El Jugador

El Jugador

Fantasia Porno

-Tranquila… No te hará daño. – Le dije a Claudia al ver como miraba la cuerda.

- Bueno pero… ¿Para que son? Me vas…

- Sí, tengo que atarte las muñecas. Mira Claudia, a partir de ahora quiero que cierres los ojos. Eso es… Necesito que solo te concentres en dos cosas: En tu piel… - Dije atándole las muñecas en cruz – Y en mi voz.

Claudia era la tercera. "Cada semana una." Así lo habían decidido mis amigas. Descubrieron, hace poco, que el sexo conmigo era una gran experiencia, pues en él no soy un perro en celo si no…

- Un jugador. El sexo, Claudia… - Le dije – Es un juego, tu eres mi tablero y yo… Yo soy El Jugador.

Estaba totalmente desnuda, y al tener las manos atadas por la espalda, estaba también inmovilizada.

El juego, pensé, iba a empezar.

¡Y bueno si empezó! Con un salvaje morreo.

Nuestras lenguas, untadas en saliva, empezaron a jugar. Se resbalaban al tocarse y se reliaban en nuestras babosas bocas. Y estas, se comían la una a la otra empapadas por nuestro aliento.

Uhm… Me encanta como saben tus labios. – Le dije chupeteando los míos. De su boca caían excitantes hilos de saliva.

Mis manos ya estaban en sus esponjosos pechos y mientras los aplastaba y liberaba monótonamente, le dije al oído:

- ¿Ves? ¿Notas la presión? ¿Notas como tus pechos se estrujan en mis manos, como su carne se despachurra, se escapa entre mis dedos?

Ella había cerrado los ojos, tenía que concentrarse en cada sensación.

- Oh… Tus pezones aún no están duros…

Y de pronto escupí, mi saliva calló sobre su pezón izquierdo.

- Deja que la saliva, ahora caliente, se enfríe. ¿Ya lo empiezas a sentir, verdad? Ya estás notando como mi saliva te está calando, como ha cubierto y endurecido tu pezón…

Me metí el dedo índice y el pulgar en la boca, y, una vez pringados, empecé a humedecer su otro pezón cosquilloso, con sutiles y húmedas caricias.

Son reacciones Claudia, solo reacciones de tu cuerpo… Yo… Bueno, yo solo juego con ellas. El sexo es… Sensaciones, comunicación. – Le di, de repente, un lametón al pezón izquierdo. A Claudia se le escapó un pequeño gemido.- ¿Lo ves? – Dije sonriendo.- Estás deseando que te coma las tetas… Necesitas que te chupe las tetas...

Claudia se arqueó, las cuerdas de las muñecas no cedían.

Pero… Las cuerdas retienen tu deseo, sientes como tu deseo crece y tu excitación explota en esa sensación de obligada contención…. ¿La sientes verdad?

La besé de nuevo, y como si no tuviera otra forma de soltar su excitación, rodeó mi lengua con sus morros y la deslizó dentro de su boca. La tierna carne de sus labios empezó a acariciarme la lengua y a patinar sobre ella. Me la sacaba y la volvía a meter en su boca. Parecía que le estaba haciendo una mamada, nunca me habían besado así.

Esta bien, esta bien… Te voy a recompensar por este beso.

Claudia sonrió aliviada, y volvió a cerrar los ojos.

Y esta vez, empecé a besuquear sus pezones, duros y erectos. Luego los lamí, primero en círculos, en espiral, de un lado a otro…

- ¿Te gusta? ¿Te gusta como tu pezón se deja golpear por mi lengua?

- ¡¡¡AAAH!!! Ssss… Sí…

- Tus pezones hacen bullir el agua que espera salir de tus piernas ¿Eh? ¿El agua empuja tu coño desde dentro verdad? – Claudia asentía enrojecida, mientras mis dedos ordeñaban su pezón derecho. - ¡Jejeje! ¿Qué pasa? ¿No puedes hablar? – Le di un beso en la mejilla, y sin que se lo esperara, hundí la palma de mi mano sobre su raja poco a poco.

- ¡AH! Ah, ah… ¡¡¡OH POR DIOS!!! Uf, uf, uf… - Gemía Claudia mientras mis dedos presionaban cada vez más.

- Uhm… Es como un melocotón en almívar. Jugoso. Sí, lo se… Estás deseando poder echar todos esos fluidos por tu rebosante coñito. Pero paciencia… Ya sabes mi querida Claudia, que cuanto más se llene, más fuerte saldrá.

Estaba escurriendo con mi mano su coño, cogiendo todo el líquido que había echado.

Despegué, entonces, mi mano de él. Los líquidos más viscosos aún estaban unidos a su vulva, y se habían estirado como el queso de las pizzas.

Uhm… Como me he puesto la mano. – Ella se rió sin abrir los ojos. Tenía las mejillas encendidas. – ¡MMM! Que rico está. Mira, prueba.- Dije con la boca llena.

Claudia intentó incorporarse para besarme, pero yo la volví a tumbar. Le abrí la boca y la sujeté de la barbilla para que no la cerrase, entonces dejé caer mi regalo.

