Cabrera el bruto

Cabrera el bruto, que no llegó a ser Cabrera Infante

De un tiempo a esta parte venimos siguiendo los trabajos del periodista Carlos Cabrera, en la revista Cibercuba, acerca de supuestas filtraciones, traiciones y deserciones de las filas del Ministerio del Interior (MININT). Más allá de que siempre existieron y existirán traidores, este organismo cuenta con altas tasas de fidelidad y de convicción revolucionarias, demostradas a lo largo de su historia de lucha contra el Imperio y sus lacayos. Nada de eso puede ser desmontado por el enemigo y mucho menos por Cabrera.

Todos recordamos bien las visitas de las "académicas" españolas (Laura Tedesco y Rut Diamint), quienes, encomendadas por el actual jefe de la CIA, William Burns, llegaron en 2018, en labores de sondeo y reclutamiento de oficiales de las FAR y el MININT, para involucrarlos en la revolución de color que se gestaba. El principal operador del Instituto Carnegie, William Burns, junto a sus dos emisarias y el think tank Richard Youngs, salió trasquilado, cuando el Ministerio del Interior, que tanto enfurece a Cabrera, puso al agente Fernando y llegó a las entrañas del macabro plan anticubano.

Meses más tarde, cuando nada quedaba por saber ni averiguar, el protagonista nos entregó un revelador y pormenorizado relato. Así, resultó develado como uno de los tantos héroes anónimos, surgidos de las bases más humildes, de las que se nutren nuestras instituciones de defensa: el pueblo. Este simple hecho pudiera clasificar entre los muchos sonados papelazos de la CIA en su absurda guerra contra la Revolución de Fidel.

Como no lograron su objetivo de movilizar oficiales y soldados en pos de sus intereses, salvo aquellos que el MININT les puso delante de carnada, ahora andan furiosos calumniando la institución. Nada, que el MININT los cogió pa´ punto.

Las andanzas de Cabrera el bruto

Pero, cabe preguntarnos, ¿quién es este personaje del que hablamos? Se trata de un ex periodista de Granma y Prensa Latina, que usó lazos familiares y el prestigio de sus progenitores para escalar en el sistema de medios cubanos. Aunque lo logró parcialmente, siempre fue visto como un advenedizo y un extremista. Su complejo en torno a no verse del todo reconocido, su poco talento como periodista e incluso rumores de plagio y fraude, condujeron a que Cabrera no tuviera muchos amigos, ni gente que lo admirara. Al contrario, en varios estamentos era visto como un informante de poca monta, pero peligroso y oportunista. Cuando tuvo el mínimo resquicio, traicionó y desertó de una misión; llegó a Panamá y de ahí a Europa. De inmediato, trasmutaron sus ideas políticas y se transformó en un furioso opositor. Usó su pasado en los medios cubanos para vender la imagen de que poseía un pedigrí como periodista de talento, que conoce por dentro el sistema de la prensa revolucionaria. Con esa carta debajo de la manga, pensaba estar a la altura de un Cabrera Infante o un Carlos Franqui; pero Cabrera el bruto no pudo y terminó haciendo carrera por el PP, del que llegó a ser dirigente, en un pueblucho español. Allí, fraudes económicos y escándalos en la prensa hicieron que saliera como bola por tronera hacia el desempleo y la deshonra. Es en ese momento que entra en la botella machadista llamada Cibercuba.

¿Qué pinta Cibercuba?

Cibercuba ha hecho publicidad engañosa desde el inicio. Surgió como un repositorio de información variada sobre Cuba, con lo cual ganó un cierto público. A partir de ahí, usó la viralización como herramienta para monetizar las interacciones en Facebook. Por eso, pasó a los temas políticos. Su actividad está vinculada al ascenso de la era del odio en las redes sociales, posterior al obamismo. Más allá de la mediocridad de su editora jefa (también una extremista en Cuba, sin obra, pero con fama de traicionera), Cibercuba ha nucleado un grupo de autores que se caracteriza por haber estado vinculado al sistema de la prensa o de la cultura en Cuba, con el fin de explotar cierta leyenda negra de cada uno. En esa fauna, cabe destacar que la columnista de mayor renombre y activismo del sitio es una connotada bailadora de tubo en los centros de Madrid.

Sin ideas ni firmas de peso, Cibercuba lo que ha hecho es buscar la interacción y la monetización. Carlos Cabrera, con un estilo enmarañado, lleno de lugares comunes, mala ortografía y peor redacción es considerado por dicho medio como un decano. Siro Cuartel le da el tratamiento de maestro.

Cabe destacar que Cuartel también firmaba trabajos en Cibercuba bajo el seudónimo de Federico Beltrán, allá por la era de Obama, cuando buscaba un espacio en la prensa mal llamada alternativa y estaba aún por incursionar en la peor faceta de El Lumpen. Cabrera se ha dedicado al acoso a las instituciones del Estado, para cuyo fin hace uso de dudosas fuentes internas y de informaciones totalmente imprecisas y carentes de seriedad. Este proceder es también propio de Siro. Dentro de dicho perfil, ha querido que obviemos su pasado de extremista con fama de informante, el uso del prestigio de su familia para escalar en Cuba y el cambio repentino de ideas en cuanto desertó. Buscando siempre el éxito y el dinero fácil, Cabrera se afila los dientes, quizá pensando que tendrá una parte del pastel si la Revolución se viene abajo.

Cibercuba ha publicado titulares falsos, información sin verificar, fuentes inexistentes y opiniones sin sustento. Quien sea un consumidor habitual de contenido en las redes sociales, sabe que este medio es el peor y menos creíble de todos. Por ello, Cabrera no ha tenido el impacto que desea como líder en la contra.

¿Por qué denigran al MININT?

Esta idea de denigrar al MININT viene de la mano con el guion de la revolución de colores, que en tiempos de Yunior y desde mucho antes ha querido reclutar oficiales y soldados de estas instancias. La idea consiste en llevar adelante el mismo juego que en Europa del Este. A este plan ya nos enfrentamos 2021 y no nos dice nada nuevo.

En realidad, no nos preocupa Cabrera, a quien conocemos, sino la eminencia gris que está detrás de estas líneas de mensaje dirigidas a instancias de la defensa de la Patria y sus miembros. Tenemos plena confianza en nuestras fuerzas armadas, sabemos que allí está la certeza de este proceso social. Pero estamos atentos al guion de revolución de colores, que se intenta llevar a cabo en condiciones de asfixia por el bloqueo y de resurgimiento de la tercera vía, abierta o solapada, desde dentro. Estaremos ampliando.

Cabrera el bruto, que no llegó a ser Cabrera Infante, es insignificante. Cibercuba es el castigo que se merece.

Seguimos.

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