Discurso pronunciado por Sofía Albizu-Campos Rodríguez, graduada integral más destacada y presidenta de FEU-UH, en la Graduación Central 2023

Discurso pronunciado por Sofía Albizu-Campos Rodríguez, graduada integral más destacada y presidenta de FEU-UH, en la Graduación Central 2023

Organizadora de FEU-UH

A los recién o casi graduados presentes, familiares, dirección de la FEU y de la Universidad.

Buenos Días a todos, tratando de no emocionarme demasiado quería compartir un regalo que recibí esta mañana a modo sorpresa [bandera en formato pequeño del M-26-7]. Apareció aquí en mi discurso y voy a ponerlo por aquí [la coloca sobre el estrado del Aula Magna].


Harán pronto 8 meses desde que nos presentaran en esta misma Aula Magna, a mí y a un grupo de compañeros, como el nuevo Consejo de FEU-UH. La mayoría de nosotros estamos hoy aquí, y unos cuantos entre los que nos graduamos, o casi nos graduamos. También harán 8 meses de que se despidiera el Consejo anterior, con todos esos ímpetus de los que nacieron grandes contradicciones y, también, grandes sueños de una Universidad más humana, más participativa, más de todos sus miembros y de su país.

No me corresponde una rendición de cuentas, pero no viene mal un recuento de la tormenta que fuera el paso de muchos de nosotros por la Universidad. Nos tocó una pandemia apenas comenzando y, a partir de ahí, todas las sacudidas políticas y todos los vaivenes económicos que diera el país. Nos tocó, por tanto, intentar ser ese rabo de nube al que Silvio le cantara: un barredor de tristezas, un aguacero en venganza.

Regresando por un momento casi al final de la historia, hace 8 meses también trajimos aquí, un poco como anécdota personal, ese debate ineludible por el que probablemente pasamos todos y pasemos varias veces en nuestras vidas: el debate sobre si lo más necesario es hacer un gran descubrimiento científico que permita una vacuna contra el cáncer, o es la lucha por una sociedad justa en la que esa vacuna llegue a todos por igual. En esa dicotomía, y en pensárnosla a diario, radica la diferencia entre la Universidad nueva de Mella y la Universidad de piedra; la Academia para sí misma o al servicio de los intereses colectivos. Es nuestra misión como Universidad (e incluyo en el término a todas las partes que la componen) formar individuos que, así escojan el camino del descubrimiento, no puedan concebir un divorcio entre los dos objetivos, y no puedan laborar en ningún entorno donde sean excluyentes.

Para encaminarnos en esa misión son imprescindibles tres cuestiones, que se convirtieron también en tres vertientes que enrumbaron nuestro X Congreso de la FEU en la UH, esa oportunidad extraordinaria que tuvimos de repensar no solo la organización, sino la Universidad, el momento de la Revolución que nos tocó vivir y nuestro papel como estudiantes en ella. En primer lugar, es vital que la propia Universidad también sea accesible a todos por igual. No se trata de predicar estérilmente el igualitarismo, sino de la urgencia de transformar y transformarnos lo necesario para que la Educación Superior siga siendo una opción útil y viable para todos los jóvenes y los no tan jóvenes en disposición.

En segundo lugar, es importante que el entorno universitario sea cada vez más parecido a esa sociedad justa que con tanto ahínco perseguimos, donde nadie concentre información, privilegios ni capacidad de decisión, sino que siempre se repartan oportunidades y se construya colectivamente desde el destino de la Universidad hasta la más mínima partida de presupuesto. Solo desde nuestra propia práctica revolucionaria es que podemos predicar la participación popular que queremos y que, al fin y al cabo, definirá el destino de nuestro empeño socialista en Cuba.

Por último, es necesario que la actividad científica y el trabajo o la justicia socialno sean excluyentes en ningún espacio de la propia Universidad, es decir, que nuestra docencia no esté nunca enajenada de la realidad objetiva y el afán revolucionario por transformarla, y que nuestras prácticas diarias no se limiten al aula y los libros, ni a estáticos roles distantes de estudiantes y profesores. Esa es la esencia de la tan sobada frase “empoderar a la brigada”, que no es soloresponsabilidad de nuestra organización, si bien es y debe ser siempre su causa principal.

Todo lo que hemos hecho, como estudiantes y como dirigentes estudiantiles, ha aspirado siempre a ser coherentes en estos sentidos. Ya tocará a los que nos suceden en estas pasiones evaluar el trabajo y apropiarse o no de él. Confiamos plenamente en que serán personas de la más genuina calidad humana y el más profundo sentido revolucionario, ya los hemos visto en varias luchitas y nos despedimos con total tranquilidad. A los profesores y directivos de la Universidad que han prestado su atención y sus agendas a los objetivos de la FEU, agradecemos profundamente la sensibilidad y pedimos igual apoyo para la nueva dirección que vendrá.

A todos los oyentes, gracias y muchas felicidades en el día de hoy.


Algunos de los líderes estudiantiles de la FEU-UH graduados en este curso junto a la Rectora Miriam Nicado


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