'El bebé de Rosemary'

'El bebé de Rosemary'

Tito Rodriguez

Rosemary's Baby (en Hispanoamérica, El bebé de Rosemary; en España, La semilla del diablo) es una película estadounidense de terror-dramática de 1968 escrita y dirigida por Roman Polanski (en su primer trabajo cinematográfico en Estados Unidos) y protagonizada por Mia Farrow, John Cassavetes, Ruth Gordon, Sidney Blackmer, Maurice Evans y Ralph Bellamy como actores principales. Está basada en la novela homónima del escritor estadounidense Ira Levin, tratándose de un best seller de terror publicado en 1967 y constituyendo el segundo libro de este. Fue adaptado al cine por Roman Polanski en 1968. La película obtuvo un Óscar a la mejor actriz de reparto (Ruth Gordon), y Polanski obtuvo una candidatura al Óscar en la categoría de Mejor Guion Adaptado.

Portada del libro de Ira Levin

El libro (y la película) se centra en Rosemary Woodhouse (Mia Farrow), quien junto a su marido Guy (John Cassavetes), un actor en ascenso, se muda a Bramford, un antiguo departamento neoyorquino de estilo neogótico. Ambos deciden quedarse allí, más allá de las advertencias que reciben acerca de unas historias perturbadoras que envuelven brujería y asesinato. Rosemary anhela tener hijos, mientras que Guy prefiere esperar a estar más establecidos. La pareja es bien recibida y agasajada por sus vecinos Minnie y Roman Castevet, una pareja de ancianos excéntricos y entrometidos.

Mia Farrow interpretando a Rosemary Woodhouse

Se trata de una adaptación al cine donde lo más fascinante resultan las historias tras bambalinas (antes y durante la materialización del rodaje). Tan fiel al libro como a la visión de su director y el buen ojo a la hora de seleccionar a los personajes correctos donde, como ocurre muchas veces con las obras de culto, las casualidades y predestinaciones juegan un papel casi místico.

Tal es el caso del papel de la protagonista, Mia Farrow, el cual sorprende por la no nominación a los Oscar. Dicha actriz recibe en medio del rodaje de una escena de dolor de embarazo una carta de divorcio de quien fuera por aquellos años su marido, Frank Sinatra. La noticia provoca que ella cayera al piso llorando y, a pesar de la disposición de Polansky de darle un respiro y continuar con otra escena, Farrow, en un arranque de profesionalidad, le suplica al director continuar con el plan de trabajo original, y la escena se pudo terminar sin más complicaciones. Todo ocurrió porque Sinatra le había exigido a Farrow que abandonara su carrera cuando se casaron.

Entre estas y otras historias dentro de la historia hacen que El bebé de Rosemary adquiera una connotación importante más allá de valorar si es, o no, una película bien hecha. Más bien se trata de un cine revolucionario para su tiempo que asombra por el guión y el buen suspenso, más bien, que genera la inquietud necesaria para incomodar a cualquier escéptico.

El director Polansky y Mia Farrow (al centro de la imagen) junto con otros miembros del rodaje

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