Cobra

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Primera parte: El despliegue » Capítulo 2

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Dexter volvió a ser el inofensivo abogado de Pennington. Devereaux se retiró. Entonces tuvo tiempo de rastrear al cazarrecompensas conocido con el sencillo apodo del Vengador.

Ahora ambos estaban retirados: el ex rata de túnel que había ascendido desde la clase baja y el digno aristócrata de Boston. Dexter miró el teléfono.

—¿Qué quiere, señor Devereaux?

—Me han sacado del retiro, señor Dexter.

Por orden del comandante en jefe. Hay una tarea que desea ver realizada. Afecta muy gravemente a nuestro país. Me ha pedido que me encargue. Necesito un primer adjunto, un oficial ejecutivo. Le estaría muy agradecido si considerase aceptar el puesto.

Dexter tomó nota del lenguaje. No dijo: «Quiero que usted» o «le ofrezco», sino «le estaría muy agradecido».

—Necesitaría saber más. Mucho más.

—Por supuesto. Si pudiese venir a visitarme a Washington, será un placer explicárselo casi todo.

Dexter, de pie delante de la ventana del salón de su modesta casa en Pennington, contempló las hojas muertas mientras pensaba. Había cumplido sesenta y un años. Se mantenía en forma y a pesar de varios claros ofrecimientos había rechazado casarse por segunda vez. En su conjunto, su vida era cómoda, sin estrés, plácida, pequeñoburguesa. Y aburrida.

—Iré a visitarle y le escucharé, señor Devereaux. Solo escucharé. Después decidiré.

—Muy prudente, señor Dexter. Esta es mi dirección en Alexandria. ¿Puedo esperarle mañana?

Le dio la dirección. Antes de colgar, Cal Dexter formuló una pregunta.

—A la vista de nuestro pasado común, ¿por qué me ha escogido a mí?

—Es muy sencillo. Usted es el único hombre que ha sido más listo que yo.

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