Cuentos de Colombine

Cuentos de Colombine


Un momento, por Pierrot

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UN MOMENTO…

Colombine rêve, surprise

de sentir un coeur dans le brise

et d’entendre en son coeur des voix.

P. Verlaine, Fêtes galantes - Pantomime.

Dícenme que Colombine está encaprichada con la flor de la melancolía, como antes con aquella amapola congestionada de risa; y que, por milagro de los días lluviosos, ha puesto palabras á la pantomima de la vida.

Y dicenme también que una muy hermosa artista se ha encontrado tan impensadas palabras y las ha hermanado en joyas de cuento.

El pretérito me ha cegado como una lumbrada de sol y me ha cegado como un torbellino de humo negro. Que en mí el dolor y el amor encontraron un nido donde cantar y donde ahogarse el silencio con lágrimas.

¡Colombine seria! ¡Colombine buscándose el corazón! ¿Verdad que es peregrino suceso este de una frívola despreocupación que se detiene en el camino de locura y piensa el por qué de los hechos inrazonados?

Bien curado del desequilibrio de amar, ahora soy un orondo burgués que sueña entre expedientes y ya no viste de blanco el pecho roto ni la cara de muecas. Están muy lejos el bueno de Casandro, Leandro el fatuo y aquella Pierreta bobalicona… y sobre todo mi Enemigo, en cuyo traje de mil colores, tú, Colombine, habías encontrado un espejo.

Sin embargo —clarín en oído de veterano—, el anuncio de que Colombine se ha puesto seria me ha enlutado de tristeza, y mi vida, semejante á día de niebla, ha tenido un loco desgarrón azul.

*

* *

Ya no es sólo juicio de rumores. He leído.

Toda la mujer vibra y se desmaya y ríe y se enamora del sol y se duerme vestida de luna en este libro que ha recordado Colombine y ha orificado una artista que sabe de sufrir y de soñar y también de los disfraternos horizontes.

Pero el más alto airón es de plumas negras, por ser esta obra de hondo humanismo y porque, sobre un río de encanto, la barca empavesada, hinchada de músicas y de luz, deja estela que ha de absorber la noche cuando el viento va rompiendo la última cadencia y en la alta negrura comienza una palpitación de brillos.

Todo corazón que, como el mío, haya sido incendio y todo cerebro que, como el mío, sea látigo del espíritu, ha de sentir la pena de verse descubierto el secreto y el íntimo gozo de que las ideas desnudas y sin oriente ya han encontrado un lujoso vestido y una linda voz para andar por esos mundos de la sentimentalidad.

*

* *

Seguramente Colombine tornará á la amapola congestionada de sol y con un encogimiento de hombros se sacudirá la formalidad g con sangre de corazones se limpiará la tinta con que la mancharon los recuerdos al escribirse.

Pero no importa. Detrás de ella se alza el milagro de unos cuentos que siendo bellos son amargos…

PIERROT.

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