Depresión infantil en tiempos de pandemia.

Depresión infantil en tiempos de pandemia.

Crianza Respetuosa

La depresión infantil compromete seriamente la salud mental de este grupo poblacional. 

En tiempos de pandemia, se están dando las condiciones que pueden hacer que niños y adolescentes, sufran depresión.

Los adultos debemos sensibilizarnos con la situación de los niños para poder entender lo que ellos están viviendo. 

Los niños necesitan la diversidad de estimulación, más que cualquier otro grupo poblacional. Su cerebro está en pleno proceso de evolución y para ello requieren diversidad de actividades y contextos. 

Para ellos el aislamiento físico, implica una deprivación notoria de todo lo que requieren para su desarrollo.

Los niños también han vivido con mayor rigor, las medidas de confinamiento. Han dejado de asistir a sus instituciones educativas por un período de tiempo prolongado y así mismo de exponerse en todos los ámbitos sociales. 

Se les ha limitado casi a cero la posibilidad de interacción con otros niños, tan importante para la adquisición de habilidades sociales y para el juego o entretenimiento.

Muchos niños viven en condiciones de poco espacio para poder ejercitarse físicamente y sin acceso ni tan siquiera a ver el mundo exterior.

Todo esto que hemos hablado implica que los niños están requierendo mucha más atención de la que normalmente reciben. 

Solo cuentan con su familia para tratar de darle satisfacción a la gran cantidad de necesidades psicológicas que tienen. 

¿Con cuántas personas interactúan en condiciones normales? Ahora necesitan que alguien del hogar, esté siempre disponible para ellos. 

Sin embargo, muchos adultos refieren que les falta el tiempo. Y si bien la sobrecarga de los padres es inmensa, hay que recordar que los niños pueden afectarse.

Los niños necesitan una gran cantidad y diversidad de actividades. Los cuidadores ya están agotados pero hay que seguir inventando y reinventando nuevas opciones de juegos y aprendizajes divertidos. 

No contar con esa estimulación y andar deambulando aburridos todo el día, puede deprimirlos.

Necesitan reconocimiento, que les reconforten su autoestima. Y para eso hay que estar conectados, conversar, hacer cosas juntos. 

Recibir muchos regaños, genera el efecto contrario.

El afecto es imprescindible. El mejor paliativo si está presente y el mayor factor de riesgo, si el niño no se siente querido.

Una señal muy reveladora de que el niño pueda estar experimentando depresión, es la pérdida de intereses normales y la resistencia a realizar las actividades que habitualmente le gustaban al niño, especialmente el juego. Un niño que rechaza jugar es sin dudas un niño con alguna afectación emocional significativa. Podemos notarlos aletargados, como si estuvieran aburridos. 

La irritabilidad y agresividad también pueden ser parte de una depresión.

En el caso de los adolescentes resulta significativo:

- que rehúsen el contacto con los amigos.

- El aislamiento que va acompañado de falta de energía para acometer actividades.

- dormir demasiado o sufrir por insomnio.

- pintar, escribir textos, o hacer comentarios con tono melancólico, alusivos a la falta de sentido por la vida.


Otras situaciones que afectan a los niños provocando depresión, son los traumas emocionales, la violencia y diversas formas de maltrato, los problemas familiares severos, las pérdidas físicas o emociones de alguno de los padres, el acoso escolar, el abuso sexual, entre otros.

En general, todo cambio de conducta, es expresión de algún malestar. Debe poder evaluarse de qué se trata exactamente e implementar una estrategia para solucionarlo. 

La adversidad de la Pandemia es generalizada. Los adultos también estamos sufriendo sus múltiples consecuencias. Sin embargo, los cuidadores tenemos la responsabilidad de velar por el bienestar psicológico de niños y adolescentes.



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