- Ahora, Claudia, concéntrate en el sabor. – Le susurré mientras acariciaba su pelo. – El sabor de tu néctar fundiéndose con tu saliva. Como tu lengua se baña en el nuevo líquido, espeso y dulce… Bien, eso es. Ahora, trágalo. Prueba el mejunje. Quiero oír como te lo tragas.

¡GLUP! Uhm… Está bueno… Muy… ¡AH! Sí, ¡JODER, SÍ!

Y es que mientras Claudia bebía, mis dedos habían estado frotando su entrepierna. Estaban escarbando entre las carnes, encontrando las zonas más rojas, las cuales eran trabajadas.

- Sí, Claudia. – Dije mientras ella gemía exageradamente- Lo que hago es jugar con tu cuerpo… Es-ti-mu-lo-tu-¡EXCITACIÓN!

- ¡¡¡AAAAAAH!!!

Había entrado el clítoris.

ARF, ARF, ARF… - Estaba agotada.

- Mi niña, tranquila… Vuelve a cerrar los ojos.

- Pero… Por dios… Voy a explotar… Qui-Quiero correrme ya.

La besé cariñosamente en la mejilla, y le dije:

- Tranquila, mi amor. Todo llega. - Estaba llena de un sudor que ya desprendía cierto olor, por cierto, muy excitante. – Que bien hueles a putita. ¡Jejeje!

Ella sonrió mientras su pecho respiraba tan rápido como su nervioso corazón.

¿Oyes esos chasquidos? Son mis dedos entrando y saliendo…

Con dos de mis dedos empecé a pellizcar los labios menores.

El dolor es una sensación sexual más. ¿Lo notas verdad?

Este pellizco fue más largo. En este retorcí con mis dedos su sensible piel, y lo mantuve así mientras hablaba:

¡¡¡UHM!!! ¡SÍ! AY, AY ¡¡¡AUGH!!! AAAH…

El dolor quema la carne… ¿Verdad? Es como un calambre que llega al músculo y lo droga, es un placer igual que los demás… ¿O no es así?

- S-Sí. OH, MIERDA… SÍ… ME GUSTA…

Y luego, sueltas y… - En aquel momento solté – Y la piel se destensa… Pero queda un color rojo… Que arde. Ah, ¿Y oyes esos chasquidos? Son mis dedos entrando y saliendo…

N-No… Puedo más…

Lo se.

Yo, estaba preparado. Mis huevos estaban llenos y mi polla dura, ya que todo este rato no solo divirtió a Claudia. Besé su clítoris, y lo chupé con pequeños sorbos. Mi pulgar lo presionó hacia dentro, mientras con mi otra mano me pajeaba. Lo cogí con dos dedos, y me lo metí en la boca, chupándolo esta vez como si fuera un chupete…

- Ya está duro, inflado y listo…

Me tumbé sobre ella, y le dije que abriera los ojos…

Y ahora, quiero que me mires a los ojos… Quiero… - Y en ese momento empecé a refregar mi glande contra su clítoris.

Uh, ¡UF! Ah… Aha…

… Quiero que me… Que me mires a los ojos y… - Mi pene entró en su coñito, tras aplastarlo contra sus pliegues.- Ah… Y que te veas reflejada. Que mires tu cara de placer… Mientras te… Te… Corres.

Y empecé a bombearla, como un animal. Mis pesados huevos rebotaban en su culo con un grotesco sonido.

- AH, AH, AH… ¡SÍ! POR DIOS SÍ… LO NOTO, LO NOTO… ¡¡¡LO NOTO!!!

- Shhh-Sh… Mí-Mírate en mis o… ¡¡¡OOOH!!! ¡AH, AH! En mis ojos…

Y explotó… Claudia se derramó sobre mí, y algunas gotas de su maravilloso líquido me salpicaron en la cara.

- ME CORRO, ME CORRO PARA TI… ¡¡¡AAAH!!! ¡AAAAAAH, UH, UH, UH!!!

- Ah… ¡SÍ! Eso es, córrete. Tu coño se contrae y se abre. El agua sale con estas convulsiones ¿Verdad? – Dije sin parar de penetrarla - Oh, sí… Lo noto… Noto como tensas cada músculo, como tu interior se vuelve más sensible que nunca… ¡AH, AH, AH! AAA… UHM…. ¡UHM! Mi polla… No puede más… Oh, sí… Mírame, y mírate a ti misma… Mira tu cara roja y sudada...

- ME VEO… OH, DIOS… ¡¡¡MIERDA, MIERDA!!! AAAH… DOS… LLEVO DOS… AH…

- No… No puedo más… Ci-Cierra los ojos… Y siente como mi… ¡AH! Semen te golpea las paredes de tu vulva… YA… ¡¡¡YA!!! AAAH… S-Sí… Maldita sea, sí…

Cuando lo saqué, mi pene aún echó un chorro que cayó en su ombligo… Mi cuerpo, extasiado y, de golpe, relajado: No me dejó ponerme de pie y caí al lado de Claudia con un suspiro…

Claudia solo dijo unas palabras antes de caer dormida, y las dijo entre temblores que le sobrevenían al cuerpo:

- … Bien jugado.


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