Ciudad y Arquitectura en los medios cubanos

Ciudad y Arquitectura en los medios cubanos

Abel Tablada
Crecimiento de una casa ecléctica en el Vedado, irrespetando las regulaciones urbanísticas al ocupar las áreas del jardín y dañando la imagen urbana sin asesoría profesional. Enero de 2022

Una ciudad congelada

A mediados de los años 70s, cuando comencé a tener uso de razón, me encontré con una ciudad que parecía como si siempre hubiera existido y que así se quedaría por siempre; una ciudad concluida e inamovible. No imaginaba que esa ciudad tan antigua, y a la vez tan joven y moderna, se había desarrollado de forma acelerada durante las décadas previas a mi nacimiento, esas mismas en las que mis jóvenes padres habían crecido y visto cambios importantes.

Pensaba que el mundo era así, que todas las ciudades tenían edificios, avenidas e hitos similares: un paseo marítimo con un mar muy azul, hoteles nacionales con torres y otros modernos con lobbies lujosos, un lugar grande donde se iba a tomar helado, un capitolio inmenso, un castillo a su entrada o avenidas con jardines centrales y árboles excelentemente podados. Tampoco era consciente del privilegio de vivir en uno de los barrios más bellos, El Vedado, en una de las urbes más hermosas del mundo, La Habana.

En las ciudades viejas, con valores históricos excepcionales o poco dinámicas constructivamente, el entorno se convierte en una realidad semi-congelada que aceptamos, amamos y hasta exigimos. Y ese estado no es necesariamente el que definió Schimmel y después Goethe repitiera en algunas de sus obras, al referirse a la arquitectura como «música congelada». En el caso de nuestra Habana, encontramos una congelación poco robusta, con derretimientos graduales, colapsos abruptos y homicidas, algunas acciones de recuperación y escasas novedades.

Edificio en ruinas en Centro Habana. Noviembre de 2019.

La arquitectura ausente

La escasa actividad en cambiar y mejorar nuestro entorno, se refleja en la poca frecuencia con que los medios de difusión masiva reportan temas relacionados con las ciudades y la arquitectura en Cuba.

A pesar de haberse creado barrios enteros en su periferia y completado la red de servicios médicos y educacionales, el perfil de las zonas centrales de La Habana permanece casi intacto, lo que ha permitido a su vez conservar una parte importante de su patrimonio. Eso explica que, por más que los periodistas y redactores culturales quisieran, la cantidad de actividades y obras remarcables relacionadas a la arquitectura y el urbanismo son escasas en comparación con otras manifestaciones artísticas, como la música, el teatro o la danza.

Esto lo constaté durante veinte días: del 5 al 24 de enero, cuando observé todos los noticieros del mediodía y la emisión estelar de las 8 p.m. —con la excepción de cinco emisiones—, especialmente la sección «Culturales».

De un total de 125 noticias relacionadas con artes y cultura general, se dedicaron cuarenta y tres a la música, veintitrés a cultura general y eventos teóricos o educativos, veintidós a la literatura, ocho al teatro y solo tres respectivamente a la danza y ballet, al cine y audiovisuales, a la escultura y a la pintura o dibujo. A la fotografía solo se dedicó una noticia, dentro de las culturales.

Ni una sola referencia versó sobre la arquitectura o el urbanismo. No obstante, como noticias relacionadas con el acontecer nacional, hubo seis que reportaron actividades y acciones renovadoras en barrios vulnerables o periféricos, pero sin realizar crítica alguna a las obras realizadas.

La carencia de noticias sobre arquitectura y entorno urbano no se explica únicamente por la falta de acontecimientos en esos ámbitos. El silencio noticioso también se hace evidente en presencia de eventos importantes, lo cual es injustificable.El pasado 23 de noviembre se celebró en la sede de la Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros de Cuba (UNAICC), la entrega de premios del XIII Salón Nacional de Arquitectura y Urbanismo, el Premio Ciudad a las mejores obras concluidas en La Habana y se anunciaron los ganadores del Primer Concurso de Viviendas, convocado por el Ministerio de la Construcción (MICONS). Este fue quizás el segundo día más importante para el gremio de los arquitectos durante el año, solo superado por el 13 de marzo, en que se festeja el día del arquitecto por la creación del colegio de arquitectos de La Habana en 1916 (1).

