Criterio 2021. Artículo 04.

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La afectividad en el pensamiento posmoderno

Las emociones también se educan

https://www.miarevista.es/ninos/articulo/ninos-las-emociones-tambien-se-educan

Rocío Ramos-Paúl (Supernanny), nos recomienda cuidar este aspecto de la educación de nuestros hijos. Para la experta en Educación Infantil y directora del centro BIEM: "Es muy importante porque un niño con un desarrollo emocional sano será un adulto seguro, feliz, socialmente integrado y mejor preparado para enfrentar y resolver los retos de cada día".

A menudo, los padres escuchan multitud de sugerencias sobre qué hacer para que un hijo coma, duerma, juegue o se relacione. Sin embargo, no suelen oír tan frecuentemente que la emoción también se educa en casa, y desconocen la relevancia que tiene esta tarea. Hoy sabemos que la falta de contacto y afecto retrasa el crecimiento del niño tanto como la carencia de alimentos adecuados; esto nos da idea de la importancia que posee el aspecto emocional durante el desarrollo infantil.

Pero ¿qué es educar la emoción? Pues nada más y nada menos que conseguir que los pequeños adquieran las capacidades necesarias para resolver cualquier dificultad relacionada con sus sentimientos y los de los demás. Por si no queda claro lo importante que es, ahí va un último apunte: un niño con un sano desarrollo emocional será en el futuro un adulto seguro, feliz y preparado para enfrentarse a los retos del día a día. Esto lo convertirá en una persona capaz de aumentar sus posibilidades de éxito con la pareja, los amigos o el grupo de trabajo, es decir, en todas las relaciones sociales que tenga que establecer. Porque estamos en permanente relación con los demás.

¿Para qué educar las emociones?

Para que el niño aprenda a reconocer las suyas y las de los demás, a diferenciar entre lo que necesita y lo que desea, a conocer lo adecuado y lo inadecuado de sus acciones a través de las consecuencias que producen. Así sabrá que lo que siente no le hace mejor o peor persona, podrá canalizar sus emociones y éstas no serán las que dominen sus comportamientos. Además, integrará en su estructura cognitiva valores como la tolerancia, el respeto, la amistad, el compromiso, el perdón, la diferencia, etc.

¿Por qué es importante empezar desde pequeños?

Porque, si no desarrollan estas habilidades, con el tiempo pueden convertirse en ‘analfabetos emocionales’, incapaces de conectar con sus sensibilidades y, por tanto, con las de los demás. Esto puede traer consecuencias muy negativas: actitudes agresivas o ansiosas, depresión, problemas con la alimentación y el sueño, bajo rendimiento escolar, abuso de drogas o alcohol en la adolescencia...

¿Cómo se ejercitan?

Las emociones se desarrollan aprendiendo a reconocerlas, controlarlas y expresarlas. Para lograrlo, debemos trabajar estos puntos:

-Habilidades de comunicación. Aprender a explicar todo lo que queremos de forma que los demás nos entiendan.

-Control de impulsos. Para conseguir que aparezca y se desarrolle la reflexión.

-Empatía. Escuchar al otro haciéndole ver que entendemos sus emociones, sin juzgarle.

-Pensamiento positivo. Ser optimistas.

-Motivación. Estimular la necesidad o el deseo que nos lleva a actuar.

-Autoconocimiento. Reconocer nuestras capacidades y también nuestras limitaciones.

-Autoestima. Mejorar la valoración que cada uno tenemos de nosotros mismos.

-Autonomía. Capacidad de actuar sin que nos lo pidan, sino por voluntad propia.

Comenzar en la familia

Las emociones se empiezan a educar en casa, a través de la imitación; por eso, es imprescindible que los padres entrenen las suyas. Además, hay que seguir estas pautas:

-Nunca quites importancia a las expresiones espontáneas del niño ni las critiques. Al contrario, hay que identificarlas y ponerles nombre ("veo que estás triste, contento, enfadado…”), para que él sepa cómo se llaman; así evitarás las somatizaciones que el cuerpo hace cuando se reprimen los sentimientos.

-Haz de cada nuevo aprendizaje un juego; ayúdale a describir y expresar lo que siente.

-Pregúntale, escúchale e intenta comprender cómo se encuentra; no juzgues sus emociones (la tristeza es tan natural como la alegría), enséñale a canalizarlas.

-Corrige su comportamiento cuando cometa fallos, pero también alaba sus logros.

-Ponle pequeñas metas y anímale a que intente lograrlas. Facilítale un ambiente con experiencias reales y valoraciones positivas.

Fomentar su desarrollo emocional requiere entrenamiento:

1. No juzgues ni quites importancia a las expresiones espontáneas del niño (tristeza, alegría, etc.)

2. Si está triste o enfadado , pregúntale qué le pasa y escúchale, para poder entender cómo se encuentra.

3. Ponle nombre a lo que siente: "Veo que estás triste, contento, enfadado...". Él aprenderá a identificar sus sentimientos y evitarás las somatizaciones que el cuerpo realiza cuando las emociones se reprimen.




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