El amor de los explotadores y reaccionarios.

El amor de los explotadores y reaccionarios.

Megaterium
Fidel y el pueblo.


El amoroso pater familias Barack Obama, que bombardeó 7 países durante su presidencia (nosotros sabemos que el presidente de esa empresa llamada Estados Unidos es solo un eslabón de la cadena del poder) increíblemente recibe un Nobel de la Paz. El amor se pudiera entender al margen de la clase social: los burgueses aman, los supremacistas aman, los racistas aman, aunque amen con sesgo condicionado ideológicamente. Por eso no podemos reducirlo todo al amor y al odio, como dos sentimientos abstractos de entes al margen de condicionamientos sociohistóricos. Significaría un retroceso en nuestro pensamiento. Por eso hay que invariablemente poner en contexto el amor y el odio. Por eso también hay que prestarle la mayor atención a la ideología que nos alimenta el cerebro, las ideas nutren cómo nutre el alimento. Si te alimentas mal te desnutres. Si dejas de cuestionar críticamente la información que consumes, te desnutres ideológicamente o te intoxicas. 

La ideología burguesa (dominante) no cesa en su empeño de fijar patrones propagandísticos, como la matriz de que el socialismo no funciona. Desde luego, solapan la realidad de las agresiones reaccionarias a cuanto intento de construirlo exista. Sin un campo socialista Cuba entró en una etapa de resistencia y tuvo que hacer concesiones (no de principios), pero necesariamente dialécticas ¡Había que adaptarse a los cambios o sucumbir! Y aquí seguimos resistiendo gracias a la intransigencia revolucionaria de Fidel y del pueblo cubano. Surgieron a partir de los cambios necesarios ciertas contracciones, se erosionó y debilitó la esfera ideológica. 

Se requiere procesar desde la sociología y la filosofía los cambios que emprendimos y sus resultados a corto, mediano y largo plazo. Es todo un reto hacerlo en medio de una guerra que va de lo económico a lo mediático, y cuyo enfrentamiento requiere de mucho esfuerzo y no pocos recursos. El plan enemigo siempre estuvo claro, devolver a Cuba al puesto de honor entre sus cipayos de patio trasero, lugar del cual, la Revolución nos sacó hace más de 60 años. Se trata de devolver media Cuba a las compañías americanas expropiadas y nacionalizadas durante nuestro proceso emancipatorio, y por último, después de establecido un gobierno servil y debidamente reinstaurado el capitalismo, recrear la chambelonera clase burguesa nacional, convertirla en una oligarquia parasitaria y abyecta, de ser posible, facistoide, en fin, todo lo que hemos luchado más de seis décadas por evitar.

Cuba no tiene otro camino que abrirse su propia senda, independiente y soberana, la otra opción es inobjetablente: caer como fruta madura en manos del tío Sam, que lo desea y trabaja para conseguirlo. Por ello, nuestra única opción de patria digna es el socialismo. 

Votar este 26 de marzo es precisamente hacer valer nuestro respaldo a un país libre y soberano, es un voto por el gobierno del pueblo y para el pueblo, no de los ricos jugando a la democracia y enriqueciéndose más en el proceso. Amando a los ricos y poderosos no seríamos capaces de echar nuestra suerte con los pobres de la tierra, como hemos hecho hace seis décadas y por lo que se nos castiga desde el norte revuelto y brutal.

Por todo esto, cuando nos vengan algunos a hablar de amor averigüemos primero qué amor predican. Amor de quién, para quién y por qué, amor de qué tipo. Cuál es el fin de ese amor, cuál es el fundamento y la raíz de ese amor, porque en el envase de un amor fútil, pueden venir alternativas peligrosamente dañinas para la clase trabajadora y para este proyecto socialista

El amor verdaderamente transformador es revolucionario.


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