Casa en Mercaderes 116, sede del Plan Maestro y antgua sede de la Dirección de Arquitectura Patrimonial de la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana. Foto: Octubre de 2021.

A pesar de la importancia del evento, este no fue reportado por la prensa escrita ni por los noticieros de televisión nacionales, a excepción de una nota publicada por la Agencia Cubana de Noticias (ACN). Medios televisivos y periodísticos provinciales, como el Canal Habana, junto a medios digitales de La Habana, Cienfuegos, Sancti Spiritus y Holguín; fueron más entusiastas al resaltar la participación de arquitectos de esas localidades en el Salón y Concurso.

Desde noviembre para acá, y ante reclamos y contactos con los medios, algunos arquitectos han sido invitados por revistas televisivas y por el Noticiero Cultural. En años anteriores, las crónicas sobre la labor de restauración e historia de nuestra ciudad eran magistralmente contadas por el Dr. Eusebio Leal en el programa Andar La Habana. Sin embargo, ningún otro espacio similar lo ha sustituido.

Este fenómeno tiene dos lecturas. La primera corrobora la poca importancia que le otorgan nuestros medios a la arquitectura como arte, a la par de la escasa formación de periodistas en temas urbano-arquitectónicos. Como bien señalaba el profesor y arquitecto Mario Coyula en sus palabras durante el VI Congreso de la UNEAC en 1998:

«(…) es necesario rescatar a la arquitectura del papel secundario adonde ha sido relegada por los que en definitiva no han podido resolver los problemas de la calidad y masividad constructiva; y situarla nuevamente dentro del mundo de la cultura, de donde nunca debió salir. Eso implica un vuelco en la actual posición institucional de la arquitectura, pero también en la atención por el aparato estatal y político, y por los medios de divulgación masiva».

Más recientemente, el profesor Ruslan Muñoz, en su reflexión «Lo incómodo de la Crítica», expresaba: «Sin embargo, resulta peor el vacío en la prensa o en la televisión de debates y noticias sobre la ciudad y la arquitectura, (…) Con la excepción de algunos trabajos publicados al calor del aniversario 500 de la ciudad, la ausencia de debates y análisis profundos es remarcable».

La segunda lectura indica la relativa pasividad de nuestro gremio ante los debates sobre la ciudad y las políticas de la vivienda y la planificación urbana. Gracias a las redes sociales, tal actitud ha disminuido, pues son más los que se manifiestan de disímiles formas para opinar, reclamar y apoyar posiciones.

El presidente de la Sociedad de Arquitectura de La Habana (SOCA-UNAICC), arquitecto Humberto Ramírez, en su post «Hay que detener el desorden», de mayo de 2021, denunciaba las acciones violatorias de regulaciones e imagen urbanas en toda la ciudad. Y a raíz de este, el profesor Muñoz planteaba que solo después que «las redes sociales estallan», los periodistas reaccionan para reflexionar sobre hechos que están a la vista de todos.

Por su parte, el profesor y arquitecto Universo García ha enfatizado en la necesidad de que los medios programen espacios enfocados en la ciudad, su arquitectura, patrimonio y proyectos. También ha publicado escritos informativos y de crítica arquitectónica, que van desde la denuncia ante las muchas acciones que atentan contra la imagen citadina y de nuestro valioso patrimonio construido hasta la promoción de la obra de arquitectos cubanos y los reclamos por el trabajo independiente de arquitectos e ingenieros.

Profesionales de otros ramos, como el profesor y sociólogo Carlos García Pleyán, han publicado en medios digitales artículos de gran valor para comprender los problemas actuales de La Habana y sus posibles soluciones.

