Dark
CAPÍTULO 9
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CAPÍTULO 9
—Creo que escuchó que llaman a tu puerta— Dijo Alex sin dejar de acariciar su cabeza. Ana también había escuchado, pero se negaba a levantarse. Estaba bastante cómoda recostada en el sofá, con la cabeza en el regazo de Alex mientras veían Casablanca [13]
—Yo no escuché nada— Justo acaba de terminar esa frase. Cuando escucharon que su móvil sobre la mesilla de café volvía a sonar por como millonésima vez. Eran las ocho de la mañana, pero, Dios maldiga la insistencia de Bruno. El hijo de puta no solo había estado insistiendo en llamarle a cada cinco minutos. Ana había tenido que salir por la puerta trasera del hospital para que Bruno no la viera. No sabía cómo diablos había averiguado que ese día en particular su hora de salida era a las siete de la mañana. Y ahora estaba plantado fuera de su apartamento llamando sin cesar. Ana había temido que Bruno viniera, por esa razón había llegado a la casa de Alex directamente, en una hora tendrían que salir para encontrarse con Keity y de camino iría a recoger a Morgan.
Menos mal que tenía buenos vecinos donde esconderse. Al principio había optado por ir a casa de Gideon. Pero su supuesto mejor amigo ahora estaba en casa de Dorian, seguramente follando con su nuevo novio. ¡Joder! Cierto, Ana odiaba a Dorian Donnart, maldita fuera la hora en la que el hombre decidido recobrar el sentido común y admitir que amaba a Gideon.
—Creo que debe ser algo urgente si te están insistiendo tanto ¿no crees? — Comentó Alex. Ana resoplando se incorporó. Quería lanzar el maldito móvil contra la pared. Pero no quería hacer un drama frente a Alex. Ya bastante estaba agradecida de que su amigo le permitiera ocultarse ahí. Fue una suerte que Kai estuviera de turno.
—Seguro que es urgente— Ana suspiró cansada, ¿Por qué no la dejaban en paz?
—¿Te encuentras bien? — Preguntó Alex, buscando a tientas la mano de Ana. —Si no quieres contestar no lo hagas, puedes apagar el móvil si quieres. —
—No puedo hacerlo, ya que en cualquier momento me pueden llamar del hospital. — Ana le dio un beso en la mejilla a Alex. —Iré a darme una ducha, te veo pronto. — Ana se levantó y recogió sus zapatos descartados del suelo.
—Puedes ducharte aquí, tienes ropa en tu bolso…— Dijo Alex también poniéndose de pie.
—Iré a casa, no tardaré mucho, además necesito deportivas si quiero aguantar el maratón de tiendas que vamos a visitar—Keity era una máquina de energía, y Ana no había dormido. Las deportivas eran necesarias en esta misión.
—¿Aún quieres ir a desayunar con Iain? —
—Por supuesto— Aseguró Ana dirigiéndose hacia la puerta. Además, había quedado de verse con Gideon ahí. Ana quería por sí misma revisar la herida de Lobo, pero no se lo permitían. Según Gideon afirmaba, el hombre se encontraba mejor. Así que lo único que podía hacer era entregarle medicamentos. Ya habían pasado tres días y si el hombre no había presentado complicaciones, entonces quería decir que estaría bien. Tomó una profunda respiración antes de abrir la puerta. Tuvo la pequeña esperanza de que Bruno ya se hubiera dado por vencido y se hubiera marchado. No tuvo suerte. En cuanto dio el primer paso fuera del apartamento de Alex y de Kai. Bruno se giró hacia ella, miró sucesivamente la puerta de su apartamento y el de Kai. Confundido seguramente de verla salir de ahí.
—Es demasiado temprano para que estés molestando a los vecinos, Bruno— Ana puso su mejor cara de fastidio y caminó hacia su puerta —Deberías de estar en casa cuidando a tu esposa embarazada ¿No crees? — En experiencia de Ana a veces el amor no era bonito. No era ordenado, y no está perfectamente guionado. Prueba fiel era que Bruno estaba ahí, y la acosaba constantemente eso querida decir que su reciente matrimonio no era miel sobre hojuelas.
—No contestas mis llamadas— dijo Bruno apartándose un paso para permitir a Ana abrir la puerta.
—Tengo una vida ¿Sabes? — Ana entró y lanzo sus zapatos a un lado de la puerta, después encendió la luz y sin mirar a bruno se adentró en su departamento —Aunque no lo creas, mi vida no gira en torno a ustedes—
—Ella no se encuentra bien— Ana se giró para enfrentarse a Bruno.
—Ya le agendé una cita con la mejor especialista neonatal… —
—No me refiero al embarazo— Bruno la miró fijamente. —Te has apartado de ella. No contestas sus mensajes. Ya no la visitas. le estás haciendo demasiado daño, sabes que ella es una persona sensible y ahora con el embarazo aún más. — Ana le soportó la mirada a Bruno, en el tiempo que tenían de conocerse era la primera vez que estaba viendo la expresión severa en el rostro del hombre.
—Dejemos de hacernos el tonto, Bruno— Ana suspiró — ¿De verdad crees que deseo estar cerca de ustedes? ¿Qué deseo verla a ella contigo? — Ana resopló y se dejó caer en el sofá.
—Es tu amiga— Contrataco Bruno —Tú decidiste no decirle sobre tus sentimientos y seguir siendo su mejor amiga, no puedes dejarla de lado ahora— Los ojos de Ana se estrecharon. Ella evaluó al tipo.
—Pese a lo que muchos lleguen a pensar, no soy de piedra— Aseguró con mirada acusadora —Se que soy una cobarde, pero no tengo la fuerza para estar cerca de ella y no sentir nada—
—Lo lograste antes. ¿Por qué ahora sería tan diferente? — Ana rio amargamente.
