El Faro abondonado en Tenerife
Alex TrubachevMCS AlexClimb cursos de escalada en Tenerife
Enormes olas del océano rugieron y formaron espuma allí: la costa occidental de la isla está abierta a todos los vientos y nada cubre la tierra de la furia del océano. En el cabo rocoso más afilado, que es como una flecha negra que sobresale en el oleaje espumoso del océano, hay un viejo faro.
Si te acercas por el camino, se puede ver desde lejos, como un juguete solitario en un estante vacío, llama la atención desde la distancia, cautiva la mente con una especie de irrealidad. Hay un extraño contraste de una estructura artificial rodeada de montones salvajes de lava endurecida y espuma de nieve del oleaje del océano... Este lugar es muy popular para los turistas: el estacionamiento al lado del faro siempre está lleno de autos, la gente viene aquí desde por toda la isla para ver, pasear, sumergirse en este increíble ambiente de tranquilidad cósmica que rodea al faro. La atmósfera, que generalmente es característica de todos los faros, estos centinelas solitarios e insomnes al borde de dos elementos eternamente en guerra: la tierra y el océano.
Este faro no se ha utilizado para el propósito previsto durante mucho tiempo, por lo que estaba separado de la zona turística por una valla alta con puertas cerradas con un candado oxidado. Los turistas se contentan con vistas lejanas del faro y fotografías en la puerta.
Este lugar tiene algún tipo de atracción mística. En esas raras ocasiones en que mi brújula interna apunta a un cambio en el fondo magnético y la presencia de un objeto de interés vago pero persistente, ninguna puerta o valla presenta un gran problema. Definitivamente no, dados los 20 años de mi ocupación continua de escalada y montañismo... ¡especialmente si algo me interesó! En general, si hay algo interesante detrás de la valla, estar del otro lado es cuestión de unos segundos.
Y así sucedió: los espectadores de este pequeño vandalismo no tuvieron tiempo de abrir la boca con asombro, ya que yo ya estaba del lado de la cerca.
Una sensación muy extraña: el límite del mundo en este lugar pasaba exactamente a lo largo de la línea de esa misma cerca. Tan pronto como estuve fuera de él, sentí plenamente lo lejos que quedaba de mí toda esta audiencia heterogénea, preocupada por la cuestión de cómo fotografiarse efectivamente contra el fondo de lo que fuera. El segundo sentimiento fue la paz. Nadie ha estado aquí durante mucho tiempo. La hierba se abrió paso con confianza a través de las grietas en el viejo asfalto, se veían rastros de desechos marinos, traídos aquí por una tormenta o simplemente por el viento del mar ... No se veía tan desordenado, más bien, estaba abandonado.
El faro obviamente no había cumplido con sus deberes de señalización durante mucho tiempo, pero conservaba un verdadero porte militar, miraba con orgullo y pensativo la interminable distancia del océano. Por alguna razón, la gente ya no lo usaba. Tal vez las tecnologías de navegación hayan cambiado, tal vez se haya instalado un faro más eficiente y conveniente en alguna parte. Eso es desconocido. Pero una atmósfera extraña permanecía alrededor del faro abandonado, como si uniera dos mundos, sin ser parte de ninguno de ellos... Un sentimiento muy extraño en verdad.
Tal vez fue solo el contraste del paso de un sitio turístico popular a un territorio donde solo viven fantasmas y recuerdos... La puerta del edificio del faro colgaba de una bisagra, los escalones polvorientos y arenosos se perdían en la oscuridad de un abandonado casa. Inmerso en el reflejo, acorde con el lugar y el entorno, deambulé por los pasillos llenos de basura del viejo faro.
Miré a través de los vidrios embarrados, a través de los cuales se adivinaba vagamente la lejana silueta del horizonte, y traté de imaginar la vida del cuidador de este faro...
Hace solo unos 50-60 años, no había turistas, ni carreteras, pero había una completa soledad y el poder absoluto de los elementos del océano. Como ahora, la base de la torre temblaba por el impacto de las olas, y la luz en la parte superior era la única chispa en miles de kilómetros de olas alrededor, una chispa que protege la vida de todos los barcos que pasan...
Una escalera de caracol estrecha y oscura me condujo bajo una cúpula semicircular, donde una vez estuvo ubicado el corazón del faro: una linterna. No quedó nada del equipo, solo los restos de la fijación del mecanismo giratorio, comidos por la sal marina, cuya edad solo puede juzgarse por la placa base de cobre enorme y cubierta de maleza. El viento soplaba a través de los cristales rotos. En la esquina, sobre un montón de tierra aplicada, creció un pequeño árbol.
Y en el vidrio polvoriento y milagrosamente intacto de la cúpula, mirando hacia el océano, entre el caos de manchas y una espesa capa de polvo, había una inscripción. No me di cuenta de inmediato de que esto estaba escrito en mi ruso nativo. Al principio, traté de leer las cartas en español, pero algo adentro se rió suavemente de mi sorpresa. Entonces, de repente, las letras formaron una simple palabra, tan familiar y querida desde la infancia: MILAGRO.
El autor del texto y las fotos - Alex Trubachev
Tu guía de montañismo y escalada en España y Latinoamérica
EDICIÓN MCS 2023