Asentamiento informal en pleno crecimiento en los terrenos del otrotra Central Toledo, Marianao, en abril de 2021.

La escasa presencia de la arquitectura y el urbanismo en medios periodísticos no es exclusiva de Cuba. A nivel mundial, su mayor visibilidad es a través de revistas especializadas, impresas o en la web. Los periodistas instruidos en temas arquitectónicos, constructivos y de ciudad son igualmente escasos.

No obstante, en prestigiosos medios de prensa internacionales es común que se aluda a esos asuntos, no solo para informar acerca de eventos o inauguración de obras, sino además como forma de crítica especializada que cumple la función primordial de educar en dichas cuestiones, de enorme relevancia en la calidad de vida de los ciudadanos.

Las publicaciones seriadas

En el caso de Cuba existen insuficientes publicaciones seriadas referidas a arquitectura y urbanismo. La revista Arquitectura Cuba, inaugurada en 1917 como Arquitectura, órgano oficial del Colegio homónimo, publicaba con frecuencia trimestral e incluía reportes sobre nuevas obras, artículos de crítica e historia, entrevistas a arquitectos, entre otras secciones. Tras varios años sin salir durante el Período Especial, volvió a publicarse en 1997 pero dejó de imprimirse en el 2007, sin que una versión digital continuara (2).

La Facultad de Arquitectura de la Universidad Tecnológica de La Habana J. A. Echeverría edita desde 1980 la Revista Científica de Arquitectura y Urbanismo. Su acceso es en línea, pues dejó de imprimirse en el 2007. Por otro lado, Opus Habana, de la Oficina del Historiador de la Ciudad, y Obras, del MICONS publican algunos trabajos sobre obras de restauración y nuevas construcciones respectivamente.

Con la llegada de internet y las redes, el discurso arquitectónico ha tenido una mayor visibilidad, gracias fundamentalmente a blogs y medios independientes dedicados a temas culturales y de acontecer nacional (3). La revista Artcrónica, enfocada en temas de diseño y artes diversas, dedicó los dos últimos números del 2021 a la arquitectura y el urbanismo. La Joven Cuba, Cubahora, IPS Cuba, La Jiribilla, OnCubaNews y otros medios también han publicado aislados artículos sobre el acontecer arquitectónico y los reclamos y preocupaciones actuales de los arquitectos.

Enfoques, profesionalidad e independencia periodística

Además de la escasez de noticias y discusiones públicas, la forma de reportar acontecimientos relacionados con la arquitectura y el entorno urbano tienen frecuentemente un enfoque político-ideológico complaciente y de alcance limitado. Usualmente se notifica el avance de las construcciones como un hecho productivo, adoptando un estilo periodístico más similar a los reportes de cosechas de viandas y hortalizas, o del cumplimiento de una meta de confección de uniformes escolares, que a los de una obra creativa en un entorno complejo.

Restos del muro demolido de 1ra y 70, Miramar, a raíz de la presión popular y la opinión de expertos en las redes sociales. 4 de julio de 2020.

Cada obra finalizada es considerada un logro por las condiciones muchas veces paupérrimas en que se encontraban los beneficiarios. Por tanto, las noticias enfatizan el agradecimiento de estos hacia la Revolución y se hace caso omiso a los indicadores de calidad de las mismas, sean construidas de materiales poco duraderos y sostenibles, con evidentes errores constructivos o de muy baja calidad estético-ambiental.

Con algunas excepciones, se puede apreciar determinada falta de sensibilidad o preocupación en muchos medios de prensa y televisivos hacia las condiciones de vida y el estado de las ciudades cubanas, lo cual contradice su misión de informar al pueblo, alertar sobre dificultades, denunciar desviaciones y señalar responsables, como vías para el debate y futura resolución de problemas que afectan a la sociedad.

