Dakota

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CAPÍTULO XIII

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CAPÍTULO XIII

VEINTE GUERREROS Y UN COCHE

 

Una veintena de guerreros, rojos, pintarrajados, armados de tomahawks, lanzas y escudos circulares, permanecía a la expectativa, reteniendo a su correspondiente veintena de «mustangs» ruanos, entre los olmos de una colina.

Era mediodía y el sol caía a plomo. Zumbaban rabiosamente los insectos, y de vez en cuando los caballos piafaban; pero no se oía otro rumor. Los veinte indios parecían estatuas.

La colina dominaba un camino recto y polvoriento, que parecía venir del infinito y llevar de nuevo al infinito. Por aquel camino, procedente de una granja cercana a Blancheville, un veloz cochecillo se dirigía al Cuartel General del coronel Carruthers. En el coche viajaba una joven de grandes ojos y cabello cobrizo.

Los guerreros rojos, entre los olmos, esperaban…

 

 

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