el blanco

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Cómo mirar el blanco

Muchos arqueros se quejan de que, a pesar de haber practicado el arte del tiro durante años, aún sienten que el corazón se les dispara de ansiedad, que les tiembla la mano, que les falla la puntería. Tienen que entender que aunque un arco o una flecha no pueden cambiar nada, el arte del tiro hace que nuestros errores sean más evidentes.

El día que no sientas amor por la vida, tu tiro será inestable, complicado. Verás que no tienes fuerza suficiente para estirar al máximo la cuerda y que no puedes hacer que el arco se curve adecuadamente.

Esa mañana, cuando veas que tu tiro es inestable, intenta descubrir qué fue lo que provocó tal imprecisión. De ese modo, tendrás que enfrentarte a un problema que te incomoda, pero que hasta entonces estaba oculto.

También sucede lo contrario: tu tiro es seguro, la cuerda suena como un instrumento musical, los pájaros cantan a tu alrededor. Entonces te darás cuenta de que estás dando lo mejor de ti mismo.

Sin embargo, no te dejes llevar por los tiros de la mañana, sean éstos precisos o inseguros. Aún te quedan muchos días por delante, y cada flecha es una vida en sí misma.

Aprovecha los malos momentos para descubrir qué te hace temblar.

Aprovecha los buenos momentos para encontrar el camino que ha de llevarte a la paz interior.

Pero que ni el temor ni la alegría te detengan: el camino del arquero es un camino sin fin.

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