Cross

Cross


SEGUNDA PARTE - Caso enfriado » 40

Página 45 de 131

4

0

Eran casi las cuatro de la mañana, y Sampson y yo íbamos en su coche de vuelta a la comisaría del distrito Uno. Yo estaba ya despierto del todo, y alerta. Mi sistema nervioso parecía vibrar.

¿El asesino de Maria? ¿Después de tantos años? ¿De verdad existía una remota posibilidad de cazar al asesino transcurridos más de diez años desde que mataran a mi mujer a tiros? Todo el asunto me parecía mentira. En su día, estuve investigando el caso como poseído durante todo un año, y nunca desistí del todo de cazarlo. ¿Y ahora, de pronto, podíamos dar con el asesino? ¿Era posible?

Llegamos a la comisaría de la calle Cuatro y entramos corriendo, sin decir palabra ninguno de los dos. Una comisaría durante el turno de noche puede parecerse mucho a un servicio de urgencias: nunca sabes qué puedes encontrarte al entrar. Y esta vez, no tenía la menor pista, pero me moría de ganas de hablar con Giametti.

Todo parecía inusualmente tranquilo cuando entramos por la puerta principal, pero la cosa no tardó en cambiar. Se hizo evidente para Sampson y para mí que algo iba mal cuando bajamos a los calabozos. Había media docena de detectives y agentes de uniforme dando vueltas por allí. Parecían demasiado inquietos y en tensión para ser las horas que eran. Decididamente, ocurría algo.

Marion Handler, el nuevo compañero de Sampson, nos vio y se acercó a John a toda prisa. Handler me ignoró, y yo me esforcé por no hacerle ni puto caso. Había hablado con él un par de veces, y el tipo me parecía un macarra y un fantasma. Me preguntaba cómo era posible que John lo aguantara como lo hacía.

Tal vez veía algo en Handler que a mí se me escapaba, o tal vez era sólo que por fin Sampson se estaba ablandando un poquito.

—No vas a creerte esta mierda. Es impensable —le dijo a Sampson—. Alguien ha llegado hasta Giametti. No te vacilo, Sampson. Está allí muerto en su celda. Alguien se lo ha cargado estando aquí dentro.

Yo me sentía petrificado mientras Handler nos conducía hacia la última celda de la fila. No podía creerme lo que acababa de oír. ¿Primero nos daban una pista del paradero del asesino de Maria y ahora habían asesinado al tío que nos la había dado? ¿Allí dentro?

—Lo habíamos aislado y todo —le dijo Handler a Sampson—. ¿Cómo han podido llegar hasta él estando aquí? ¡En nuestras propias narices!

Sampson y yo ignoramos la pregunta y entramos directamente en la última celda de la derecha. Había dos técnicos buscando pruebas alrededor del cuerpo, pero con lo que pude ver fue suficiente. A Gino Giametti le habían hundido un picador de hielo hasta el fondo de la nariz. Parecía que lo hubieran usado primero para sacarle los ojos.

—No veo nada, no sé nada —parodió Sampson con su voz grave y monótona—. Ha tenido que ser la Mafia.

Ir a la siguiente página

Report Page