Ekipo Tomate (Vol. 1)

Ekipo Tomate (Vol. 1)

Escrito por Victor Fernández 
Diseño por La Mamarracha

“Soy Pink Tomate, el gato de Amarilla. A veces no sé si soy tomate o gato. En todo caso a veces me parece que soy un gato que le gustan los tomates o más bien un tomate con cara de gato.”

Rafael Chaparro Madieda, Opio en las nubes

 

Nací en el segundo quinquenio de los 90. Estoy entre dos generaciones y estas generaciones están en activo hoy, haciendo la “cultura cubana”. Con ir a una de las fiestas “cool” que se hacían antes de la Pandemia, por ejemplo, el Hape, podías encontrarlos a todos, cineastas escritores, críticos, pintores. Todos estaban ahí. Si estabas para eso, podías tomarte estas fiestas como una galería donde ibas a ver a todos los especímenes en exhibición. A este grupo, en el que se encuentran personajes célebres que forman parte de la punta del arte cubano, les vamos a llamar el Ekipo Tomate.

Primero, dejar claro que esto no se trata de rencillas personales, a algunos los he saludado y son excelentes personas, agradables todos y simpáticos. Esto va sobre lo que creo de lo que supuestamente representa a una generación y se vende como el resumen de todos los nacidos en un mismo periodo de tiempo.

Sus esfuerzos para armar su obra son respetables y entendibles. Sus obras, por otra parte, responden a una tradición fatal que tiene esta isla del caribe que impulsa el caudillismo y el mismo discurso de siempre, como si la capacidad de fabulación se hubiera acabado hace décadas. Para comenzar, este volumen va sobre el cine.  

PEQUEÑO REPASO HISTORICO:

Cuba es un país, que como en todos los países del mundo se han hecho películas buenas. Pero centrémonos aquí: Nuestro director insigne, el compañero Tomas Gutiérrez Alea tiene una obra muy sospechosa. Exceptuando Memorias del Subdesarrollo se puede decir que la obra de Titón es una copia absoluta de la obra de Buñuel. Cuando trabajaba en el ICAIC y decía esto a todos los veteranos, estos me contestaban: No digas eso, el hacía homenajes. Esto lo prueba todo. Después, con la caída del campo socialista, Alfredo Guevara, con su entusiasmo único, se empeñó en destruir la poca decencia que tenía el cine cubano aceptando cuanta coproducción viniera. Implantando así la imagen en el exterior, de que el cubano es mísero y sumiso.

Teniendo en cuenta este pequeño background histórico, podemos pasar a los muchachones nuevos. Primero, y hablando claro, desde los 90 hasta acá solo han salido tres frikis puros y duros, Jorge Molina, Terence Piard y Miguel Coyula.

LA CONCRETA:

La camada compuesta por Carlos Lechuga, Carlos Machado Quintela y Fabián Suárez, las caras cinematográficas importantes y más famosas del Ekipo Tomate, han decepcionado y mucho, aunque no se lo digan y les justifiquen todo, aplaudiéndolos despues de las reacciones del ICAIC con sus obras, institución que ya no debería ser tomada en cuenta. Contra la cual hace mucho tiempo, los cineastas deberían haber convocado a huelga y yo de primero los hubiera acompañado.

Las elecciones del Ekipo Tomate, son sus elecciones, pero de ahí a quedarnos callados cuando los presentan como las caras que dicen lo que piensa toda una generación y el pedazo de otra, no se ustedes, pero a mi me ataca la necesidad de separarme de ese grupo.

Estos tres muchachos comenzaron haciendo películas que auguraron lo que podía ser una carrera de ruptura real con todo lo que se había echo antes. Cuando directores como Fernando Pérez estaban entrando en decadencia y Juan Carlos Tabio salía del mapa, florecía el departamento de cine del Ekipo Tomate a tomar la batuta y nos quedamos a la espera de lo que se suponía iba a ser la gran bocanada de aire fresco que necesitábamos. Teniendo en cuenta que la camada anterior ya había decepcionado por completo.

En el Ekipo Tomate, todos son iguales. Más allá de si las películas son malas o buenas, les digo que eso para mi no es relevante. Cualquier producto se resume en que te guste o no te guste. Se dice a menudo que la generación a la que pertenecen es una generación apolítica y tienen toda la razón del mundo.

Los largometrajes que los consolidan como las “voces de toda una generación y parte de la otra”, no hacen otra cosa que reiterar lo que ya sabemos y estamos cansados de ver en el noticiero. Hablando más de la generación que los antecede que la que los acompaña. La debacle económica de los 90 sigue como un fantasma o un muerto oscuro para el cual no hay limpieza que valga. Sin contar la entelequia intelectual que supuestamente debe representar el sentir de una nación dolida, a fin de cuentas, porque quiere.

Ahí está el pez de La Obra del Siglo, el central de Melaza o el equino de Caballos. ¿Acaso no hay cosas realmente viscerales que acongoje a todo el que ve esas películas, ya sea por error o por cultivar la cultura de la bufanda y la pipa? ¿Qué identificación puede tener con todo aquello el que se quiere ir del país porque sí o al que no le interesa que le sigan contando por qué sus padres están obstinados?

Para gusto se hicieron los colores, sí, pero ponerles el mote de “voz” a quien todavía sigue hablando de lo que sufrieron sus padres me parece un too much. Sin más llegamos a Santa y Andrés, películas con la que todos nos solidarizamos porque en términos pragmáticos lo que le hicieron fue una singades. Pero, ¿en serio de nuevo volver a lo que Padura lleva escribiendo a modo de recuerdo en sus novelas hace más de treinta años? ¿Delfín Prats? Ajá. Quinquenio gris. Ño, ¿de nuevo? ¿Hay que ir atrás para decir que se habla del ahora? ¿Por qué no sobre la Primavera Negra?, que en todo caso sería más útil.

¿Acaso tocar lo que lacera a la generación que los rodea trae problemas de verdad? Sí, trae problemas, pero serían problemas con otro sabor. El saborcito que da cuando te enteras que a tu consorte lo metieron preso por llevar un taco o que todas las niñas de tu aula en el pre terminaron siendo prostitutas o poniendo uñas porque les dijeron que no iban a llegar a nada.

¿Quién va a hablar de los que se sienten ahogados ahora? ¿Los que tienen veinte, veinticinco años y están más asfixiados que un conejo en un microondas? ¿Por qué llamar voces de lo que yo y un millón piensa, a gente que no nos representa? ¿Qué pasó con los que parametran hoy? ¿Por qué Conducta conmovió a todo el mundo y películas como Caballos se quedaron en la maravillosa afirmación de Fabian Suárez al decir que él era el nuevo Titón?

Me parece que esa generación hay que pasarle cuenta, está tragada por el sistema. Ahí tienen la serie El Sucesor de Quintela que pasó como un águila por el mar y ya. ¿En serio?, seguimos teniendo el mismo presidente, ¿eso no les dice algo? Martí sigue siendo intocable, pero nunca quiso que en Cuba hubiera un gobierno militar y lo hay.

 

Sígannos para que se enteren quien más está en el Ekipo Tomate. Esto es un Volumen 1. Y por supuesto, bienvenidas las amenazas.

   

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