—No es tan sencillo— Dijo Ana llanamente. —Digamos que ya estoy cansada—
—Es bastante sencillo. Es tu mejor amiga, y estoy cien por ciento seguro que lo que menos deseas es lastimarla. Ella te necesita, más ahora que está embarazada, ¿Ya olvidaste que ella es una persona frágil de salud? —
—No lo he olvidado— dijo con voz dura. —Me encargaré de que ella tenga la mejor atención médica en todo el Estado de D. C. — Bruno se abalanzó sobre Ana, la sujetó del brazo y la obligó a levantarse.
—Ella necesita a su amiga, no un equipo de doctores, después de la muerte de sus padres, tu fuiste la conexión más importante para ella, eres su familia—Gruñó, los ojos oscuros del hombre brillaron con rabia contenida. podía ver la frustración en su mirada.
—Bruno, cualquier otro estaría más que feliz de deshacerse de la competencia. ¿Por qué no aceptas esta oportunidad y te enfocas en tu matrimonio? —Bruno liberó el brazo de Ana y dio un paso atrás.
—Por años intenté comprender el lazo que tenían ustedes dos, fue fácil descubrir que tú amabas a Mina, pude ver reflejados mis sentimientos en tus ojos— Aseguró Bruno
—Pero Mina no siente nada por mi—
—Ella te necesita— Bruno se echó a reír, como si hubiera dicho algo gracioso. —Mina te conoce mejor que nadie, y eres parte importante de su vida. siempre te va a necesitar, estoy seguro que si le damos a escoger, ella siempre te escogerá a ti—
—Ella te ama, Bruno—
—Y te ama a ti también— Ana negó con la cabeza, pero Bruno insistió —Hay distintas formas de amor, y aunque no pueda existir una atracción física por parte de Mina, ella te ama y te necesita— Ana apretó las manos en puños.
—¿No ves lo cruel que estas siendo al decirme esto? —Con su mandíbula tensa Bruno bajó la mirada. Se dio la vuelta para mirar fuera por la ventana.
—He llegado a pensar que tal vez Mina ya se ha dado cuenta de tus sentimientos, pero no puede ofrecerte lo que tú necesitas, sé que ella me ama de verdad, pero…— Hizo una pausa. Cuando volvió a hablar, su voz estaba llena de resentimiento. —Mina tiene esta dependencia emocional y el deseo constante de tener tu atención y aprobación— Bruno sonrió torcidamente, sacudió la cabeza.
—¿Qué quieres de mi Bruno? — Bruno le lanzó una mirada escéptica.
—Que seas la amiga incondicional de Mina que siempre has sido— Sentenció Bruno tan sinceramente como siempre.
—¿Sabes lo que me estas pidiendo? — Ana soltó una carcajada.
—Si, y lo siento, amo tanto a Mina que estoy dispuesto a hacer lo que sea por ella— Ana gruñó una maldición sonrió autocensurándose.
—Sera mejor que midas tus palabras— Ana se dirigió a la cocina en busca de algo que beber. algo que tuviera alcohol sería perfecto, aunque fuera tan temprano. No había dormido, así que podría considerarse una copa muy tardía. —Tal vez yo quiera proponerte compartir a Mina—
—Si quisieras hacer eso, estoy seguro que ya lo hubieras hecho mucho tiempo atrás— Se burló Bruno. —Te creo capaz de seducir a cualquier persona, hombre o mujer, pero con Mina no lo hiciste— Ana rio amargamente. mientras sacaba una botella de tequila del estante, sin ceremonias destapó la botella y se la llevó a los labios. Bruno la miró con una ceja arqueada mientras bebía. Ana le ofreció la botella poco después. Que Bruno rechazó claramente.
—Nunca lo hare— Aseguró —Mina no me quiere de esa manera— Era una triste verdad con la que Ana se había reconciliado tiempo atrás. —Pero me es imposible no mirarla y tener ese tipo de pensamientos impuros sobre sobre ella ¿Comprendes? — Ana bebió otro trago de tequila hasta que Bruno le quitó la botella de las manos.
—Lo sé—
—¿En serio? —Ana sonrió con maldad — Me es difícil ver a Mina y no excitarme imaginando todo lo que quiero hacerle, y yo me refiero a todo, desde besarla hasta hacerla que se corra entre mis brazos y… —
—No tienes que ser tan explicita— Bruno la interrumpió. —Trato de no pensar en ello cuando te veo a lado de mi esposa, sé que la deseas, siempre lo has hecho—
—¿Y eres tan cruel para venir aquí y rogarme que vuelva a estar a su lado como si no sintiera nada? — Ana golpeó el mostrador con la palma de su mano — Me hice a un lado, Bruno. ustedes deben de vivir su amor y dejarme recuperarme e intentar hacer mi vida, no fui egoísta y la deje ir. — Bruno asintió con la cabeza.
—Reconozco que tienes razón— Sorprendiéndola, Bruno sujetó su mano — Pero si la amas tanto como afirmas, dejarás de ser egoísta y volverás a ser su amiga, ella te necesita y tú lo sabes— Los ojos de Bruno brillaban con sinceridad. Y desesperación. Ana dejó escapar un suspiro.
—Me estas pidiendo un imposible— Bruno negó con la cabeza.
—Tal vez, pero pese a tu dolor, sé que tú también necesitas a Mina en tu vida, es tu mejor amiga—Bruno miró a Ana de nuevo, sus ojos oscuros eran amplios y suplicantes. Ana apretó los labios, pero asintió ligeramente con la cabeza.
—Intentare no evitarla demasiado, es todo lo que puedo prometer por ahora—
—Gracias — Dijo Bruno sinceramente.