Es una prensa que, al estar controlada por un gobierno y partido único, y ser contraparte en la guerra mediática contra el sistema imperante en nuestro país —guerra que no se debe ignorar, pero con la que se debe convivir como hacen todos los gobiernos con la prensa y los partidos opositores—, no logra cumplir satisfactoriamente el objetivo de servir al pueblo.

En los casos en que ese partido y gobierno se equivocan, no es capaz de reaccionar y posicionarse junto a la ciudadanía, o al menos de representar la diversidad de criterios y posiciones existentes. Esto le resta credibilidad y le regala argumentos, espacios y lectores a la prensa alternativa, sea o no financiada con fondos del gobierno de los Estados Unidos. Es decir, es una prensa que al tratar de dibujar una realidad edulcorada, se torna débil y poco efectiva.

En países donde la preocupación por los más vulnerables es supuestamente menor, porque el objetivo de los grandes medios, controlados también en pocas manos, es incentivar el consumo y mantener el status quo de las grandes corporaciones y élites gobernantes; hay, por el contrario, cierta diversidad de medios y criterios que permiten sacar a la luz verdades incómodas para los poderes reales.

Ese fue el caso de algunas publicaciones cubanas de corte progresista, como Bohemia o Carteles, antes de 1959. Un ejemplo, relacionado con la expansión incontrolada de la pobreza en los barrios llamados indigentes, fue un artículo aparecido en 1949 en Carteles, que denunciaba la dura realidad en esos barrios al calificarlos como «vergüenza nacional» (4).

Hoy día, tuvieron que producirse manifestaciones y protestas desde los barrios de La Habana profunda y otras ciudades y pueblos a lo largo de toda Cuba, para que el gobierno tomara nota y se apresurara a reactivar programas de mejoramiento de la calidad de vida de miles de ciudadanos; planes que, a pesar de su existencia previa, estaban adormecidos y sin recursos.

Y la prensa oficial cubana, que estuvo décadas ignorando la situación ruinosa, vergonzosa y de pobreza de cientos de barrios, que en la actualidad se nombran «informales» o «vulnerables»; solo ha reaccionado tras el llamado del gobierno para adentrarse en sus calles y patios.

Al problema de llegar tarde y por órdenes superiores a la noticia, se suma el enfoque errado de algunos reportajes dedicados a los barrios vulnerables. Ellos priorizan documentar el paso de un dirigente de alto rango por sus calles y los intercambios con un grupo de vecinos —casualmente todos contentos, revolucionarios y agradecidos—, que a informar críticamente respecto a las condiciones existentes y el proceso renovador, que deberían ser el centro de la noticia.

Sobre todo porque suele ocurrir que las soluciones para aliviar tal realidad son improvisadas, poco duraderas y contraproducentes a largo plazo; más cercanas al populismo que a resolver conscientemente los problemas mediante estrategias bien coordinadas.

El retraso de varios años en la emisión del documental Canción de Barrio, de Alejandro Ramírez Anderson, alusivo a los conciertos de Silvio Rodríguez en barrios de la capital es, a la vez, un gran avance y prueba de control que todavía existe por parte del Departamento Ideológico del Partido Comunista de Cuba sobre los medios de difusión masiva.

🎬 https://youtu.be/2FczuWyxfMM

El anonimato de los arquitectos como creadores

A pesar de cierta mejoría, ha sido común durante décadas el anonimato de los arquitectos como creadores, en contraste con la preferencia a resaltar la labor de los constructores. Esto se refleja en la ausencia de placas de identificación de las obras con el nombre del arquitecto principal, en reportes de premios, de obras recién terminadas o con algo de historia.

Lo sufrí personalmente cuando en el año 2006 obtuve el Premio Nacional de Conservación y Restauración de Monumentos, como proyectista principal por la Restauración de la Droguería y Farmacia La Reunión, más conocida por Sarrá, sita en la esquina de Teniente Rey y Compostela, del centro histórico de La Habana. El premio se mencionó en el noticiero, pero solo apareció la institución galardonada y no los nombres del proyectista principal, inversor y constructor.

