Desayunos virtuales administrativos

Desayunos virtuales administrativos



La llegada de internet supuso un gran cambio en nuestras vidas, y de eso no cabe ninguna duda. Con el COVID-19 ese cambio se ha visto aumentado y son muchas las empresas que han visto en internet una salida para su supervivencia. Los ecommerce y el teletrabajo han sido la vía de escape para que muchos puestos de trabajo pudiesen mantenerse. Otros, sin embargo, no han corrido la misma suerte.

Y a pesar de que internet lleva con nosotros más de dos décadas, parece que la administración pública todavía no ha abierto los ojos ante las posibilidades que ofrece la red. O dicho de otro modo, a pesar de ser consciente de esas posibilidades, las instituciones públicas españolas siguen empeñadas en seguir haciendo de los trámites públicos lo que han sido toda la vida: una burocracia tediosa, complicada, difícil, rebuscada, poco intuitiva, arcaica y alejada completamente de las necesidades de la ciudadanía.

 

Desde los portales de transparencia, pasando por las diferentes páginas informativas, apps de todo tipo hasta aquellos portales que deberían servir para que los ciudadanos y ciudadanas pudiesen agilizar todo tipo de trámites, cualquier sitio de internet dependiente de una administración pública, se ha convertido en una maraña indescifrable, un laberinto de información complicadísimo de penetrar, y que además en muchas ocasiones es el único modo de contactar con dicha administración.

 

Son muchos ya los ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autonómicos que solo permiten gestionar algunas ayudas o impuestos a través de estas terroríficas webs que pueden llevar a la desesperación incluso al internauta más experimentado. Por ese motivo no es de extrañar que a su sombra hayan aparecido numerosas webs como Ofisure  en la que se asesora sobre el mejor modo de realizar trámites oficiales sin desplazamiento y sin desquiciarse en el intento.

 


Este tipo de webs explican de forma simple todos los procesos a realizar, definiendo los pasos a seguir y guiando en el proceso a aquellas personas que ya se han topado con el muro de la burocracia digital, mucho más duro de atravesar que la archiconocida pausa del bocadillo de varias horas, el ‘vuelva usted mañana’ o ‘le falta una fotocopia y aquí no hacemos’. De este modo y de forma sencilla puede encontrar la forma de realizar la transferencia vehículo online, e incluso calcular cuánto va a costarle antes de realizarla. O solicitar nota simple del registro de la propiedad, sin necesidad de pasarse toda una mañana navegando por diversas webs institucionales.

 

Resulta cuanto menos curioso que los antiguos vicios de la administración pública se mantengan, e incluso podría decirse que se aumenten, en este nuevo medio que es internet. Teniendo como se tiene una herramienta que podría perfectamente acabar con los malos vicios de la burocracia, parece que no hay intención de ello.

 

Se sigue hablando de Apps, portales de transparencia, ventanilla única y modernización y digitalización a la hora de presentar presupuestos y lanzar las diferentes campañas electorales, pero lo cierto es que la cruda realidad es la que es: webs y aplicaciones ineficientes, información descentralizada, difícil de encontrar, dispersa y mal presentada. Mala accesibilidad y problemas para la verificación de los y las ciudadanas y un sinfín de problemas hacen que cualquier iniciativa privada sea muchísimo mejor que cualquiera de estos proyectos ampliamente regados con dinero público.

 

Cabe preguntarse, llegados a este punto, si se trata de ineptitud o si realmente es una falta de voluntad, o peor aún, una voluntad real para que todo siga siendo tan complicado como siempre, de modo que solo algunos ciudadanos sepan cómo acceder a algunos trámites, o solo quienes tengan tiempo no tiren la toalla para realizar algunos de esos trámites. Porque no es por ser mal pensados, pero cuesta creer que este nivel de ineptitud se concentre siempre por sí solo y de forma tan intensa en nuestra administración pública.

 

El debate está abierto. Mientras, las ventanillas siguen cerradas y unas cuantas generaciones de ciudadanos y ciudadanas analógicos atribuyen a su falta de maña con los aparatos electrónicos, su incapacidad de relacionarse con la administración a nivel digital, cuando en realidad es la propia administración la que, nuevamente, ha colgado el cartel virtual de ‘nos hemos ido a desayunar’. 

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