Droguería Sarrá o La Reunión.

Si bien es cierto que un proyecto arquitectónico y su realización es un logro de muchas partes y actores que pertenecen a instituciones —en este caso, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana—, no reconocer el esfuerzo y labor creativa de los arquitectos y actores principales desalienta y reduce el componente moral del galardón. Resultaría inconcebible que cuando fueran reportados los ganadores del festival de Cine Latinoamericano, al referirse el premio a la mejor película o director no se mencionara al productor o director de la misma para adjudicarle el premio al ICAIC.

Venerar y aprender para crecer

La pérdida de reconocimiento hacia los autores de obras arquitectónicas y urbanas data de décadas atrás, en paralelo con la supresión de la arquitectura como una de las artes en nuestros medios y como parte del nuevo espíritu no elitista y de colectividad dentro de la Revolución.

La no terminación de las Escuelas Nacionales de Arte a mediados de la década de los 60s, posiblemente marcó ese antes y después de la arquitectura cubana. Quizás también indicó el cambio en muchas esferas de la naciente Revolución, que iría perdiendo su espíritu libertario, innovador, esperanzador y movilizador de mentes creativas; para pasar gradualmente a la centralización, el estatismo, el burocratismo multiplicado, la censura y la desconfianza hacia la individualidad y diversidad.

Como todo proceso revolucionario, fue un período de renovación y creación, pero también de destrucción de viejas formas de hacer. Y, en ese proceso de sustitución, con el propósito de beneficiar a las mayorías, lamentablemente se desmantelaron mecanismos y formas de producir que eran parte importante de la cultura misma de la nación. Entre ellas estaban el engranaje y saberes cultivados durante décadas para hacer la ciudad, diseñar espacios y construir edificios con calidad.

Promover la crítica arquitectónica y el periodismo en temas urbanos ayudaría, por un lado, a evitar el facilismo nostálgico de «todo tiempo pasado fue mejor» como si de una postal, que enaltece por una parte y borra por otra, se tratara.

Fomentar una mayor regularidad de análisis y debates públicos acerca de estos temas, que conciernen y afectan a todos, evitaría por otro lado, que la frase «todo tiempo futuro tiene que ser mejor» se convierta en falso optimismo para barrios bellos o vulnerables, en ciudades hermosas pero altamente amenazadas por la inacción o agresión de entidades y ciudadanos, privados, por mucho tiempo, de una cultura urbana y arquitectónica. Parafraseando a Eusebio Leal, debemos venerar —y aprender— para crecer y fomentar la belleza, que es tan importante para la vida como el pan.

***

1. El 13 de marzo de 1957 ocurrió el asesinato del presidente de la Federación Estudiantil Universitaria y miembro del Directorio Revolucionario José Antonio Echeverría, que estudiaba arquitectura en la Universidad de La Habana, después del asalto al Palacio Presidencial y la toma de Radio Reloj. La coincidencia de fechas ha hecho que se confunda el motivo de la celebración del Día del Arquitecto.

2. Eduardo L. Rodríguez: «Arquitectura: Modo de Empleo». Artcronica, no.18, 2021, p.10.

3. La periodista Maya Quiroga ha publicado trabajos, entrevistas y reportajes sobre la labor de los arquitectos cubanos, sus reclamos para el trabajo independiente y sobre los valores y problemas de la ciudad. Entre ellos, una entrevista a la Prof. Arq. Gina Rey y el artículo «Apuesta por el futuro: comunidades resilientes y sostenibles», ambos en Cubahora, agosto y noviembre de 2021 respectivamente.

4. Lolo Acosta: «La vergüenza de los barrios de indigentes», Carteles, 1949; Año 30, 20 de febrero (8): 22- 23. Citado en: María V. Zardoya: «Entre crónicas y críticas. Los barrios de indigentes de La Habana vistos por la prensa. 1930-1959», Arquitectura y Urbanismo (enero-abril 2020) 41(1) p.15.


Report Page